¿Será un apodo de un mega villano o de un asesino a sueldo? Esa es la primera pregunta que se me ocurre cuando escuché sobre Killerman, el nuevo thriller de crimen del director Malik Bader (Cash Only). Resulta que ninguno de los dos está cerca de ser correcto, y el razonamiento real para el título requiere más del músculo mental de lo que hubiera imaginado.

El núcleo de Killerman, también escrito por Bader, explora la corrupción, la amistad y el impacto que nuestros recuerdos tienen en nuestro sentido de identidad. La trama de la cinta nos habla de Moe Diamond (Liam Hemsworth) y Skunk (Emory Cohen) quienes se dedican al sucio negocio de lavado de dinero de bajo perfil en Nueva York, cuyo intento de ganar algo de plata extra desencadena inesperadas situaciones, con resultados sangrientos. 

Este par de jóvenes delincuentes trabajan para el tío de Skunk, “Perico” (Zlatko Buric), quien necesita solo algunos tratos más, y si todo funciona, poder volverse legítimo y trabajar en un negocio inmobiliario que arregló con algunos políticos corruptos.  

Perico parece satisfecho con el trabajo que estos jóvenes delincuentes han desarrollado, por lo que le ofrece al dúo la oportunidad para que laven no menos de 2 millones de dólares al día durante las siguientes dos semanas, lo que resultará en una muy lucrativa comisión.  

Todo marcha con normalidad y los planes salen de acuerdo a lo acordado, pero la situación se complica cuando Perico ordena abruptamente un retraso. Entonces Moe y Skunk no ven ninguna razón para dejar todo ese dinero inactivo sin traer beneficios a sus bolsillos. Es por eso que rápidamente organizan un negociazo, el cual involucra a unos traficantes de drogas nigerianos y una bolsa de cocaína, misma que podrán revender.  

Desafortunadamente, el convenio es una trampa, organizada por un policía corrupto llamado Leon Duffo (Nickola Shreli). Mientras huyen de la escena, Moe y Skunk sufren un accidente automovilístico, y Moe sufre una lesión en la cabeza que borra sus recuerdos. Skunk y Moe no solo están en problemas con Perico, sino que ahora también tienen policías a sus espaldas y es poco probable que Perico esté contento con el mal uso de su efectivo, creando aún más caos a su alrededor. 

Ahora estos dos “angelitos” tienen que hacer las cosas bien para sobrevivir. La fortuna de la pareja solo se deteriora a partir de ahí, ya que Moe lucha por recordar los eventos antes del accidente y Skunk trabaja para evitar convertirse en la cena de un perro de ataque. No obstante Killerman no es un título tan tonto como podría aparentar y ofrece una justificación creativa para el cliché de pérdida de memoria de Moe con un genial giro que pocos verán venir. 

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La actuación de Hemsworth sobresale en sus escenas más íntimas, especialmente en las posteriores al accidente. Se supone que el elemento de pérdida de memoria es lo que une esta película, pero lleva tiempo en tener un impacto significativo. Destacan los cambios de humor y la brutalidad con la que Moe se enfrenta a personas que no reconoce; esos elementos lo hacen destacar del hombre que era antes del incidente. 

Killerman es una cinta cargada de testosterona y no te la puedes perderte este fin de semana en las salas de cine. Es el tipo de película donde el romance es casi nulo y el sexo es un temblor apresurado y contra la pared; pero cuando la tortura y la venganza están en el menú, ¿quién tiene tiempo para amar? 

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