La década de los 2010 está a un par pocas semanas de terminar, y los veintes llegarán a nosotros galopando musicalmente. En este 2019 hemos visto más revoluciones musicales que en anteriores años, y no es casualidad, el futuro ya se siente cerca.
Billboard es una de las revistas de música más antiguas, y con 125 años que la preceden, sin lugar a dudas, este medio y los que trabajan ahí tienen muchas concesiones al hablar de buena música.
Para cerrar esta década, hicieron el artículo Los 100 mejores álbumes de la década de 2010 por lo que vayamos a echar un vistazo a los 5 mejores álbumes según Billboard.
#5 To Pimp a Butterfly (2016) de Kendrick Lamar
El tercer álbum de Kendrick Lamar, sin duda, marcó una pauta en el rap de esta década. To Pimp a Butterfly cuenta la historia de Lamar al subir a la fama, una novela que cuenta su transformación de una oruga a una mariposa, para luego encontrar su verdad en un hombre mortal.
Esta resulta ser una lucha contra lo que Estados Unidos, y en específico los estratos negros de Nueva York, esperan de él. Pero como Lamar ha continuado explorando, la política en el mundo sigue siendo una preocupación constante en este álbum. Pero al final encuentra su forma y la redención en Dios y Tupac.
#4 Red (2012) de Taylor Swift
En los inicios de la década de 2010, la duda al esperar el cuarto álbum de Taylor Swift era si se decantaría en el pop o continuaría en el country. Su respuesta fue una unión entre ambos.
Para producirlo trajo a Max Martin y a Shellback, con los que inventó sonidos de pop electrónico con hits como “I Knew You Were Trouble”, al tiempo que incluía elementos country como el banjo en “Red” y una guitarra en “Begin Again”.
Dentro del álbum Red existe “All Too Well”, donde el dramatismo al que estamos acostumbrados con Swift se cimentó en una de sus mejores canciones hasta la fecha, ya que resumió una relación desde el dulce inicio hasta el amargo final.
#3 Channel Orange (2012) de Frank Ocean
En Channel Orange podemos encontrar “Bad Religion”, una canción que comienza con la voz lastimera de Ocean sobre los acordes extendidos de un órgano, donde le ruega a su taxista que huya de sus demonios, si podía.
Esta canción es una pequeña muestra del autoexamen, la duda, el dolor y la catarsis que explora en todo el álbum. El cual es una obra maestra de soul, pop, música electrónica y hip-hop. Una muestra irrefutable que es denominado como el nuevo artista más creativo de la década.
Channel Orange es la primera obra maestra de Frank Ocean, y una que lo distingue de cualquier artista de los 2010.
#2 Lemonade (2016) de Beyoncé
El álbum de 2016 de Queen B sigue siendo su obra maestra hasta la fecha, Lemonade logra ser consistente mezclando los ritmos modernos con los antiguos, pero sobre todo, lo logra creando un manifiesto feminista y racial a la altura de las frases declaradas por James Brown y Nina Simone. Esta vez, para una nueva generación.
Utilizando su vida privada como catalizador, Lemonade explora temas como la angustia, la venganza, el perdón, la redención, el amor propio, el racismo, el clasismo, la cultura negra y el feminismo. Todo envuelto en un álbum intenso que no sólo es sonoro, sino visual.
A pesar de no ganar el Grammy a Mejor álbum del año, sin duda se ha quedado como un referente de la potencialidad de Beyoncé, así como su sonido multifacético que recupera todas sus raíces musicales como R&B, pop, blues, rock, rap, trap, gospel y electrónica.
Un álbum poderoso y deslumbrante que deja el listón muy alto para los siguientes trabajos de Beyoncé.
#1 My Beautiful Dark Twisted Fantasy (2010) de Kanye West
Más allá del ego magnánimo de Kanye West y que decidió unir su vida a la mujer más famosa del mundo, sin duda, el rapero de Chicago es un productor revolucionario y un genio en lo que hace.
Al menos, hasta 2010 con My Beautiful Dark Twisted Fantasy, su último álbum que fue alabado sin peros por los compradores, fans y críticos por igual. Después de ello, pareciera que su llama inventiva se ha diluido entre los grandes focos de atención mediática, y las misas dominicales.
Sin embargo, en 2010 este álbum es una joya ecléctica en la que vemos influencias del rap más clásico pero también del rock, pop, funk, gospel y la música electrónica.
Es decir, este material de estudio es una muestra del sonido de un artista, que usa el estudio como una paleta de colores, en el cual lidia con sus contradicciones, infelicidad y las desviaciones carnales que no logran curar las heridas de su alma. Una desesperanza en espiral.
A pesar de que después de este álbum ya no hemos escuchado nada tan magnífico, sin duda, en 2010 West marcó la medida en la que el resto de álbumes debían medirse en esta década.