Ironías de la vida... Se concibe el carnaval como una celebración que irónicamente da bienvenida a las privaciones religiosas.
Alrededor del mundo existen carnavales, incluso en nuestro país podemos disfrutar como lo es el Carnaval de Veracruz, Campeche y Mazatlán. Pero existe el rey de los Carnavales, y esa denominación la tiene el Carnaval de Río de Janeiro, la cual se llevará a cabo del 21 al 26 de febrero, lleno de samba, colores, desfiles, disfraces, playas y música, este es uno de los espectáculos más grandes del mundo, y una experiencia que se tiene que vivir al menos una vez en la vida.
Y no hay duda que los brasileños cuentan con el carnaval más famoso del mundo, todos los años, durante febrero, las escuelas de samba se organizan en bloques temáticos para desfilar bailando por el sambódromo. Los vestuarios y las coreografías se preparan durante todo el año y se utilizan para anunciar el inicio de la cuaresma.
Creemos que el carnaval brasileño es un espectáculo para turistas y que sólo existe en Río de Janeiro. Si bien es cierto que es creación carioca, esta manifestación existe en todo el país y creer que solo existe en una parte específica podría tener el mismo efecto que esas imágenes de México parcialmente responsables de asociarnos con pirámides y mariachis.
Y como en un principio lo mencionamos, sus orígenes se basan en la religión. Los antecedentes remotos del carnaval se encuentran en las fiestas paganas grecolatinas y egipcias. Ya en un sentido más cercano lo encontramos en el siglo VII, cuando el papa Gregorio I decretó la celebración de la Cuaresma, un período de cuarenta días para conmemorar los días de ayuno y privaciones de Jesús de Nazaret en el desierto. Cuatrocientos años más tarde, en 1091, la Iglesia dio fecha precisa de inicio a la Cuaresma: el miércoles de ceniza.
Entonces, siendo que la Cuaresma significa cuarenta largos días a puro pescado y sin sexo, la gente decidió organizarse para sacarle el mayor partido posible a la carne antes de la privación. Este periodo en el que la carne y sus placeres eran válidos recibió en italiano el nombre de “carneval”e, derivado de “carnelevare”, compuesta de carne; cuyo significado en español es el mismo que ahora reconocemos, y “levare”, que se refiere al verbo “quitar”; esto es: “quitar la carne”, que en castellano y otras lenguas adoptó el de carnaval.
Para Brasil significa mucho, sino es que todo. Es un elemento central de la autoconstrucción social brasileña, uno de los pilares de la compleja integración racial, social y cultural de ese país. En Brasil el 7 de septiembre, día de su independencia, no tiene, ni de lejos, la carga identitaria que sí, en cambio, posee el carnaval. Para que te des una idea, para un brasileño el carnaval es lo que el 15 de septiembre para un mexicano, pero durante cinco días seguidos.
Basta de hablar de los orígenes, para enfocarnos en el verdadero espíritu de un carnaval, el cual se puede reflejar en una calle repleta de colores, recios aromas y música jocosa proveniente de extrañas máscaras. Todos los presentes ríen, cantan y bailan entre ellos sin pudor ni vergüenza. Y por supuesto, con el paso del tiempo fue evolucionando así el carnaval de Brasil como un gran festival donde se presentan bailes populares y desfiles de carrozas. Surgen también las escuelas de samba, las cuales trabajan todo el año para participar en el desfile de carnaval que inicialmente se desarrollaba en el Sambódromo, estadio diseñado con ese propósito, que luego se fue dispersando en todo el país y se convirtieron en las sedes de las escuelas de samba.
Y por supuesto, los festejos se extienden por todos los rincones de la ciudad, con eventos en bares, discotecas y algunos espacios al aire libre, especialmente destinados para “sambar”.
Así que si tienes la oportunidad de vivir esta experiencia no lo dudes.
Foto: https://www.facebook.com/carnavalesdelbrasil/photos