Mejores 5 álbumes rock del 2019

Vida y estilo Calendario 13 dic 2019 Paulina Martínez

 

La reconciliación del ruido del mundo con el silencio ha sido la eterna búsqueda de la música y la poesía en general, una ambivalencia entre la quietud y la sombra de una ola dibujada en el armónico de una escala sonora. Este viaje hacia la emulación de un grito, un llanto, una carcajada o cualquier emoción humana en la abstracción de un lenguaje conjugado con ritmos, sonidos, melodías y, a veces letras, ha sido el punto de encuentro en el que millones de seres humanos conectamos para sopesar la existencia. 

A nada de que el año termine, el recuento de lo que ha pasado y lo que nos ha acompañado durante estos doce meses, nos reconforta para voltear atrás y decidir en qué canción o álbum colocaremos al 2019. El soundtrack de un año caótico, ligero y contradictorio, como todos. A la mitad de conflictos sociales, internos y externos, al borde de un colapso climático y demás tempestades, podría parecer que los matices oscuros y los arranques coléricos han protagonizado este año que está poder despedirse, pero si lo pensamos bien hubo eventos dignos de ser recordados con los colores y la calidez que lo merecen. La música, definitivamente, siempre será la protagonista en cada uno de estos recuentos. Cuando nos queremos ubicar en una época, recuerdo o momento, casi siempre viene una canción a nuestra mente. Por eso, a criterio de mi subjetividad, realicé una lista con los mejores álbumes que salieron en 2019, para recordar este año con un soundtrack de, espero para sus oídos, alta calidad. Según mi criterio meramente subjetivo, la lista está ordenada de abajo hacia arriba. 

 

5) At the party with my brown friends, Black Belt Eagle Scout  

 

La voz de la diferencia y la resiliencia, así podría simplificarse el concepto discursivo que hay detrás de esta emergente cantante, Katherine Paul, conocida como Black Belt Eagle Scout. Nativa norteamericana, queer, pero antes que todo compositora, Katherine lanzó su segundo álbum At the party with my brown friends, en el que desde el nombre determina una postura clara en cuanto a su postura sociopolítica. 

Más allá de la visión de la artista, destaco este material discográfico como uno de los mejores del año por su valor estético y musical. Su voz representa una visión que la música no había enfocado, para ella lo más importante radica en esta visibilización, antes que en la música misma, sin dejarla de un lado, pues las atmósferas creadas en sus composiciones son un estilo indie, folk con espacios en los que los efectos sonoros divagan entre sí para sintetizar el sonido en un cubo de posibilidades sónicas.  

 

 

“Do you ever notice what surrounds you? When it’s bright, wrapped up for you/ Do you ever notice what’s around you? When it’s all there, in the wake of you”, (¿Alguna vez notaste lo que te rodea? Cuando es brillante, envuelto para ti. ¿Alguna vez notaste lo que te rodea? Cuando todo está ahí, a tu paso), canta Paul, y deja ver una sutil pero concreta crítica hacia la invisibilización y exclusión que viven estas comunidades nativas. 

Originaria del norte de Estados Unidos, en Washington en la Reserva India de Swinomish, justo en la orilla de una sociedad que arroja todo lo diferente a un lado, para no verlo, el sonido de Paul resiste a la marginalización y destaca por su talento y postura sociopolítica. 

"Lo único que realmente quiero que la gente sepa de mí es que quiero que haya más espacio para los artistas indígenas y voy a trabajar muy duro para tratar de tener eso", dijo en entrevista para Pitchfork

 

 

4) I Am Easy To Find, The National

 

A inicios del 2019 tuvimos una ola de nostalgia con The National, y es que en realidad todo el año estuvo lloviendo esa brisa de su inconfundible sonido de un cielo estacionado, casi siempre, en una saudade. I Am Easy To Find fue el material con el que la banda norteamericana no dejó de dar sorpresas, pues además de su particular sello musical, esta vez incluyó coros de voces que dieron un giro a su música, uno completamente compatible con su trabajo de siempre, pero distinto. 

Entre sintetizadores y olas de movimientos vocales, la banda liderada por Matt Berninger consolidó 16 temas en los que el espacio de introspección, la búsqueda del yo, persiste en cada una de las pistas del álbum. A través de la singular guitarra de Aaron Dessner y los nuevos sonidos implementados, como las voces femeninas que se incluyen en algunas canciones, The National llega con una propuesta en la que narra la búsqueda del ser a través de sus experiencias y sus relaciones.

Además, lanzaron un cortometraje musicalizado con distintos temas del disco, en el que Matt, Aaron, Bryce y Scott deciden recorrer un estado contemplativo en el que el tiempo se ve reflejado en uno mismo, tanto física como emocionalmente. Fue dirigido por Mike Mills (Beginners). Con una duración de 26 minutos, y protagonizado por la reconocida actriz sueca Alicia Vikander, contemplamos una historia que muestra el ciclo de la vida, el ciclo natural de las cosas y los diversos incidentes que se atraviesan en la vida de cada ser humano.

