De unos años para acá, comenzaron a dejar de ser un tabú los tatuajes, y si no se ha anulado por completo, es un hecho que es más común ver a la gente tatuada que antes. Cuando hace unos lustros pensábamos en que los músicos del rock eran los rebeldes que añadían tatuajes a su estilo, ahora vemos que esto ha trascendido hasta los más poperos como Justin Bieber y los grandes exponentes del reggaetón.
Es decir, ahora más que nunca, se ha normalizado el uso de tatuajes y ha dejado de ser un estigma para las distintas áreas de nuestras vidas cotidianas. Cuando antes se trataba de algo transgresor, hoy en día ya el mundo no se escandaliza por verlos, o al menos la mayoría.
Puedo asegurarte que, si eres de los que aún no se ha tatuado, habrás pensado por lo menos una vez en tu vida en cómo se te vería un tatuaje. Y es que la tendencia ha sido tal, que en realidad ya podemos asumirlo como parte de la industria de la moda. Si lo pensamos detenidamente, es claro que antes era impensable tatuarte de por vida la piel, sobre todo por el miedo a lo que podría suceder en el campo laboral, al igual que en el campo de la moda, si elegías tatuarte tus oportunidades se limitaban demasiado, ahora hasta pareciera un requisito para entrar en ciertos campos profesionales.
Origen y evolución del tatuaje en el mundo moderno
Sin embargo, pensemos en cómo y cuándo pasó de ser un tabú que sólo los rebeldes portaban, a ser un fenómeno a nivel mundial. Para empezar, ya sabemos que los tatuajes no son una cosa del mundo moderno, pues nacieron en el Antiguo Egipto, como una forma de medicina artística.
Fue hasta los siglos XVIII y XIX que esto se descubrió, por el investigador James Cook. Después, a finales del siglo XIX encontramos artículos en los que se mencionan, uno muy famoso es el Queer Stories of a Queer Craze, que habla de cómo la aristocracia inglesa se inspiró en los viajes de Cook y cómo los habitantes de las islas de Polinesia se decoraban con tatau, que es la palabra tahitiana para explicar los dibujos sobre la piel.
Las pioneras en la historia del tatuaje contemporáneo
Sin embargo, no fue hasta el siglo pasado que esta tendencia comenzó a extenderse, sobre todo en las clases trabajadoras. Por ejemplo, existen archivos que demuestran que Olive Oatman (1837-1903), fue la primera mujer tatuada en el mundo moderno en Estados Unidos. Se trata de una historia bastante interesante, pues fue capturada por los indios Yavapai y vendida a la tribu Mojave, quienes le tatuaron la mandíbula para marcarla como esclava.
Mientras que por el otro lado, también tenemos el caso de Maud Wagner, la primera tatuadora de Estados Unidos. Se trata de una mujer que comenzó a tatuar a principios del siglo pasado, en 1907 aproximadamente, junto con su pareja y su hija. Ambas historias están bastante bien contadas en el libro Bodies of subversion: a secret history of women and tattoo, de Margot Mifflin.
Ya después, en los 70 y 80, la música comenzó a rebelarse entre los exponentes del punk, el rock y demás géneros subversivos del momentos, con estos dibujos en tinta sobre el cuerpo de cada integrante. Claramente, en la historia en general esto es mucho más amplio, pero para enfocarlo en el campo de la moda, lo simplificamos de esta manera en la que el tatuaje comenzó a involucrarse en la escena cotidiana de nuestras vidas.
Las pasarelas y la tinta en la piel
En un inicio, como ya hemos comentado, los tatuajes y el mundo de la moda eran enemigos declarados a muerte. Se trataba de una estética mal vista, que no ayudaba a los diseñadores a consolidarse con el estilo. Sin embargo, a finales de los 80 comenzaron a haber quienes se atrevieron a explorar la tinta como parte del estilo extravagante, por el que tanto se esmera la industria de la moda.
Uno de los primeros en atreverse fue Martin Margiela, el diseñador de moda belga, quien comenzó a utilizar la estética de los tatuajes de ese momento como inspiración para sus diseños de verano de 1989.
Igualmente, después el diseñador Jean Paul Gaultier decidió dibujar un esqueleto sobre la modelo Stella Tennant para un desfile de primavera en 1994, lo cual estaba completamente inspirado y aludía a la tendencia del mundo del tatuaje. Fue su manera de incursionar al tatuaje en las pasarelas.
Ya más hacia nuestro tiempo, la maison Chanel se atrevió a utilizar tatuajes temporales (o stickers) con motivos como perlas o collares, para su colección de primavera de 2009.
Mientras que dos años después, en 2011 el diseñador Marc Jacobs, obtuvo la ayuda del famoso tatuador Scott Campbell para que decorara sus diseños como a sus modelos.
Este breve recuento, nos hace descubrir que desde hace unos años para acá el tatuaje se ha convertido un mero accesorio de estilo y hasta de status. Si pensamos en que los diseñadores se han basado en la estética para sus diseños y sus propios modelos, ahora también vemos a modelos como Stephen James, quien está completamente tatuado y es una de las figuras más destacables de la industria, por ahora.
En la era contemporánea los tatuajes comenzaron en el mundo underground, como símbolo de rebeldía, pero ahora parecen encontrar una aceptación que ya no encaja con ello, pero que sin duda fusiona el cambio de paradigma de nuestra sociedad. Mientras esto siga evolucionando, tanto nuestros ideales como sociedad, la incursión del tatuaje en la moda es el claro ejemplo de los pasos que se han avanzado y de la libertad que se ha conseguido con los años, para expresarte como realmente eres y ser quien quieras, sin miedo a los tabús.
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