En los diversos capítulos que tiene nuestra historia como humanidad, el Holocausto es uno que, sin duda, quedará para siempre en la memoria de una herida con infinitas historias que contar. Edith Eger, superviviente de esta atrocidad, narra su experiencia personal y su camino como psicóloga a lo largo de los años en este entrañable libro, La bailarina de Auschwitz. 

Cuando casi cumplía su sueño de ser una bailarina profesional, a los 16 años, Eger tuvo que abandonar la ilusión de un futuro en pisos de duela y salones de espejos, para vivir un atormentante destino. A menudo, recuerda aquellas posibilidades mientras mira una instantánea capturada por quien fue el amor de su adolescencia (Imre, quien no sobrevivió), pocos meses antes de que el fin del mundo la acorralara en su versión más atroz. 

Con más de 87 años, actualmente, Edith se ha atrevido a escribir su propia historia en las páginas de La bailarina de Auschwitz. Judía húngara, y la menor de tres hermanas, vivió en la ciudad Kosice, o lo que hoy conocemos como Eslovaquia. Por lo que los nazis llegaron a su casa en la recta final de la Segunda Guerra Mundial. Sin embargo, toda su familia fue arrestada, pasando por diferentes centros de detención hasta que finalmente los llevaron a Auschwitz.

“Al pisar el campo, sus padres fueron enviados a la cámara de gas y ella permaneció junto a su hermana, pendiente de una muerte segura. Pero bailar ‘El Danubio azul’ para Mengele salvó su vida, y a partir de entonces empezó una nueva lucha por la supervivencia. Primero en los campos de exterminio, luego en la Checoslovaquia tomada por los comunistas y, finalmente, en Estados Unidos, donde acabaría convirtiéndose en discípula de Viktor Frankl (El hombre en busca de sentido). Fue en ese momento, tras décadas ocultando su pasado, cuando se dio cuenta de la necesidad de curar sus heridas, de hablar del horror que había vivido y de perdonar como camino a la sanación”. 

Por mucho que parezca que el mundo se ha atiborrado de las más temibles y entrañables historias de este capítulo en la humanidad, es un hecho que cada versión es una nueva oportunidad a la reflexión. Es decir, recordar el valioso testimonio de quienes lograron salir vivos de ahí, siempre nos recordará las insanidades que hemos atravesado como humanidad. 

Desde un punto de vista psicológico y un poco espiritual, tal vez, podría ser que la libertad habita en la mente de uno mismo, y en el entendimiento de nuestro entorno. De lo contrario, alrededor se convierte en una prisión de la cual no sabremos cómo escapar. 

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