 

 

El disco puede sintetizarse en el tema “Not In Kansas”, pero definitivamente vale la pena el clavado entre la calma y la nostalgia que supone The National para explorar en todos sus ángulos la música de esta banda: 

“Time has come now to stop being human/ Time to find a new creature to be” (“Ha llegado el momento de dejar de ser humano. Es hora de encontrar una nueva criatura para ser”), canta Matt Berninger, en este intento de voltear la mirada hacia uno mismo y regresar al origen, “Be a fish or a weed or a sparrow /For the Earth has grown tired and all of your time has expire” ( “sé un pez o una mala hierba o un gorrión, porque la Tierra se ha cansado y todo tu tiempo ha expirado”). 

 

 

3) Hyperspace, Beck

 

Desde su excentricidad, Beck regresó después de una considerable pausa en su música, pero su nuevo álbum Hyperspace reveló una ola gigante de trabajo, una que ha azotado a la industria bajo la genialidad del músico estadounidense. Una pregunta que podríamos hacernos ante este cambio y novedad del compositor estadounidense es, ¿Hyperspace está determinando el final de una era o el inicio de otra? La línea sigue confusa, si bien aprovechó la fiebre de los sintetizadores para consolidar una nueva faceta en su carrera, el tiempo ya dirá si se trataba de un visionario o un melancólico nostálgico empeñado a cerrar la década con lo que sobresalió en ella, en cuanto al mundo de la música. 

Este álbum da la sensación de tratarse de un homenaje a una época que se ha dibujado por los viajes espaciales, como hemos visto en la visión de grandes literatos, soñadores y hasta en empresarios como Elon Musk, si no es un mismo síntoma de la melancolía millennial sobre la década de los ochenta. Beck se reconecta con su voz en el hiperespacio, en una marea de caos que parece nunca resolverse, regresa con un sonido conciliador en la calma y la esperanza. 

 

 

Una nueva etapa que retrata las inquietudes personales del músico, desde sus relaciones interpersonales como el paralelismo entre una vida cotidiana y el ruido ensordecedor del mundo que nunca se detiene. 

“Friends I've known, come and gone/ Like a soldier with no song/ Still, I try to get back home/ In the everlasting nothing” (“Amigos que he conocido, vinieron y se fueron/ Como un soldado sin canción/ Aún así, trato de volver a casa/ En la eterna nada”) repite Beck en “Everlasting Nothing”, y caemos con el peso de una vida humana entre la multitud, para declarar definitivamente a Hyperspace como uno de los mejores álbumes lanzados en este cierre de década. 

 

 

2) Jamie, Brittany Howard

 

La vocalista del entrañable grupo Alabama Shakes, Brittany Howard, lanzó su primer álbum como solista y nos desgarró las vestiduras con un ritmo influenciado por el blues, el jazz, funk y demás mezcla entre la diversidad de escalas y claves musicales. Se trató de Jamie, álbum que merece ser destacado como uno de los mejores del año y no sólo porque se trate de Howard, quien se ha convertido en una de las mujeres favoritas en el mundo de la industria, sino porque sobresale por la pulcritud de su edición, grabación y todo el sudor que hubo detrás de Jamie.

El título del álbum está inspirado en la hermana de Howard, quien la impulsó al camino de la música y falleció a la edad de 13 años. Con su inconfundible voz y talento para la composición, Brittany Howard explora una faceta diferente a lo que sucede con Alabama Shakes. Atreverse a cruzar la frontera de lo que se está acostumbrado a hacer para emprender un camino propio es lo que ha significado Jamie.

Sería injusto decir que el sonido de Jamie es una extensión de la querida banda Alabama Shakes, ya que Howard realmente exploró una faceta distinta, quizá con la misma esencia, pues su voz es prácticamente el sello de Alabama, pero con múltiples dimensiones sonoras que nos transportan a un proyecto musical completamente independiente.   

 

 

Howard decide hablar por sí misma y se autodescubre en su propia historia, a través de la música, y le agrega un oído más maduro en cuanto a su trabajo como compositora y la indagación personal que excavó para lograr tan consolidado y auténtico sonido. 

 

 

1) ANIMA, Thom Yorke

 

El broche de oro va para Thom Yorke, el compositor británico que se destaca por la somnolienta atmósfera en la que ha navegado su sonido y la forma de expresarlo. En definitiva, ANIMA ha sido de los mejores álbumes no sólo del año, sino de la década misma. La genialidad de Yorke no reside en un resultado meramente comercial, sino en el ambivalente ritmo que lo acosa en todas sus aristas. 

ANIMA ha representado una faceta, si no nueva, sí una que en la madurez de Yorke se refleja totalmente. Además, este año no cesó en su trabajo creativo, pues además de haberse encargado de lanzar este material, también se hizo cargo de la musicalización de Motherless Brooklyn con el tema principal de la cinta. 

 

 

Con nueve temas, ANIMA retrata una distopía del campo onírico y el deseo de despertar entre la neblina de una confusa realidad. “I woke up with a feeling I just could not take”. Además, lanzó un cortometraje en el que dibuja un espacio de ensueño en el que dos amantes se reconocen entre la multitud de un mundo insípido y danzan contra corriente para encontrarse. La coreografía estuvo bajo la dirección de Damien Gilet, quien también se encargó de diseñar los bailes en la película Suspiria (Luca Guadagnino), misma que Yorke musicalizó. 

 

 

Sin duda fue un año en el que nuevos talentos salieron, voces familiares buscaron su propia salida y grandes genios regresaron a la escena con una ola que nos revolcaría con tanta energía. Habrá qué ver lo que nos espera para este 2020, mientras tanto disfrutemos de estos cinco álbumes que definieron el 2019.

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