Esta semana hemos estado inundados de críticas que aún le dan credibilidad al oficio del crítico de cine, como también de las que desprestigian esta labor. No hay necesidad de que hayas visto Joker para que ya ligues adjetivos como “oscura”, “ultraviolenta” y “arriesgada” junto con esta nuevo drama cinematográfico mainstream de Todd Phillips, protagonizada por Joaquin Phoenix.
Más allá de hablar de lo que en las conversaciones en la red no ha dejado de hacer ruido y de caer en los temas “controversiales” que buscan, por encima de otra cosa: generar clicks, quizá sea mejor hablar de algo que nos obligará dejar de un lado cualquier punto de vista ideológico, para involucrarnos cara a cara con la pieza artística que representa esta última obra de Todd Phillips.
Partiendo desde la línea en la que el cine es considerado el séptimo arte, y por ende el resultado de este puede involucrarse en su totalidad en el concepto, sea mainstream o no, sumerjámonos en Joker y el viaje sonoro que esta película representa. Y bueno, aunque queramos escapar de las polémicas que supuso la cinta, ni siquiera en el área de la banda sonora lo lograremos, pero quizá sea por esta vertiente que reconozcamos las decisiones deliberadas que se tomaron para la creación de esta obra cinematográfica.
Hasta ahora, la mayoría de los espectadores de esta película hemos concordado en que el soundtrack es una locura, ya que sabe involucrarnos ambientalmente con la historia y, sobre todo, con el desarrollo de personaje. Aunque la ficción de esta cinta está claramente ubicada en la ciudad ficticia que lleva por nombre Ciudad Gótica, la alusión temporal en la que se sugiere estar ubicada en nuestro universo, es entre la década de los 70 y 80, y el soundtrack es una gran pista.
Uno de los temas que engloban perfectamente toda la construcción del personaje, al mismo tiempo que lo “aligeran” es la canción de Frank Sinatra y su tema “That's life”, publicada originalmente en 1966.
Sinatra, desde una visión agridulce de la vida canta: “I said, that's life and as funny as it may seem/ Some people get their kicks/ Stompin' on a dream/ But I don't let it, let it get me down/ 'Cause this fine old world it keeps spinnin' around”. (Dije así es la vida / Y por muy curioso que parezca/ Algunas personas disfrutan/ Pisoteando un sueño/ Pero yo no dejo/ No dejo que eso me desanime/ Porque este gran viejo mundo sigue dando vueltas), y sin revelar absolutamente nada sobre el filme, esta canción la encarna, a viva piel, Arthur Fleck, quien está construyéndose a sí mismo para descubrirse en el personaje que nos hará hablar por un par de semanas más.
Frank Sinatra no sólo apareció con una canción que pareciera la hizo a la medida del Guasón, sino que también llegó con otro tema que hace referencia, curiosamente, a una frase que también le va como un gran atuendo a esta cinta. Se trata de “Send the Clowns”. Haciendo referencia a una expresión muy comúnmente utilizada en la jerga anglosajona, “Send the Clowns!”. Se refiere a un dicho que literalmente significa ¡Que salgan los payasos! Utilizado en momentos en los que cuando el escenario se vuelve un desastre, es mejor que los payasos salgan para entretener al público.
Originalmente este tema fue compuesto por Stephen Sondheim para el afamado musical A little night music (1973), inspirado en la película Sonrisas de una noche de verano, dirigida por Ingmar Bergman.
Aunque el motivo de involucrar esta canción en la cinta no sea simplemente la obviedad que representa el título con el personaje y la trama, también habla de la turbia historia que hay detrás de la composición original. De acuerdo con Culto, la compositora creó esta canción para hablar de uno de sus mayores traumas de la infancia: “Cuando mi padre la abandonó (a su madre), ella lo sustituyó por mí, y me trataba de la misma manera que a él: me torturaba psicológicamente, se me insinuaba sexualmente, me pegaba”. En la letra de esta canción se habla de una relación de pareja larga rompe y los reproches sentimentales ambientan la canción.
Si bien, Joker no retrata una relación de pareja, sí la podemos ligar con el pasado que atormenta al personaje.
Otro gran tema es el que llega al momento del clímax de la cinta, una de las escenas favoritas, para quienes amaron la película. Se trata de “Rock and Roll Part 2”, compuesta por Gary Glitter. No podemos negar que esta pieza nos hace querer bailar en cualquier rincón de nuestra enorme ciudad para encontrarnos con nosotros mismos, pero lo sombrío y polémico que habita la historia del autor de esta canción es uno de los méritos en cuanto a las decisiones deliberadas que se tomaron para la realización de Joker.
Como muchos ya sabrán, Gary Glitter se encuentra actualmente en prisión por uno de los delitos más repudiados en nuestra sociedad, y se trata de los casos de pederastía que cometió años atrás, pero apenas en 2015 se le condenó por ellos. Muchos alegaron en que poner esta canción era “inapropiado”, pues ¿cuánto dinero recibiría Glitter por cada reproducción después del éxito en la cinta? Sin meternos tanto en los términos legales, claramente esta decisión habla de la construcción completa en la que el Guasón abraza a su personaje y se convierte en el psicópata que Ciudad Gótica temerá.
Otro clásico que estuvo acompañando la trama de Joker fue “White Room” de la banda de rock británica Cream, compuesta por el bajista y vocalista Jack Bruce, el recientemente fallecido maestro baterista Ginger Baker y, uno de los mejores guitarristas contemporáneos, Eric Clapton. Con su peculiar sonido que deambula entre el blues, rock psicodélico y el pop, la selección de “White Room” tampoco queda fortuito, ya que su letra no habla de algo que no se retrate en esta película.
“I'll wait in this place where the sun never shines/ Wait in this place where the shadows run from themselves” (Esperaré en este lugar donde el sol nunca brilla/ Espera en este lugar donde las sombras huyen de sí mismas), y bueno, no hay mucho que explicar una vez que atendemos la canción y vemos la cinta.
Y con un broche de oro, cerraremos con lo que hizo del soundtrack de Joker una obra maestra. Hablamos de Hildur Guðnadóttir, chelista islandesa que ha sido responsable de soundtracks como el de la miniserie de Chernobyl, y también partició en proyectos importantes como The Revenant y The handmaid’s tale.
El ambiente sonoro desde la línea incidental que genera Guðnadóttir dentro de la ficción es sin duda, uno de los logros máximos para la banda sonora para la cinta de Todd Phillips. Hildur consigue involucrarte en el personaje por completo, más allá de cualquier otro tema que retrata ciertos momentos específicos, los acordes revelados desde el cello de Guðnadóttir acompañan cada movimiento del personaje, haciéndolo brillar desde su oscuridad.
A diferencia de cómo trabajó para la composición de la música de Chernobyl, yendo a la planta nuclear para “sentir la experiencia física de la música”, esta vez declaró para una entrevista con Esquire, que al momento en el que Todd le dió el guion en sus manos, lo leyó y empezó a sentir al personaje a través de su arco y las cuerdas de su cello. Sin duda, esto refleja lo bien hecho que estuvo el material escrito para tener este resultado digno de aplausos de pie.