Los sueños Ghibli llegan a Netflix

Celebridades Calendario 20 ene 2020 Paulina Martínez

Una fábrica de sueños, en la que diferentes historias se entrelazan entre sí para hablarnos de la esperanza, el amor, la tiricia y creer; esto es en pocas palabras el Studio Ghibli. El estudio de animación más importante de Japón, que ha llegado, por popularidad y relevancia en el mundo del cine animado, a la altura de lo que significa Disney. 

John Lasseter,  miembro fundador de los estudios Pixar, dijo en un entrevista

“En Pixar cuando tenemos un problema y parece que no podemos resolverlo vemos una de las películas del Sr. Miyazaki, ¡y siempre funciona!” 

No por nada, la noticia de que Netflix Latinoamérica anunciara que serán 21 títulos de la entrañable empresa japonesa los que veremos a lo largo del año en su plataforma, fue motivo para celebrar en el mundo cinéfilo y geek. Pues Ghibli es, en general, un estudio que produce exclusivamente animé. 

 

Desde el 15 de junio de 1985, la casa del gran gato, u ¿oso?, de Totoro decidió despegar los pies de la tierra y llevarlos al sublime mundo en el que todo es posible, en el que la realidad se encuentra con la ficción y fantasía de manera armónica y verdaderamente mágica. Hayao Miyazaki e Isao Takahata (1935 – 2018) fueron quienes le dieron vida a este cajón lleno de cuentos e ilusiones.

Ghibli deriva de la palabra italiana ghibli, que hace referencia al viento cálido del desierto que sopla en Libia, pero también se refiere a un avión italiano, el Caproni Ca. 309 Ghibli, empleado durante la Segunda Guerra Mundial. Y si lo pensamos bien, no es nada ajeno a lo que este estudio representa, pues en casi todas las películas, escritas o no por el mismo Miyazaki, toman a la figura del viento como elemento fundamental de la trama. Por otra parte, la obsesión de Hayao con los aviones también nos reafirma que definitivamente el nombre de este estudio es fiel a lo que representa en su esencia, y el hecho de que haya sido uno utilizado durante la Segunda Guerra Mundial también, pues es un tema recurrente en distintas de las historias. 

 

La narrativa japonesa se destaca por los saltos y rincones inexplorados en las tramas occidentales, o al menos muy poco experimentadas. El ángulo de las historias adquiere una relevancia en cuanto a su discurso poético y narratológico. Pensemos en uno de sus mayores éxitos, El Viaje de Chihiro (ganadora del Oscar a mejor película animada en 2003), en el que la pérdida de identidad es el núcleo de la trama, pero existe un momento clave en el que Chihiro, la protagonista, necesita creer y saltar, literalmente, para autodescubrirse y reencontrarse consigo misma. 

 

Muy simplificadamente, pero el salto se vuelve un leitmotiv de la mayoría de las películas de Ghibli, como en Susurros del Corazón (Dir. Yoshifumi Kondō, 1995), cuando la protagonista se encuentra con un mundo fantástico en el que el salto es el punto de no retorno en la historia, y de ahí se desprende todo el mundo onírico e imaginativo que la llevará al desenlace. Además, con elementos mitológicos de la cultura japonesa y con personajes involucrados en diversas situaciones en las que el tema común consta en reconocerse y volver a creer en uno mismo, Miyazaki ha destacado por la naturalidad y verosimilitud con la que narra sus fantasías más “imposibles”. Aunque también recordemos que él no ha sido el único responsable de acercarnos a nuestras vidas, monstruos y velos oníricos, pues también ha trabajado con distintos escritores y directores en el mismo estudio, sin perder la relevancia ni genialidad que distingue a Ghibli. 

 

La genialidad de todo lo que ha representado Ghibli también tiene su papel protagónico en la música que ha acompañado a las aventuras de cada uno de los personajes que le dan vida a este estudio. Se trata, al menos en la gran parte de las producciones, del trabajo de Joe Hisaishi, el genio detrás de todas esas piezas que nos han atravesado las entrañas para ilusionarnos o rompernos en un llanto mudo. 

Hisaishi, el  prolífico compositor japonés y director de orquesta, responsable de más de 100 bandas sonoras, ha sido protagonista de las banda sonora en diversas cintas de Ghibli. La estética en la que la música de orquesta y la narrativa de un mundo fantástico, han compaginado intrínsecamente desde la genialidad de su respectivo trabajo, ya sea en cómo contar una historia desde lo visual, y cómo acompañarla desde la composición musical. 

 

Regresando al séptimo arte, hablemos de la estética que ha representado este estudio en el mundo del cine. Recordemos la influencia en Akira (Katsuhiro Otomo, 1988), animé japonés que marcó una brecha importante en los espacios fílmicos del estilo, tanto por su calidad artística en el dibujo, como en sus temáticas y discursos. Es claro que Miyazaki recogió inspiración de distintas ventanas artísticas, pero principalmente de Osamu Tezuka (Kimba, el león blanco), padre del manga moderno, y de quien se ha declarado gran admirador. Además, de la más inmediata influencia que tuvo de Isao Takahata (La Tumba de las Luciérnagas), amigo y mentor con quien fundó este legado. 

 

Sin duda, los elementos destacables de el universo de Ghibli caminan sobre la ilusión, sobre el vuelo, la complejización de personajes, que en su mayoría los protagonistas son femeninos. También los temas del pacifismo y la ecología prevalecen en la narrativa de una visión idílica y verosímil para la humanidad. Porque casi todas sus películas pueden catalogarse como infantiles, punto clave para recordar que en la cabeza de alguien que apenas ha llegado al mundo y consta de poca información de su entorno, y sin embargo lo percibe, aún siembra una fuerte esperanza en la que la salvación del mundo puede radicar en la creación de otros universos imaginativos y una visión más optimista sobre el escenario en el que caminan. 

Además, esta noticia no nos extraña del todo, pues a sus 79 años y cuando ya se había “retirado”, Miyazaki nos sorprendió al anunciar una nueva película que se estrenará en 2021. Se tratará de una adaptación de la novela ¿Cómo vives? de Genzaburo Yoshino a la pantalla grande.

La llegada del universo Ghibli a Netflix vendrá en tres tandas, con siete películas cada una y el calendario de estreno, según Mouse, es el siguiente: 

 

1 de febrero

El castillo en el cielo (1986)

Mi vecino Totoro (1988)

Kiki: Entregas a domicilio (1989)

Recuerdos del ayer (1991)

Porco Rosso (1992)

Puedo escuchar el mar (1993)

Cuentos de Terramar (2006)

 

1 de marzo

Nausicaä del Valle del Viento (1984)

La princesa Mononoke (1997)

Mis vecinos los Yamada (1999)

El viaje de Chihiro (2001)

El regreso del gato (2002)

Arrietty y el mundo de los diminutos (2010)

El cuento de la princesa Kaguya (2013)

 

1 de abril

La guerra de los mapaches (1994)

Susurros del corazón (1995)

El increíble castillo vagabundo (2004)

El secreto de la sirenita (2008)

La colina de las amapolas (2011)

Se levanta el viento (2013)

El recuerdo de Marnie (2014)

Esperemos que como llegan se queden durante un largo periodo, para quienes admiramos estas increíbles historias, y para quienes aún están por descubrirlas. 

 

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