El 27 de octubre la nueva cinta de Alejandro González Iñárritu, Bardo, Falsa crónica de unas cuantas verdades, se estrenó en salas mexicanas, un evento que lleva muchos años sin suceder. Y es que el mexicano no había regresado detrás de la cámara desde El renacido de 2015, pero más tiempo aún, 22 años para regresar a rodar al país que lo vio nacer.
Parece ser que la pandemia ha hecho que muchos directores miren a su pasado, y lo que The Fabelmans es para Steven Spielberg, Bardo es para Iñárritu.
Bardo narra la historia de un periodista y documentalista mexicano de gran prestigio que vuelve a su país con la esperanza de encontrarse cara a cara con su identidad, sus lazos familiares, algunas memorias absurdas de su pasado y un nuevo México que no se parece nada al que algún día dejó atrás. Este es un viaje al pasado para reconciliarse con la cruda realidad del presente.
Tiene una narrativa surrealista y llena de escenas impresionantes, como las que necesitaron que el Centro Histórico estuviera completamente vacío. Aunque no se ha llevado las mejores críticas, sin duda, es una buena opción para este fin de semana, ya que casi cualquier historia escrita y dirigida por Iñárritu.
Veamos algunas cosas que no debes dejar pasar al disfrutar Bardo.
Además de la dirección y la escritura, el equipo completo detrás de la cinta es la crema y nata del cine, con varios ganadores de Premios Oscar dentro de la lista. Tal es el caso de Eugenio Caballero, galardonado por el diseño de producción de El laberinto del fauno, quien fue el encargado de llevar las visiones del mexicano a la vida real.
Gracias a su trabajo podemos disfrutar de una pirámide tapizada por cuerpos humanos, una casa inundada y una recreación del aeropuerto de Los Ángeles.
Por otro lado, la fotografía fue hecha por Darius Khondji, el director de fotografía de Okja y Amor. Gracias a su ojo, en la cinta de dos horas y media (González Iñárritu reeditó la versión que estrenó en el Festival de Cine de Venecia), podemos viajar entre desiertos, hoteles de lujo, cuerpos colapsando en la calle de Madero en el Centro Histórico de la CDMX; un trabajo que ya se está mencionando para ser un candidato para Mejor fotografía en los Premios Oscar.
En cuanto a las escenas surrealistas que han recibido el aplauso de los espectadores, es una secuela que tiene al personaje principal (Daniel Giménez Cacho) en el California Dancing Club. Durante casi una semana la producción rodó el plano secuencia de más de cinco minutos, con cientos de extras, un grupo musical, y hasta la voz de David Bowie.
Otra escena memorable, es la recreación de la última batalla en el Castillo de Chapultepec. Iñárritu eligió el ataque final, incluyendo al niño envuelto en la bandera nacional, para demostrar la (su) relación de México con Estados Unidos. Y claramente, se rodó en el alcázar del castillo.
Aunque existen muchos puntos y comas alrededor de Bardo, realmente es una cinta de autor que vale la pena ver para generar una opinión propia, más allá del ojo de otros espectadores.
Podrás encontrarla en casi todos los cines mexicanas, y dentro de varios meses llegará a Netflix.
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