Esta vez les contaremos la historia de un Príncipe, la cual inició el 17 de febrero de 1948 en la antigua calle de las artes, hoy Antonio Caso, cuando nació el primer hijo de José y Margarita, dos músicos. Ella trece años mayor que él. El hijo de José y Margarita había nacido para ser artista, para tocar el alma de los humanos. Al pequeño José Rómulo Sosa Ortiz le gustaba mucho Cri-Cri. Luego diría que ese fue su primer maestro de canto. Su debut en Bellas Artes fue a los nueve años. Duró diez minutos sobre el escenario. La obra que se presentaba fue El elixir de amor, Ópera de Gaetano Donizetti.
Después lo conoceríamos como José José y a los 22 años de edad conquistó al mundo con su interpretación de “El Triste” en el Festival de la Canción Latina, la canción de Roberto Cantoral le dio la vuelta al mundo en la voz de un joven mexicano que llevaba la música en las venas pues sus padres eran un tenor de ópera y una concertista de piano. Fue un 15 de marzo de 1970 cuando se dio a conocer a todo el mundo al después llamado “Príncipe de la Canción”, quien 49 años después (El pasado 28 de septiembre) dejaría este mundo tras dos años de lucha contra el cáncer de páncreas.
Su carrera artística también abarcó la actuación, participó en las películas Paula, lágrimas del primer amor (1968), Buscando una sonrisa (1971), Gavilán o paloma (1985), Sabor a mí (1988) y Perdóname todo (1995), entre otras. También actuó en la telenovela de Televisa, La fea más bella (2006). Su vida ha sido plasmada en la película biográfica Gavilán o paloma y más tarde en la serie de Telemundo José José, el Príncipe de la Canción (2018).
De principio este texto pudiera parecer que va dirigido a tratar sobre los gustos culpables, pero muy por el contrario, estas líneas van dirigidas a aceptar públicamente que en nuestros playlists, además de encontrar rock o géneros que abarcan desde grupos clásicos como The Beatles, Doors, Led Zeppelin, The Rolling Stones, pasando por artistas que formaron parte fundamental de la década de los 80 y 90, tales como David Bowie, Depeche Mode, encontremos un audio cuya letra diga: “Espera, aún la nave del olvido no ha partido, no condenemos al naufragio lo vivido, por nuestro ayer, por nuestro amor, yo te lo pido, espera […]”.
José José está presente en cada hogar mexicano, en nuestra computadora o celular, según sea el caso. Se han hecho tributos de todos los géneros y los rockeros como Molotov, Café Tacvba, Jumbo, La Lupita, Julieta Venegas y muchos más hicieron su parte en 1998, con canciones que ya trascendieron y son parte de nuestro ADN. Basta con ver las expresiones en el rostro de la gente cuando son tocadas en un bar, pues de inmediato comienzan a corearlas o, mejor aún, cuando empiezan a sonar en perfecta sincronía (cual si se tratase de un soundtrack) justo en el instante que se platica con un amigo, al calor de varias rondas de cervezas, sobre alguna historia de amor mal correspondido. En la portada aparecía José José engalanado como el protagonista de El Principito de Antoine de Saint-Exupéry. Lo nombraron Un Tributo, así, solemne, porque ya no estábamos en los ochenta y nos habíamos sofisticado mucho para ese entonces.
A manera de rendir homenaje y rescatar sus grandes canciones, la Filarmónica de las Artes presenta “Adiós al Príncipe, José José”, dos conciertos en el Auditorio Fra Angélico del Centro Universitario Cultural, el 18 y 19 de octubre, para conmemorar el trabajo del cantante mexicano.
En definitiva, lo cantado por el “Príncipe de la Canción”, siempre será excelente para saborear el dolor y no queda duda que su talento fue algo que se escribió para la eternidad. De esta forma perdemos un gran ícono de la música, el cantante de muchas excelentes canciones con las que lo recordaremos siempre como: “El Triste”, “Amar y Querer”, “Volcán”, “Lo que un día fue no será” y muchas otras baladas. Descansa en paz José José.
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