Si eres un amante de la fotografía, sabrás que hablar de las cámaras Leica es hablar de una experiencia y filosofía visual, antes que de un artefacto para retratar lo que vemos. La marca alemana se ha esmerado en el desarrollo de su tecnología desde 1914, cuando se fundó lo que se convertiría en la reina de nuestras miradas contemporáneas.
No hace mucho, esta marca ha anunciado su nueva cámara en el mercado. Se trata de la Q2 Monochrom Leica que, cómo peculiaridad, es exclusiva para tomar fotografías en blanco y negro. Este detalle ha llamado la atención para todos aquellos aficionados, pues diversas cuestiones se despiertan, desde preguntarnos si tiene sentido un sensor monocromático de 47 MP, hasta saber ¿cuál es el verdadero objetivo de tomar fotos exclusivamente en blanco y negro?
La cámara no hace al fotógrafo, pero el fotógrafo sí le saca provecho a la cámara. O al menos esta es la idea que se ha mantenido desde siempre. No se trata de un excelente trabajo del dispositivo, sino de una excelente técnica y mirada del artista, antes que de su equipo. Aunque, claramente, el equipo también influye, pero no precisamente de manera directa.
Para eso, Leica se ha ganado un importante lugar dentro del mercado, pues ahora es una de las marcas más exclusivas en el mundo audiovisual, pues basta decir que no se trata de un dispositivo más, sino de una experiencia para entender la fotografía desde raíz. Además, no por nada muchos de los grandes fotógrafos del siglo XX trabajaban con esta marca.
Sobre la nueva Q2 Monochrom
Antes que nada, cabe aclarar que la nueva Leica Q2 Monochrom no es una Leica M. Es decir, no se trata de la siguiente generación de cámaras que han utilizado los grandes nombres de la fotografía documental. No obstante, se trata de una de las mejores cámaras lanzadas hasta ahora, con toda la intención de revivir una experiencia de la fotografía clásica.
La nueva Q2 Monochrom es una variante de la Leica Q2 que presentaron en 2019. Se trata de una cámara premium, enfocada hacia el mundo del reportaje. Es una compacta con un objetivo fijo Leica Summilux 28 mm f/1.7 y con la particularidad de contar con un sensor monocromático. Este sensor no ve el color, sino únicamente mide la intensidad de la luz.
Básicamente no tiene una matriz Bayer. Es decir, carece de la matriz de filtros rojos, verdes y azules. Comúnmente esta se sitúa sobre un sensor digital de imagen para hacer llegar a cada fotodiodo la información de luminosidad correspondiente a una sección de los distintos colores primarios.
En realidad, siendo honestos, se trata de una cámara más, con la única peculiaridad que sólo es capaz de proyectar imágenes monocromáticas. ¿Vale la pena? Bueno, ahora si nos ponemos meticulosos podríamos decir que no se trata de la gran cámara del año, pero sí de una que seguramente se convertirá en un clásico en los próximos años. Porque recordemos que se sigue tratando de una Leica.
Sobre su diseño
En definitiva, no se trata de una cámara ligera, pues pesa más de 700g. Sin embargo, tiene un diseño para un aparente uso rudo, que nos lleva a pensar que se trata de un artefacto que tendrá una larga vida.
Destaca por su estilo sobrio, con únicamente tres mandos en la parte superior. Igualmente, cuenta con la rueda con los tiempos de obturación, el botón de disparo y la rueda configurable. Mientras que en el frontal, a la izquierda de la pantalla, hay tres botones para ver la foto que se ha tomado, y contiene un menú.
Sobre su calidad de imagen
A pesar de lo mencionado anteriormente, no se trata de la única cámara en el mercado Leica capaz de tomar únicamente fotografías en blanco y negro. Recordemos que fue en 2012 cuando presentaron la primera M Monochrome con un sensor CCD de 18 MP. Poco después, en 2015, salió la M Monochrome con un sensor CMOS de 24 MP. Más tarde, también llegó la M10 Monochrom y ahora nos encontramos con este nuevo modelo.
La calidad de imagen de esta cámara es especial, pues cada uno de sus píxeles son sensibles a las distintas longitudes de onda del espectro visible. De esta manera conseguimos una calidad exquisita, incluso superior al modelo Q2 original.
Su pureza radica en que todo lo que vemos es real, no hay ninguna interpretación de color ni información que transforme lo que vemos de lo que capturamos. Ya que el procesador no tiene que hacer un trabajo extra a la hora de interpretar colores falsos. Es decir, el sensor es más estrecho, provocando que pueda recoger mucha más luz que cualquiera de la competencia, consiguiendo una notable mayor calidad, incluso para los objetivos angulares.
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