La oda europea al mal gusto: Eurovisión

Entretenimiento Calendario 20 mayo 2019 Nora Morales

Tal parece que hasta el Viejo Mundo guarda dentro de sí una atracción sin medidas por lo meramente espectacular, el mal gusto y lo raro. En pocas palabras: Eurovisión.

Si lo vemos sin mucho contexto, bien podríamos decir que Eurovisión es un show que proviene de Bollywood o tal vez de Japón en sus momentos más extraños, pero no, es un evento europeo, tan importante para el continente, que incluso el dictador Francisco Franco compró votos para que la concursante española Massiel ganara en 1968. Y lo logró.

 

 

Sea como sea, en los 64 años que Eurovisión lleva al aire, lo único que ha hecho es crecer exponencialmente, y ha terminado por ser el show no deportivo más visto del mundo, con millones y millones de espectadores que quieren ver a su país ganar. Algo así como los Juegos Olímpicos, pero en vez de músculos y disciplina, son lentejuelas y hambre por destacar sin importar cómo, las estrellas.

Es curioso pensar que este concurso europeo se creó con el afán de unificar a un continente destrozado por dos Guerras Mundiales, con un concurso que es una oda al pop.

Ahora, si pensamos en los primeros años de España libre, es decir después de la muerte de Franco, nos encontramos con la movida madrileña, una prueba de que la juventud española ansiaba la libertad. Lo que decantó en una serie de artistas que encontraron en el kitsch la respuesta a toda la represión del pasado.

 

 

Y claro está, al capitalismo:

“El pop es la propuesta estética del capitalismo en su estado más puro: una industria que fabrica, empaca, promociona y vende imágenes de personas.” (Frikis, Fernando Lobo, Almadía, 2016).

 

 

Más allá de lo político que puede resultar Eurovisión (el show de Madonna en 2019 lo puede comprobar), y el pop si lo miramos desde ciertos ángulos, es una realidad que lo excéntrico siempre será llamativo. Los espectadores nos quedaremos mirando, ya sea por gusto o para tratar de entender qué es lo que sucede ahí.

Así pues, aunque Eurovisión es muy extraño para el resto del mundo (a excepción de Australia, quien compite y ama este concurso), siempre es interesante tratar de entender lo que hace que millones en el mundo vea una transmisión de más de cuatro horas.

Y antes de que digas que los europeos son muy raros, piensa en lo que diría un extranjero al ver la entrevista que Juan Gabriel se hizo a sí mismo.

 

 

Los últimos 6 ganadores de Eurovisión

Este año el holandés Duncan Laurence fue quien ganó el concurso de Eurovisión, con la canción “Arcade”.

Aunque no ha sido lo más raro que ha pisado este concurso, Laurence terminó por cautivar a los países, jueces y al público que observaba desde casa.

 

 

Aun así, en 2018, la DJ Netta Barzilai de Israel fue quien ganó este concurso con 529 puntos. La canción “Toy” es un himno en favor de #MeToo pero desde el kitsch más raro, precisamente del que no te deja quitar la mirada para tratar de entender qué rayos está pasando.

 

 

En 2017, Portugal fue el ganador de Eurovisión de ese año, con una balada estilo Disney, “Amar pelos dois”, interpretada por Salvador Sobral. Parece que además del pop plástico y raro, los europeos tienen cierta debilidad por los guapos que cantan baladas.

 

 

Un gran show de luces, cánticos y una imponente voz, lograron que en 2016 Ucrania se alzara con el primer lugar de Eurovisión. La canción “1944” de la cantante Jamala fue quien hizo que el trofeo en forma de micrófono antiguo.

 

 

Suecia fue la ganadora en 2015, con una coreografía lumínica y el cantante Måns Zelmerlöw, con la interpretación de “Heroes”. Una explosiva canción pop, que sólo comprueba mi teoría del artista bien parecido.

 

 

¿Quién no ubica a Conchita Wurst? Tal vez pocos no han visto al personaje artístico del cantante austriaco Thomas Neuwirth, ya que después de su aparición en Eurovisión 2014, su imagen se ha colado en la cultura de masas. La interpretación de “Rise Like a Phoenix” le valió el primer lugar a Austria, con una voz potente y una balada que exalta el talento de Wurst, esta mujer barbada se llevó los aplausos de pie de miles de asistentes.

 

 

En definitiva, una de las mejores representaciones de lo que es Eurovisión. Bueno, después de las seis abuelitas rusas, Buranovskiye Babushki, que interpretaron una canción etno-pop llamada “Party For Everybody”. Aunque no ganaron, quedaron muy cerca y sobre todo se robaron el corazón de los europeos en 2012.


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