Visitar un mercado es un ejercicio extremo para los sentidos y la memoria. El disfrute de la magia del mercado es algo que se aprende con la práctica.
Visitar uno de estos sitios implica recorrer varios locales de comida donde podrás encontrar una infinidad de opciones para saciar tu apetito. Esos lugares que, atendiendo las nuevas medidas sanitarias ante la pandemia, incitan a pasar la tarde en sus terrazas, acompañados de delicias culinarias, cerveza o tragos.
¿Cómo comprar un par de tomates? Todos lucen ferozmente deliciosos y la duda te provocará una crisis existencial, cuando una amable señora te dice que elijas los que más te agraden.
Probablemente la sandía entera es una de las frutas más difíciles de comprar. Dicen que para elegir la mejor se necesita tener oído de bajista de jazz. Se recomienda golpearla como tocando la puerta, debe sonar hueco, como si no hubiera nadie en casa.
A las buenas naranjas y mandarinas se las conoce a través del tacto. Un cítrico de calidad y alma jugosa cuenta con una piel delgada y sin celulitis. En especial, las más deliciosas mandarinas deben oler a las hojas que las adornan en la parte superior.
Las cebollas, sean rojas o blancas, se las conoce por su textura y sus presagios de llanto. Muchos dicen que las mejores son las más crueles, aquellas que producen cataratas de lágrimas, pero limpian los ojos.
En los mercados se oyen acentos de todo tipo, olores y sabores de lo llamado “nuestro”, es decir, al sentimiento de nostalgia y magia que persiste en nuestros mercados.
Los mercados son una tradición de la CDMX y el país desde que tenemos memoria. Un concepto que se ha reinventado durante los últimos años, hasta llegar a resultados que han enamorado a los paladares más exigentes o prejuiciosos de la comida.
Algunos de los manjares más codiciados se encontraban hasta hace no mucho ocultos, en lugares que solo los amantes de lo exótico conocían, el caso del ahora ya reconocido Mercado de San Juan. Un sitio donde el hambre y la afición por lo desconocido no han hallado límites, para muestra, las siguientes rarezas, que harían dudar aun al más fuerte de estómago.
Ubicado en la calle Ernesto Pugibet número 21 en el corazón del Centro Histórico de la Ciudad de México, el mercado de San Juan es famoso por su selección de carnes exóticas, manjares indígenas y raras importaciones extranjeras.
Aquí encuentras carnes que rara vez (o casi nunca) se encuentra en la cocina mexicana común, sino es que más regionalizada, como conejo, codorniz, carne de venado, avestruz, búfalo, y jabalí, así como alimentos básicos de la dieta prehispánica como langostas, gusanos de maguey y escamoles (larvas de hormiga también conocidas como "el caviar mexicano").
Este mercado es una joya gastronómica de la capital del país, casi todos lo conocen por sus insólitos comestibles. Pero también tiene carnicerías tradicionales, pescaderías, fruterías, restaurantes y una zona gourmet en donde uno puede adquirir quesos finos, locales e importados, así como tapas y vinos.
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Foto: alcaldiacuauhtemoc.mx.