La palpitante oscuridad que habita en la imaginación de Guillermo del Toro (1964) desafía los sueños más aterradores que nos han acosado desde pequeños. Pensar en el cineasta tapatío como un equivalente a un portal hacia el ya conocido, pero poco explorado, mundo del horror, es la percepción por la que su talento ha sido merecidamente reconocido.
Todos los monstruos de Del Toro respiran el miedo y la, todavía viva, inocencia que se esconde detrás de nuestro adulto. Es su capacidad para desarrollar personajes complejos, impredecibles y fuera del ojo estereotípico la que nos ha ofrecido una entrada directa al universo de oscuridad colectiva que permanece latiendo en el corazón de la humanidad.
El día de hoy recibió su lugar en el paseo de la fama de Hollywood, mismo que ya se había anunciado dos años atrás. Por cuestiones logísticas y de agenda, fue hasta hoy que se le conmemoró con una apropiada ceremonia, en la que personajes como Lana del Rey y J.J. Adams le ofrecieron unas palabras al cineasta mexicano.
Casi es imposible hablar de este personaje sin redundar en todo lo que ya sabemos y se ha dicho de él, pero no por eso descarto su larga trayectoria, pues todo su trabajo y obra artística, desde el trabajo más “simple” hasta los que lo llevaron a conseguir más de un Óscar, han sido un legado que promete prevalecer durante un tiempo, convirtiéndolo, sino es que ya lo es, en un director de culto, y hasta en un clásico para los amantes del género.
Sus primeros rodajes fueron con los cortometrajes de Doña Lupe (1985) y Geometría (1987). Para después especializarse, en la década de los 90, en el maquillaje con la ayuda de Dick Smith, quien fue un famoso maquillista estadounidense, mayormente conocido por su trabajo en películas como Little Big Man, The Godfather, The Exorcist, Taxi Driver y Scanners y ganador del premio Óscar por Amadeus (1985).
La fascinación de Guillermo por conocer un mundo multidimensional, en el que la lógica rebasa nuestros conocimientos científicos y las leyes que hemos creado, hasta ahora, en cuanto a la física, y su imaginación, nos adentra a mundos en los que la fantasía, la ciencia ficción y el horror conviven de maneras simultáneas.
Algo que ha demostrado el talento de Del Toro es que no se llega al éxito de la nada y mucho menos solo. El ingenio y la creatividad se acompañan de grandes personajes que rodean nuestras vidas, como en su momento lo fue Dick Smith, y el famoso par de talento mexicano que lo acompañan en el reconocimiento del cine mexicano a nivel internacional: Alfonso Cuarón e Iñárritu.
Los universos narratológicos de Del Toro comenzaron a gestarse en su cabeza desde temprana edad. Guillermo ha contado que fue un programa de televisión el que lo influyó a imaginar estas criaturas míticas y fascinantes, pero también horrorosas.
“En la televisión pasaba una serie llamada The Outer Limits con un mutante calvo y de ojos gigantes. Esa imagen se fundió tanto en mi mente, que yo estaba en la cama y empecé a gritar. Me despertaba en el sueño como si estuviera en mi habitación, y literalmente veía criaturas. No había diferencia entre eso y la realidad. Mi psicoanalista me dijo posteriormente que eso me creó una especie de Síndrome de Estocolmo. De ahí que adore ahora los monstruos”, afirmó en una entrevista.
La reconciliación del cineasta con sus monstruos internos, se ve completamente reflejada en sus obras, piensa en El Laberinto del Fauno, o The Shape of Water (por la que ganó dos Óscar: Mejor Película y Mejor Director). Es apenas que el director comenzó a brillar de manera exponencial, pero lo cierto es que su trabajo empezó mucho antes.
Fue en 1993 cuando debutó su, ya después enorme, lista de largometrajes con Cronos (1993), una película de vampiros protagonizada por Federico Luppi y Ron Perlman, quienes lo estarían acompañando en más rodajes, como Hellboy o el Laberinto del Fauno.
Su crianza religiosa, principalmente inculcada por su abuela, quien lo cuidó la mayor parte del tiempo durante su infancia, fue la que lo llevó a ver el mundo de maneras crudas y violentas. La mitología religiosa en la que hay un ser todopoderoso que puede castigarte, y todas sus criaturas que lo acompañan rompieron la inocencia de Guillermo, provocando una fisura hacia un mundo extraordinario. Él mismo dice esto de la crianza que le dio su abuela:
“Hay una creencia estética y filosófica japonesa llamada Kintsugi, que es cerámica rota que se vuelve a juntar con oro. Creo que Kintsugi es la clave para ser uno mismo. No quiero que te reparen; quiero ser consciente de que hay oro en tus fracturas, y de niño ella fracturó esa parte de mí.”
Ya para el año de 1997 llevó a cabo su primera colaboración con Hollywood, con la cinta de Mimic, basada en una historia del escritor alemán Donald A. Wollheim (1914-1990). Fue entonces que su carrera comenzó a tomar vuelo, con producciones como El espinazo del diablo (2001), El Laberinto del Fauno (2006), Hellboy (2004), Pacific Rim (2013), y su más reciente aparición cinematográfica que lo hizo ganador del Óscar, The Shape of Water (2017). Eso por nombrar de los títulos más destacados de su obra, pero su largo legado nos deja con fascinantes materiales para recorrer el laberinto siniestro de su imaginación.
Incluso tiene una serie producida por Netflix llamada 3Below: Tales of Arcadia, en la que mezcla la fantasía con la ciencia ficción, una historia de dos adolescentes alienígenas expulsados al mundo de la Tierra por el golpe de estado ocurrido en su planeta. El cineasta nunca desaprovecha los mundos de su creatividad para agregarles un discurso político (muy propio del género fantástico y la ciencia ficción), en el que siempre aboga por los sectores marginados y también toca los temas del racismo y el xenofobia que viven muchos migrantes al encontrarse en otros países, sobre todo en Estados Unidos.
Seremos próximos a presenciar su más reciente proyecto, se trata de la película titulada Historias de miedo para contar en la oscuridad, misma que Del Toro produjo y podremos explorar a partir del jueves 8 de agosto.
En esta ocasión la historia se basó en el famoso escritor estadounidense Alvin Schwartz, quien se dedicó mayormente a escribir historias para los jóvenes. Los relatos de terror en los que se enfocaron fueron escritos con una intención de generar ambientes inhóspitos en los que los seres sobrenaturales abundan.
El mitológico mundo que habita en el cerebro de Guillermo del Toro nos sumerge en esta atmósfera entre el terror y la ternura que se esconde en cada criatura, por muy amenazante que pueda parecer. Esperemos que Historias de miedo para contar en la oscuridad se coloque junto a la gran lista de películas en las que el cineasta mexicano ha participado ya sea como director o productor, con una particular visión sobre la fantasía de la monstruosidad para apelar al realismo de la aceptación de lo imperfecto, que son dignas de cualquier maratón entre amigos.