La disidencia del amor está cambiando sus paradigmas desde años atrás. Sin embargo, ahora más que nunca vemos cómo la idea del amor romántico que nos compramos desde la infancia se está destruyendo (o deconstruyendo, quizá) y las relaciones abiertas o el poliamor está convirtiéndose en la nueva epítome de una narrativa entre las relaciones amorosas.
Zygmunt Bauman (sociólogo y filósofo polaco-británico) apuntó hacia la fragilidad de los vínculos actuales, incluso tiene una extensa obra en donde expone cómo vivimos en tiempos “líquidos”, en los que las formas y moldes quedan muy por detrás y más bien vivimos una especie de mar en el que como se acomode se queda, para al momento volverse a deformar.
En un intento por abolir las normas románticas que el mundo ha construido desde siglos pasados, mismas que podemos ver en novelas epistolares del siglo XIX, hasta en el mismísimo Shakespeare, y las clásicas y convencionales películas de princesas, se ha planteado la posibilidad de decirle adiós a la monogamia, para darle la bienvenida a nuevas formas de relacionarse sin exclusividad.
Pausa, antes de continuar replantearnos la pregunta: ¿qué es exactamente el poliamor?, porque aunque parezca un término completamente nuevo, se trata de algo que viene desarrollándose desde años atrás. Desde la mirada contemporánea, enfoquemos la atención a cuando Giazú Enciso, doctora en Psicología Social especializada en afectos y feminismo, quien en 2001 ya escribía una tesis sobre el poliamor, y, claramente, ya recibía miradas de disgusto y desconcierto.
Empezó a hablar de esto hace veinte años, claramente fue blanco de miradas desconcertadas, incrédulas y hasta moralistas en donde la libertad de amar fuera de un constructo “tradicional” no era una posibilidad. No se trata de algo “nuevo”, desde los 60s y 70s ya había artículos sobre la práctica de tener más de una relación sexual o romántica de forma consentida. Igualmente, en los 80s estaba de moda la práctica de swinger o el intercambio de parejas.
Sin embargo, la primera vez que se usó la palabra poliamor fue en 1990. En esa década también se habló mucho del placer femenino. Un libro que lo retrata es el de Ética promiscua, de Dossie Easton y Janet Hardy publicado en 1997.
El poliamor en realidad es un término contemporáneo, más no de una práctica meramente actual. La persona que acuñó por primera vez el término fue Morning Glory Zell-Ravenheart, sacerdotisa de la comunidad neopagana de la Iglesia de Todos los Mundos. Lo hizo a través de un artículo, para tratar de definir algo que no era nuevo, pues hablaba sobre que el apareamiento y las relaciones románticas múltiples tienen una larga historia.
Más allá del escenario neohippie en el que se presentó, este término ha adquirido protagonismo en los nuevos discursos en los que vivimos. No por nada, se han escrito diversos artículos al respecto desde la academia, en donde a partir de la sociología, psicología y hasta la filosofía han tomado partido al respecto.
Hablamos de una práctica en la que los acuerdos no dejan de existir, ya que la responsabilidad con la existencia del otro no anula el compromiso con uno mismo y con los demás. Su complejidad radica en romper los modelos que el mundo ha construido en nuestro entorno.
El poliamor no es únicamente estar con más de una persona a la vez, sino comprometerse de manera íntegra contigo mismo y saber si es lo que te funciona y ser honesto contigo y los demás. Quizá suena al idilio amoroso, y quizá todavía lo sea un poco. Sin embargo, existe más de una posibilidad de llevarlo a cabo. El amor es libertad, pero no cabe duda que incluso la libertad tiene sus fronteras.
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