Nueva herramienta antiestrés
Meditar parece ser una de las prácticas más imponentes a la hora de estar buscando una salida del estrés y ruido de la ciudad y la realidad misma, pero muchas veces son más los juicios que le hemos inmiscuido a esta práctica, que lo que realmente es.
Sin embargo, si todavía habiendo intentado un par de veces sentarte en flor de loto, con la columna bien recta, enfocandote en tu respiración, cualquier distracción siempre fue más fuerte que lograr una experiencia sincera con la práctica, no te preocupes, siempre hay atajos para conseguirlo, y uno que no imaginabas es la caligrafía.
Procedente desde China, la caligrafía como método de meditación es una de las vías más amables para lograr un equilibrio entre la mente y cuerpo. La caligrafía se refiere al arte de escribir con belleza. En realidad, a esta práctica se le ha asemejado con las artes marciales, sobre todo con Tai Chi con espada (o Tai Chi Jian).
Piénsalo, el movimiento que hace posible el trazo es “una especie de danza caligráfica”, lo mismo sucede a la hora de dominar la espada, por eso asemejan el movimiento del trazo en el papel con el movimiento que se lleva a cabo con la espada que corta el aire.
El secreto de esta técnica radica en la belleza, la búsqueda de lo estético y la contemplación de ello. Ya lo han descrito precisamente: “caligrafiar consiste en observar y captar el espíritu de la vida, para plasmarlo en un momento dado de la eternidad”.
El equilibrio de escribir
Seguramente ahora te preguntarás de qué manera escribir nos puede ayudar plenamente con nuestro manejo del estrés, y en esta búsqueda de paz mental. Lo cierto es que en realidad es muy sencillo, esta práctica nos ayuda a encontrar un momento de armonía entre nuestro cuerpo y mente al instante en el que movemos el pincel sobre el papel.
Entre formas y significados, nos comunicamos con un lenguaje escrito para llegar a un entendimiento próximo. Desde el principio de los tiempos, hemos recurrido a la técnica caligráfica para surcar un camino en el que podamos comprendernos a nosotros mismos y a nuestro entorno.
“Recuerda que las letras son formas y que esas formas no son más que una combinación de trazos. Cada trazo es de naturaleza distinta, cada uno puede corresponder a una energía diferente”.
Estas últimas líneas están descritas en el libro Calimantra, técnicas de caligrafía para trabajar la atención plena, en el que con el afán de compartir esta alternativa de meditación el colectivo Callimantra (Berlín, 2015), propone fusionar el arte de la belleza caligráfica con la meditación y la reflexión.
Pasos básicos para iniciar
Algunos consejos prácticos que recomiendan para adentrarte en esta práctica son los siguientes:
- Postura, es importante mantener los pies en el suelo y la espalda derecha, incluso puedes probar de pie.
- Adiós tensión, el papel es la pista de baile, deja que esta pieza fluya sin tensiones.
- Sé consciente al momento de trazar las formas
- Concéntrate en el momento preciso en el que la pluma toca el papel.
- No hay prisa, hazlo con calma. Entre más ralentizada sea la actividad, el resultado será más propicio.
- Dibujas mientras escribes y escribes mientras dibujas. Si te mantienes con esta idea, mejorará tu práctica hacia tu interior.
La funcionalidad de esta práctica radica en que al momento en el que te concentras para realizar un trazo, tus pensamientos se desconectan por completo para concentrarse en hacerlo bien. La contemplación de esto y el juego de ambos hemisferios cerebrales que utilizamos al realizar esta práctica, hace que tu cuerpo libere tensiones y tu mente fluya con el instante. Esto es básicamente la meditación.
Ahora tienes una alternativa más para meditar, sin necesidad de tanta parafernalia sobre inciensos, filosofías y demás, basta con escribir y concentrarte en lo simple que puede ser llegar a percibir la belleza desde tu paz interior.