¿Te ha pasado que te gusta mucho una canción, pero hasta no leer la letra, entiendes realmente lo que dice? No importa qué tan pegajosa sea, en qué idioma, está, si en tu nativo o en otro que sabes, no importan, porque la letra apenas se distingue cuando pones fija atención o de plano la lees.
Se trata de un fenómeno bastante común, de hecho más de lo que pensarías. De hecho, llevamos escuchando mal las letras de múltiples canciones exitosas durante los últimos años. Se trata de un fenómeno llamado “mondegreen”, un término que se fundó en 1954 por la escritora Sylvia Wright, quien lo definía como “una palabra o frase resulta de una mala audición, especialmente de algo recitado o cantado”.
Para ejemplificar este fenómeno, Wright usó la canción de Hendrix “Purple Haze” en donde muchos confunden un verso con “lo siento mientras beso a este chico”, cuando la letra original decía “lo siento mientras beso el cielo”.
Se trata de algo que está genuinamente estudiado y que tanto ha sido el impacto que merece la pena hablar de esto y destacar como hemos mal escuchado múltiples canciones a lo largo de nuestra vida.
De hecho, un estudio reciente, basado en entrevistas de más de 1,000 estadounidenses, demostró que algunos de los éxitos más grandes de la historia se “escuchan mal”. Algunos ejemplos destacables son “Enter Sandman” de Metallica, “The Motto” de Drake y “7 Rings” de Ariana Grande. Mientras que también las personas que prefieren más la música electrónica confirmaron, en un 77%, que prefieren las letras difusas y mal escuchadas.
¿De qué se trata esto? Una reflexión clara, o casi obvia, podría ser tan sencilla como el hecho, o la tesis, de que la música es el lenguaje perfecto. Al menos eso sostenía Steiner, uno de los mayores críticos literarios de la historia. Defendía la teoría de que no había mayor universalidad y por ende perfección que la música.
En este sentido, recordamos como el filósofo alemán, Heidegger, ahondaba en la idea de cómo la música te llenaba y la escritura te vaciaba, por lo que deambular en los abismos dejaba de ser tan seductor para pasar a pasear por ellos sin miedo a caerte, por el detenimiento y contemplación de la música. Llenarse ante las frecuencias y vibraciones que la música ofrece, y no vaciarse como con la escritura y el lenguaje escrito o hablado.
Tendría sentido porque no nos interesa tanto, a veces, la letra de una canción, puesto que la experiencia de la música se completa sin necesidad de atender la letra o “su significado”.
Asimismo, este estudio demostró cómo, sin importar qué género, el fenómeno mondegreen abarcaba muchas canciones clásicas y contemporáneas.
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