Es común que al cine de terror lo veamos como un tipo de entretenimiento meramente reactivo, un cine de escapismo diseñado solo para provocar más reacciones físicas que intelectuales. Una mirada más seria y menos prejuiciosa al género ayuda a darse cuenta que este tipo de películas pueden generar comentarios profundos sobre los temores y los anhelos de una sociedad.  

Este es el caso de la cinta brasileña Morto Não Fala (o Morgue maldita), la cual presenta un comentario interesante sobre la violencia urbana y los diálogos sociales temáticos, al proponer un terror que se aleja de los problemas típicamente periféricos, externos pues, que responden a los clichés del género.  

El culpable de todo esto es Dennison Ramalho quien debuta en el mundo del largometraje con este film. Con anterioridad participó en el filme omnibús ABCs of Death 2, específicamente en el segmento J is for Jesus, aparte de haber realizado algunos cortometrajes, de terror, naturalmente. 

Stênio (Daniel de Oliveira) es un empleado de la morgue que puede, por algún motivo, hablar con los cadáveres. Algunos no saben dónde están, otros piden venganza, otros revelan detalles sobre su muerte, pero estos secretos que el personaje escucha de los muertos lo llevan a romper una regla no escrita y usar confidencias para diseñar la muerte de Jaime (Marco Ricca), el amante de su esposa, Odete (Fabíula Nascimento). Tal acto desata una espiral de pánico en la familia de Stênio y hace que él, sus dos hijos pequeños y la inocente Lara (Bianca Comparato), hija de Jaime, sean objeto de furia sobrenatural. Y, establecida la regla, para que la película vance esta debe violarse: usa datos obtenidos de un delincuente para una pequeña revancha personal, cuyas consecuencias ponen en riesgo todo su universo. 

Al leer la sinopsis del filme brasileño, nos viene fácilmente a la cabeza la popular cinta El sexto sentido; sin embargo, estos no se le aparecen en calidad de fantasmas o como presencias aterradoras, sino que en la mayoría de ocasiones, los fallecidos ni siquiera saben dónde se encuentran y se sorprenden de su propia muerte. 

Los méritos estéticos de este proyecto son sorprendentes. Sumergiéndose profundamente en la claridad del horror gore, la película invierte mucho en las escenas más gráficas al representar la rutina de una autopsia, a la que ayuda la ambientación en un barrio humilde y cargado de delincuencia en el Brasil profundo. Aunque sabemos que Stênio ha obrado mal, una vez que las tornas se vuelven en su contra no podemos más que ser partícipes de su miedo, sobre todo cuando la maldición empieza a afectar a sus propios hijos. 

Miembros cortados, galones de sangre falsa, vísceras expuestas, estados de podredumbre... Todo es parte del léxico visual de la película. Los momentos en que los cadáveres hablan están llenos de extrañeza, causando una incomodidad debido a la fusión de efectos especiales y digitales, pero esa incomodidad está en sintonía con las emociones que las escenas pretenden provocar en el largometraje.  

Algo importante, a destacar, y probablemente la principal fortaleza de la película, es que nunca pretende dar explicaciones sobre por qué Stênio puede hablar con los muertos o, mejor dicho, por qué ellos pueden responder. No hay flashbacks a rituales satánicos, ni abuelas explicándole el don, ni a experimentos fallidos. En una época donde el cine se empeña en explicar y justificarlo todo hasta el cansancio, que no se insista sobre los motivos de “poder” de Stênio cobra un valor adicional. Esta misma omisión es lo que permite que la acción se focalice solo para adelante, en el problema ocasionado y en cómo resolverlo. 

Morto Não Fala (o Morgue maldita) es una gran propuesta, y atrapante en sus casi dos horas de duración. La cinta llega a las salas de cine el próximo 23 de agosto. 

Si eres de los que les apasiona el terror, ¡te dejamos el tráiler en EXCLUSIVA de #LaMorgueMaldita! Intenta no gritar y prepárate para su estreno próximamente. pic.twitter.com/WO9WjuUnlC

— Cinépolis (@Cinepolis) July 30, 2019