Aunque ahora nos parezca lejana la idea de escribir una carta, lo cierto es que no hace mucho el mundo seguía funcionando con esta tradición. Desde las narrativas románticas que hemos visto en las novelas del siglo XIX, hasta en las historias de nuestras abuelas que aún nos cuentan cómo escribían y recibían cartas.
Es decir, si nuestra civilización ha llegado hasta lo que ahora es, en parte importante se lo debemos a las cartas. Ya que se trataba del medio de comunicación que nos contactó con el exterior y todo lo que había más allá de las fronteras.
Más allá de lo que ha significado, ¿qué piensas de conservar la tradición hoy en día? Aunque no sea precisamente de manera romántica o dramática, el servicio de correos sigue de pie. Desde los recibos del gas, la luz, etc, hasta los paquetes que pedimos en tiendas en línea, mantienen vivo este departamento. Incluso, tampoco podemos descartar el hecho de que, sin duda, siguen existiendo personas que aún se mandan cartas de manera constante.
Ahora, ¿qué pensarías de revivir esta tradición, siendo el remitente y el destinatario? Letter to Yourself ha convertido la saudade de ese deseo, en una posibilidad. Se trata de un servicio que busca construir un puente entre el mundo real y el virtual, permitiéndonos enviar una carta, ya sea a nosotros mismos o a otra persona, y programar su llegada.
Recibe tu carta en 10 años
La conjunción entre la era digital y la antigua ha llegado a su clímax con esta nueva web. ¿De qué se trata? Básicamente es una plataforma que nos regala una hoja en blanco para escribir un mensaje, y elegir que sea enviada por correo físico en un futuro próximo o lejano.
Es como si se tratara de un mensaje en la botella, pero en la marea virtual. Lo interesante de todo esto es que podemos especificar que la carta sea enviada cuando lo deseemos, desde tres meses hasta dentro de 10 años; lo que claramente es una apuesta a largo plazo, considerando que el servicio, o la vida misma, siga existiendo.
Uno de los desarrolladores detrás de esta plataforma es Peter Ullrich, y asegura que cuando optemos porque sea enviada dentro de unos años, la plataforma se encargará de enviarnos pings para verificar que la dirección siga siendo la correcta. En caso de cualquier cambio que queramos hacer, tendremos la posibilidad de contactar con ellos para que lo modifiquen.
Si esto parece ya un escenario parecido a Her, de Spike Jonze, lo será más ahora, ya que también han prometido que en un futuro podremos hacer estos cambios sin necesidad de contactarlos.
Sobre el formato y su dinámica
El límite del mensaje son 65 mil caracteres, los cuales son bastantes a decir verdad, pues en promedio resultan 18 páginas. Así que podemos extendernos lo suficiente, sin preocupaciones.
Enviar la carta de manera física, sin salir de nuestro hogar, nos costará 119.73 pesos por carta. Aunque en la plataforma no se especifica en ningún punto cómo será el diseño de la carta, o cómo la recibirá otra persona o nosotros mismos cuando nos llegue, sigue siendo una apuesta interesante por conservar la tradición y recordarnos mensajes importantes.
No cabe duda de que se trata de una alternativa bastante llamativa, y aunque estemos apostando a que este servicio funcione durante los próximos 10 años, la verdad es que se trata de un ejercicio realmente introspectivo. Así que lo mejor será animarnos y ver el resultado, quizá nuestro yo del pasado sea más sabio, o siga siendo el mismo, no la sabremos hasta que nos leamos.
Algo parecido a la famosa obra de Samuel Beckett, La última cinta de Krapp. En la que el protagonista, de una edad avanzada, comienza a escuchar cintas que él mismo grabó durante diferentes etapas de su vida, y va recordando y viendo cómo sus perspectivas han cambiado significativamente, riéndose de sí mismo, entre más olas de sentimientos. Esto si decidimos enviarnos la carta a nosotros mismos, pero aunque optemos por otro destinatario, seguramente también se tratará de un ejercicio de gran reflexión y nostalgia.
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