Mitos nutricionales que no debes creer

Vida y estilo Calendario 20 abr 2023 Nora Morales

Cuando hablamos de nutrición, aunque existen muchos expertos que se dedican a ello, a veces los mitos y creencias populares tienen más peso en nuestras decisiones alimentarias. 

Y aunque en principio no está mal, cabe recalcar que si tienes dudas acerca de tu alimentación, es importante acudir a un médico ya que las necesidades no sólo cambia de individuo a individuo, sino que es una profesión que sigue cambiando y a cada momento las investigaciones se actualizan.

En este sentido, hablemos de algunos mitos nutricionales que los expertos desean que el público en general erradique.

 

“Los vegetarianos no obtienen proteínas”

Según el mito a las plantas les hace falta por completo algunos aminoácidos, cuando la realidad es que los alimentos vegetales contienen los 20 aminoácidos, y sí, incluídos los nueve esenciales.

La diferencia es que la proporción de estos aminoácidos no es tan ideal como la proporción de aminoácidos en los alimentos de origen animal. Entonces, para obtener una combinación adecuada, simplemente se necesita comer una variedad de alimentos de origen vegetal durante todo el día. Y vaya si esto resulta más fácil de lo que muchas personas creen.

 

“Es más saludable la leche vegetal que la animal"

En el otro extremo de los mitos nos encontramos que muchas personas creen que las leches de avena, arroz, almendras, entre otras, son más nutritivas que la de vaca. 

Y la principal diferencia radica en la proteína, la leche de vaca tiene alrededor de ocho gramos de proteína por taza, mientras que la leche de almendras generalmente tiene alrededor de uno o dos gramos por taza. Mientras que la leche de avena generalmente tiene alrededor de dos o tres gramos por taza.

Además, muchas de las leches vegetales compradas suelen tener muchos más ingredientes agregados, como sodio o azúcar, por lo que si deseas cambiar tu dieta a una vegetal, es importante que encuentres una opción que sea lo más natural posible.

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“Entre más comas, más aumentas de peso”

Es cierto que si consumes más calorías de las que quemas, probablemente subirás de peso; y si quemas más calorías de las que consumes, probablemente bajes de peso, a corto plazo.

Pero los expertos dicen que comer más no necesariamente provoca aumento de peso sostenido que resulte en sobrepeso u obesidad. La realidad es que son los tipos de alimentos que comemos los que impulsan el sobrepeso a largo plazo.

Y sí, los alimentos ultraprocesados, como las azúcares refinadas, cereales, galletas saladas, barras energéticas, productos horneados, refrescos y dulces, pueden ser particularmente dañinos para el aumento de peso, ya que se digieren rápidamente e inundan el torrente sanguíneo con glucosa, fructosa y aminoácidos, que son convertida en grasa por el hígado.

Por lo que para mantener un peso saludable no es imperante contar calorías, sino priorizar una alimentación saludable en general.

 

“Las grasas son malas”

Este mito proviene del siglo pasado, cuando un estudio encontró correlación entre las dietas ricas en grasas con los niveles altos de colesterol. Y esta idea continuó en los ochentas, cuando los expertos informaron que una dieta baja en grasas, sin especificar de qué tipo se trataba en el bombardeo mediático, beneficiaría a todos y disminuirían las enfermedades cardiacas.

Debido a este mito generalizado, llevaron a muchos fabricantes a reemplazar las calorías de las grasas (y su sabor en muchos ejemplo) con harina blanca y azúcar añadida. Y algo que empezó como una ayuda a la salud de la población, terminó con países como Estados Unidos con tasas de sobrepeso y obesidad en aumento.

La realidad es que no todas las grasas son malas, aunque claro que las grasas saturadas y trans pueden aumentar el riesgo de afecciones como enfermedades cardiacas o derrames cerebrales, las grasas saludables, como las grasas monoinsaturadas (que se encuentran en los aceites de oliva y otras plantas, los aguacates y ciertas nueces y semillas) y las grasas poliinsaturadas (que se encuentran en los aceites de girasol y otras plantas, nueces, pescado y semillas de lino), en realidad ayudan a reducir el riesgo.

Y sí, las grasas son buenas y necesarias para suministrar energía, producir hormonas importantes, apoyar la función celular y ayudar en la absorción de algunos nutrientes. Por lo que más que buscar productos sin grasa, procura una alimentación con grasas que realmente sean saludables.

 

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FOTO: Anna Pelzer en Unsplash

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