Por allá entre la década de los 50 y los 70 existía una mirada de lo cotidiano que se ocultaba en el anonimato, no fue hasta su muerte que se descubrió su ojo artístico junto con más de 150 mil rollos sin revelar. ¿Cómo narrar y armar la historia de alguien anónimo con únicamente un archivo fotográfico para ensamblarla?
Se trata de Vivian Maier (1926 - 2009), la mirada enigmática que retrató los instantes más sutiles y cotidianos, mientras ejercía como niñera en la costa norte de Chicago y en Nueva York. Gracias al azar, el destino o las casualidades de la vida, como prefieras nombrarlo, fue que su trabajo dio con las manos del historiador John Maloof en 2007, quien en búsqueda de negativos para un proyecto de tesis de historia compró en alguna subasta. Por accidente, se encontró con el increíble trabajo de Maier, quien entonces era una completa desconocida.
Junto con dos coleccionistas, Ron Slattery y Randy Prow, fueron encontrando más negativos de esta misteriosa fotógrafa que resguardaba su trabajo en cajas y cajas, e incluso maletas llenas de negativos durante toda su vida. Fue en 2009, en el año que murió Maier, después descubierto el hecho, que Maloof publicó las fotografías encontradas y la respuesta del público comenzó a hacerlas virales.
Fue así, que la mirada de Maier comenzó a atraer a grandes fotógrafos y expertos en el arte, descubriendo, por fin, su talento y sutileza de enmarcar, encuadrar e iluminar detalles simples de una vida común y corriente, dando como resultado grandes exposiciones alrededor de todo el mundo para mostrar su increíble trabajo. Su mirada se enfocó, sobre todo en el street art, en donde los acontecimientos y personajes anónimos, como ella misma, protagonizan cada una de las anécdotas que hay detrás de cada negativo.
El mundo está lleno de personajes anónimos, secretos que se descubrieron hasta después de la muerte de grandes mentes, pensemos en Van Gogh, el pintor de la mirada triste y desesperada por hallar la felicidad en tonos amarillos. Igualmente está el poeta portugués Fernando Pessoa, quien se despersonificó en el mundo real para convertirse en cientos de personajes en su literatura, pero terminó siendo nadie públicamente hasta su muerte.
Con su cámara Rolleicord a la altura de su pecho, y los ojos bien abiertos, fue contando los secretos de las ciudades en las que habitaba o visitaba. Desde el sentido del humor, hasta la sensibilidad por la tragedia, Maier consolidó una estética única, digna de considerarla a la altura de grandes fotógrafos como Henri Cartier Bresson y Robert Frank.
Vivió una vida común y corriente, con un trabajo de bajo perfil y con la soledad que grandes genios han abrigado en la historia del arte. A la edad de 83 años, Maier dejó este plano tridimensional para nunca morir y dejar el testimonio de lo que fue toda su vida, bajo el velo de un ojo artístico meramente puro y sincero.
El documental Finding Vivian Maier, dirigido por John Maloof y Charlie Siskel, nominado en 2015 a los Óscar, es un increíble pasaje que te hará conocer más de cerca a esta enigmática artista.
Muchas dudas surgen alrededor de este mítico personaje, ¿para qué documentar toda una vida, sin tener ninguna intención de mostrarla? ¿Qué buscaba Maier al retratar y guardar cada uno de sus rollos? No cabe duda, que la excentricidad casi siempre viene de la mano de los genios, y definitivamente Maier puede considerar como tal.
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