26 feb 2022
Parece que cuando el director tailandés Apichatpong Weerasethakul decidió hacer una cinta fuera de su país natal, no podía ser otra más que la selva de Colombia. Cuna de uno de los realismos mágicos más conocidos en el mundo. Un lugar lleno de magia donde Memoria, una inesperada historia de ciencia ficción, se lleva a cabo.
Con una recurrente cara en el mundo indie (y no tanto), Tilda Swinton, nos regala un estudio sobre el sonido, uno de los sentidos más usados pero no tan explorado.
El director desde el inicio establece el tono de la película de casi dos horas y media: un fuerte golpe, parecido al sonido de una bola de hormigón con un eco metálico que emana del núcleo de la tierra, hace que Jessica, el personaje principal, se despierte a una hora intempestiva en un estado de inquietud aparente.
Seguido de coches cercanos prendiendo sus alarmas, y luego deteniéndose sin la intervención de nadie. Una manera explícita de indicarnos que el sonido que atormenta a Jessica es real y tiene repercusiones en la vida cotidiana, aún si nadie más es consciente de él.
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Con una Swinton hablando principalmente en español, se embarca en una búsqueda para encontrar el porqué de “su sonido”. La mujer es una botánica británica, que actualmente estudia el efecto de los hongos en las orquídeas, y que ha venido a visitar a su hermana (Agnes Brekke), que vive en Bogotá y padece una enfermedad no especificada.
Aún en la primera hora donde seguimos tan confundidos como Jessica, vemos como el sonido también afecta a transeúntes anónimos e incluso a los automóviles. No obstante, a medida que avanza la extraña condición auditiva de Jessica, tendrá que cambiar sus prioridades y descubrir qué hay dentro de ella.
No es una película fácil simplemente porque es una mirada introspectiva, silenciosa y lenta que por momentos podría parecer que no va a ninguna parte. Según la crítica especializada “es una respuesta magistral y fascinante a la prisa de los tiempos modernos y la amnesia colectiva que crea. Cualquiera que se sienta frustrado por su paciencia sólo sirve para probar el punto.”
Memoria va caminando lento, en un contexto donde incluso un médico, Juan, el esposo de su hermana, cree que la enfermedad repentina de esta es producto de interesarse en una tribu que no desea ser encontrada. Mientras que su hermana asume que es una maldición de un perro atropellado que sin querer dejó en el veterinario.
Como suele ser costumbre para el cineasta, explora la situación política de Colombia en silencio y tan sutil que se puede perder en la historia principal, pero que gracias a su intrincado diseño sonoro y el giro de ciencia ficción, podemos vislumbrar al país sudamericano que se ha modernizado, mientras que sus pueblos indígenas continúan ocultos entre la selva.
Tanto la historia como el diseño de sonido que desaparece a momentos, indica la alienación en la que vive Jessica, la actuación casi siempre confundida y asombrada de Swinton nos regala la confirmación. Estamos en una historia sobre no pertenecer, sobre encontrar raíces donde aparentemente no existen, un malestar profundamente arraigado a los países colonizados.
Con personajes que desaparecen, otros tantos que se llaman exactamente igual, y una divertida interacción en español con una doctora que asegura que Dalí no consumía ningún tipo de droga, la nueva cinta de Apichatpong termina como empieza, con silencio y contemplación.
Pero dejando en claro que no le interesa explicar más que la interacción final con el pueblerino que cree que las experiencias son dañinas, lo demás está a interpretación de cada quien. Al final, es una cinta que según los expertos, es casi una meditación, por lo que sólo queda sentarse y escuchar, literalmente, lo que Apichatpong tiene para decirnos.
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Memoria, de Apichatpong Weerasethakul se estrena en cines mexicanos el 24 de febrero.
Sinopsis
A Jessica (Tilda Swinton), botánica británica establecida en Colombia, la despierta una noche un sonido como de otro mundo. La protagonista emprende un viaje hasta el corazón de la selva en busca del origen de este ruido que solo ella parece oír.
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