Una vez más, y como cada año, hoy celebramos el Día del Niño, esa fecha especial cuando los pequeños se convierten en los reyes de todo y en donde recordamos lo importante de disfrutar la infancia.
A lo largo de la historia del cine, parte del interés añadido por la aparición de un niño en el
reparto de una película, se relaciona directamente con su juventud, con una naturaleza que aún no ha sido probada y, por lo tanto, con una frescura que los intérpretes más experimentados pueden perder. Cuando un niño es capaz de ofrecer una actuación convincente, da la impresión de ser un gran descubrimiento tras aparentemente haber salido de la nada.
Para celebrar que no siempre hemos sido adultos, recordamos a los niños más memorables del cine. No los incluimos a todos, claro, por lo cual dejamos a muchísimos afuera de la lista.
Mara Wilson, Matilda
Matilda es una de esas películas que marcó la infancia de miles de niños que crecieron en la década de los años 90. Todo el mundo se volvió loco en esta historia basada en la novela de Roald Dahl que seguía a una peculiar niña que, después de sufrir abusos por parte de su familia (y una aterradora directora de escuela), descubre que tiene poderes especiales que le permiten mover objetos con su mente.
La película está llena de momentos icónicos, como esa escena en la que un niño se devora un pastel entero, cuando la malvada directora lanza a una niña tomándola por las trenzas o ese perfecto postre que cae en su plato con todo y tenedor, y eso se debe a que el director y actor Danny DeVito logró traducir la visión del escritor en una película que, años después, sigue siendo icónica.
Los niños de El Señor de las Moscas
Cualquiera que haya visto la serie Lost sabrá lo que ocurre cuando un grupo de personas queda a la merced de la vida salvaje de una isla en apariencia desierta. Mucho antes de la serie televisiva, sin embargo, vieron la luz dos adaptaciones de la gran novela de William Golding (la primera del director Peter Brook en 1963 y después a cargo de Harry Hook en 1990), en donde un grupo de niños naufraga y queda a la intemperie, como pequeños Crusoes todos ellos para desarrollar una alegoría acerca del poder.
Pronto comienza el horror (que, en este caso, es realista en extremo): algunos niños toman el control, esclavizan a los otros y la semilla del mal, siempre latente, germina.
Cinema Paradiso
Bajo la dirección de Giuseppe Tornatore, conocemos a Toto (Salvatore Cascio) un niño inquieto y travieso, de ojos grandes, brillantes y que vive con su madre, una viuda de guerra, rodeados de pobreza. Gracias a su amistad con Alfredo (Philippe Noiret), el pequeño encuentra un refugio en el cine. Alfredo le enseña el modus operandi de las máquinas de proyección del Cinema Paradiso.
Así comienza un tándem de amor por el cine, de quien tiempo después se convierte en director, cuando escapa de su pueblo natal.
Las gemelas Grady en El Resplandor
Más que malas, espantan: las niñas fantasmales de El Resplandor (Stanley Kubrick) consiguen asustarnos a todos, aunque la maldad esté concentrada en el delirio que padece el desaforado Jack Torrance (Jack Nicholson). No obstante, las gemelas Grady son el típico recurso de las películas de terror que, apenas aparecen -cuando menos se las espera, claro está-, nos hacen retorcernos en nuestros asientos y/o querer gritar, sobre todo al asociar a la ingenuidad, juventud y flor de la vida con la muerte y la locura.
El Ángel Malvado
Muchos hemos tenido primos insoportables, que nos molestan cuando somos niños, pero Henry (Macaulay Culkin) lleva esto al extremo al torturar en muchas formas a su primo Mark (Elijah Wood), quien es el único que se da cuenta de que Henry es alguien malvado y sin escrúpulos, capaz de asesinar a su propia familia y que mantiene ante los demás una imagen del niño modelo del cual nadie pensaría nada anormal.
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