La niñez de Cecilia Navarro Jiménez, actriz y directora de la Compañía Serendipia, transcurrió de escenario en escenario en compañía de su mamá, quien, cuenta, era una apasionada del teatro y fue quien la metió a actuar desde que tenía tres años.
Cuando Cecilia entró a la universidad trabajó de manera más formal en diferentes proyectos con varias compañías de Querétaro, siempre enfocada en el teatro para adultos, sin embargo, paralelamente, trabajó por 12 años con la Compañía Banyan de Marionetas, donde aprendió y le interesó mucho el lenguaje de los títeres, desde cómo manipularlos, sus características, materiales hasta su construcción, lo que fue la punta de lanza para fundar en 2016 la Compañía Serendipia, junto con Karen Frías Rábago.
Bajo este contexto, la licenciada en actuación por Bellas Artes complementó sus estudios con danza, teatro, performance y expresión corporal, lo que retomó para empezar a hacer un laboratorio de movimiento e interpretación basado en cuentos, poemas o de algún tema social de interés.
“Para Serendipia Escénica es muy importante que cada uno de los proyectos tenga una estética propia, creativa y original que favorezca a la narrativa de la historia y soporte la atmósfera con elementos básicos, transportables y adaptables a cualquier espacio, ya que nos movemos mucho y viajamos con muy poco”.
Por ello, recalca Cecilia, su esencia principal es el actor o actriz y el sustento, las máscaras o marionetas, las cuales son elaboradas por ellas, así como la utilería en general y la música, cuyos arreglos los realiza su esposo.
“Nuestro deseo es asegurar que cada función sea una experiencia entrañable, memorable y que despierte en el espectador la inquietud de volver al mágico convivio que es el teatro, procurando contribuir de esta manera a la formación de nuevos públicos para la preservación de este maravilloso arte vivo".
Serendipia, explica Cecilia Navarro, es un lenguaje muy lúdico y colorido, generalmente infantil, sin embargo, a ocho años de su creación y contando con siete puestas en escena, siguen en desarrollo, por lo que actualmente trabajan con un nuevo proyecto que habla sobre la migración, desde la visión de una niña.
Se trata de la obra Martina y los hombres pájaro, de Mónica Hoth, la cual es una historia de desconsuelo que gira en torno a la ausencia que vive la pequeña Martina. Todos los hombres pájaro que emigraron a los Estados Unidos en busca de trabajo ya han regresado, todos, menos Martín, el padre de Martina, quien en su afán de recuperar a su padre del olvido realiza un viaje alucinante a través de las aventuras y peligros por los que un emigrante ilegal tiene que atravesar.
“Quiero resaltar que fuera de esta obra, nosotras creamos nuestras propias narrativas, generalmente trabajamos con una imagen, una idea que se nos viene a la mente y lo vamos construyendo en conjunto, así van naciendo nuestras obras”.
Sobre el nombre de la compañía, la actriz y directora señala que Serendipia es como una forma de decir ¡eureka! es equivalente a esa sensación de cuando estás buscando algo en un experimento y en el camino encuentras otra cosa, “es como cuando tienes un objetivo y de repente ¡pum! descubres algo. Para nosotras ese nombre nos gustó mucho porque nos vino muy bien ya que sentimos que es la manera en la que sucede la creación, es como que de repente estar en la oscuridad y ¡pum! viene la luz, surge lo inesperado, eso es Serendipia”.
En estos más de ocho años de trayectoria ininterrumpida, detalla Cecilia, que los siete montajes con los que cuentan están activos y los siguen presentando en diversos festivales, ferias de libro, fiestas patronales y espacios escénicos alternativos. “Esperamos que para mediados de este año ya tengamos el estreno de Martina y los hombres pájaro, es nuestro objetivo, mientras seguiremos creando y nutriéndonos para que surjan nuevas ideas, pero siempre manteniendo la esencia de nuestro trabajo”.
Texto: AJR
Información: Dirección de Prensa de la Secretaría de Cultura
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