Dentro del extenso catálogo de abstracciones con las que convivimos a diario, el olfato es una con la que nos relacionamos en múltiples niveles. Pensar en un perfume es pensar en la memoria, las sensaciones e instantes encapsulados en una simple fragancia.
En realidad las esencias tienen un papel importante en la historia y son demasiadas las curiosidades que las habitan. Por ejemplo, ¿sabías que los gladiadores se perfumaban antes de salir a combatir?
Para empezar, hablemos del significado de la palabra perfume, la cual procede del latín per “por” y fumare “a través del humo”. Esto surgió de la sustancia aromática que desprendía un humo fragante al ser quemada. La primera civilización que inventó el perfume como tal fueron los sumerios, 3500 años antes de Cristo. Sin embargo, fueron los egipcios los primeros en perfumarse con regularidad. Ya para 1558 años antes de Cristo, se convirtió en una auténtica obsesión nacional. De hecho Cleopatra era una artista del perfume.
Al contrario de lo que ahora podríamos pensar, el acto de perfumarse no era una única cuestión de elegancia y excentricidad, pues resulta que los gladiadores lo hacían antes de salir a combatir. En la antigua Roma la obsesión llegó a ser tal, que tanto hombres como mujeres tomaban baños de perfume.
También los perfumes tenían un papel importante en los eventos sociales de la antigüedad, por ejemplo, en la época de Luis XV bañaban a las palomas en distintos perfumes y las liberaban durante las fiestas. De esta manera, el aroma se esparcía por todo el espacio en donde volasen. Además algo es muy cierto, durante esos momentos de la historia los baños no eran algo del día a día, así que esto de “perfumarse como los franceses”, en realidad tiene mucho sentido.
Estas y más curiosidades albergan en la historia de lo que una fragancia puede proporcionarnos, y es que ¿hasta qué nivel puede involucrarse un aroma con nuestra mente? Pienso en la película de suspenso apocalíptico llamada The Happening, en la que un misterioso aroma provoca una ola fuerte de suicidios. Sin adentrarnos en la trama, vale la pena reflexionar sobre lo que significa un aroma en nuestras vidas.
La experiencia de los aromas y fragancias se traslada a distintos rincones de nuestra vida. Pensando, primeramente, en la estrecha relación biológica que existe entre un olor y la memoria. Es decir, seguramente tienes un recuerdo que destaca por el aroma que de este emana, algo que te traslada entre el tiempo y el espacio para revivir el instante en el que esa fragancia protagonizó a una persona, una circunstancia o hasta una emoción.
Incluso, los aromas han sido objetos de estudio medicinal para distintas alternativas en tratamientos médicos. Un ejemplo, es cuando la aromaterapia para el descanso o relajación. Cuando tenemos problemas para conciliar el sueño y por ende un buen descanso, la fragancia de lavanda es una gran aliada para ayudarnos a conseguir un descanso profundo y completo.
De cualquier manera, la evolución de los aromas ha creado el accesorio sutil y perfecto para cualquier ocasión, desde lo más sencillo hasta lo más extravagante. En cuanto a la memoria y la permanencia de un instante, un buen viaje en el tiempo y el espacio puede ilustrarse en la esencia reflejada con la fragancia de un buen perfume.
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