El k-pop se encuentra más que nunca en el mainstream mundial, a pesar de ser la tercera ola coreana en nuestro lado del mundo, esta es la que se siente más como un tsunami. Al punto que puedes encontrar mercancía falsa de BTS y Blackpink hasta en los puestos del centro.
Así, con el descanso indefinido del grupo masculino, BTS, las cuatro chicas de YG Entertainment han llegado después de dos años para continuar con el legado de “los grupos más grandes del mundo”.
Podríamos decir que Blackpink es el epítome de los girl groups coreanos, pero esto es sólo en apariencia, ya que el simple hecho de que no lancen música al menos dos o tres veces por año, rompe directamente con el esquema coreano de pop.
Aunque esto salta a la vista, sobre todo para sus fanáticos insertados en el mundo del k-pop, esta manera más occidental de crear música, nos regala una curaduría más pensada sobre su música y el concepto con el que regresa.
Y así es como después de The Album, su primer álbum, regresan con Born Pink el segundo álbum de estudio con ocho canciones, el cual resulta ser una reafirmación de quiénes son como artistas y el por qué nacieron para ser Blackpink.
Con himnos que las hicieron famosas, como “Ddu-Du Ddu-Du” y “Kill This Love”, su single pre-release, "Pink Venom" deja un poco de lado esa fórmula para experimentar con un coro pegadizo, pero a media voz. Además de explorar la estética de la cultura pop contemporánea con las décadas de 1990 y 2000, impresionando con la fanfarronería que no es usual en Corea, entretejidas con referencias líricas de Notorious BIG y Rihanna.
Mientras que el title track, “Shut Down”, donde la empresa YG Entertainment se abanica con papeles verdes al declarar que ha sido el proyecto con más presupuesto de toda su historia (y sólo basta recordar que ellos fueron los que exportaron de Occidente los videos de gran presupuesto). En ella, samplean "La Campanella", de Niccolò Paganini y juegan con un trap sólido mientras el rap es un juego al que entran hasta las vocalistas, sobre todo Jisoo.
Estas dos canciones junto a “Typa Girl”, son las demostraciones intocables y llenas de confianza por las que Blackpink es conocido. Pero mientras las pistas corren, el grupo permite que se perciban grietas en sus ultraprístinas fachadas, revelando las inseguridades que a veces se esconden detrás de ellas. Así como una gran cantidad de palabrotas en inglés.
Comenzando con “Hard to Love”, cantada sólo por Rosé, que incorpora elementos del rock and roll de los 90 junto con elementos pop más vanguardistas. Por su lado, “Yeah Yeah Yeah”, que acredita a Jisoo y Rosé como compositoras, también bebe del rock pop de las décadas pasadas con un coro flotando en synth pop.
“The Happiest Girl” es la única balada del álbum, y ahí es donde podemos ver la dualidad del grupo, una versión sumamente vulnerable que cuestiona el propósito de la belleza y la búsqueda de la fama.
Casi llegando al final, encontramos “Tally”, con una guitarra minimalista crea una oda a vivir de la manera en que quieras vivir, amando a quien lo desees, y con un fuerte peso en los roles de género. La cereza del pastel es “Ready For Love”, una canción electrónica de la década de los 2010 descartada del primer álbum, que ganó el premio a Mejor presentación en el metaverso en los VMAs 2022.
Así es como Born Pink demuestra una vez más que Blackpink, junto a la creación creativa de Teddy Park, puede hacer el pop de nuestros tiempos, y que mezcla hip-hop, rock, bubble pop, música clásica y los precoros que caracterizan al k-pop.
El álbum ya ha roto una decena de récords, incluso ganándole a Bad Bunny en el mayor debut de 2022. Y este sólo es el principio de su gira mundial que las llevará hasta a Arabia Saudita. Born Pink sólo es la demostración de lo que ya sabemos, Blackpink es el mayor grupo femenino en la actualidad.
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