Sí, aunque no nos guste admitirlo El juego del calamar es un k-drama. Así que si has visto esta serie buenísima creación de Netflix, sabes que las historias coreanas tienen un encanto que no siempre encontrarás en las series occidentales.
Pero si te preguntas si su historia e impacto tiene una historia mucho más vieja que esta ola coreana, de hecho, según algunos analistas, esta es la tercera ola en este siglo. Tal vez esta la sentimos más fuerte por la globalización, o incluso porque Estados Unidos ya la arropó. Sea como fuere, esta ola no sólo son películas, comida y música, sino que también entran los famosos k-dramas.
Estas historias donde los personajes principales tardan 28 capítulos en darse un piquito, o tomarse la mano en el peor de los casos, aparecieron durante la década de los 60 en Corea, pero fue hasta los noventa y dosmiles que empezaron a ser conocidos fuera del archipiélago asiático.
El primer k-drama emitido en Corea fue a través del canal de televisión KBS en el año 1962, Gukto Manri, una serie histórica ambientada en la era de Goryeo. Es cierto que la audiencia no fue muy elevada pero era de esperar porque en Corea, el televisor tardó en llegar de manera generalizada.
Poca gente disponía de los medios necesarios para ver una serie en la tele, sin embargo, en poco años la situación cambió y para la década de los 70 se produjo un aumento de la audiencia que cambiaría el futuro de las series en el país.
La temática de los k-dramas en aquel momento no era muy distinta a la que conocemos actualmente, pero la moda estaba en lo histórico, arcos narrativos que mostraban distintas eras o grandes personas influyentes, como es el caso de Sejong el Grande (cuarto monarca de la dinastía Joseon).
Pero la vida cotidiana, los sufrimientos diarios, eran una historia cada vez más recurrente creando un puente de empatía para que las personas se sintieran identificadas con lo que veían en la pequeña pantalla. Y este fue un género que cobró bastante éxito, un ejemplo es La Madrastra, transmitida por MBC en el año 1972.
Sin embargo, pese a su esfuerzo, los ingresos que se obtenían y el presupuesto no eran suficientes como para realizar series de ciencia ficción en las que se tenía que invertir más dinero. Estos géneros eran cubiertos con producciones de Japón o Estados Unidos.
El cambio llegó en la televisión coreana con Amor y Ambición (1987), donde apareció el color en las pantallas, se considera todo un hito tras alcanzar un 78% de audiencia. Tras este k-drama, le siguieron otros grandes éxitos como Ojos del amanecer, serie de 1991 que nos habla desde la ocupación japonesa hasta la guerra de Corea.
En la actualidad los k-dramas son conocidos internacionalmente y están empezando a ganar reconocimiento. El hecho de que plataformas como Netflix hayan optado por apostar por este tipo de series, ha hecho que sean muchas las personas que se adentren en este mundo.
Así pues, este impulso les ha servido muy bien a la compañía de streaming, quien cada vez tiene un catálogo más amplio de dramas coreanos, incluso creando hitos como El juego del calamar. Aquí te dejamos algunos de los k-dramas más vistos de la plataforma.
La casa de papel: Corea, dirigida por Kim Hong-seon
Ladrones se apoderan de la Casa de la Moneda de una Corea unificada. Con los rehenes atrapados, la policía debe detenerlos, así como a la mente maestra detrás del golpe.
Nuestro Horizonte Azul, de Kim Kyu-tae
El amor es dulce y amargo —y la vida está llena de altibajos— en estas historias sobre un grupo de personas que habitan y trabajan en la ajetreada isla de Jeju.
Mi diario de liberación, de Kim Seok-yoon
Hartos de la monotonía de la adultez, tres hermanos intentan liberarse de sus vidas aburridas... y descubrir el camino de la plenitud.
Alquimia de almas, de Park Joon-hwa
Una poderosa hechicera atrapada en el cuerpo de una mujer ciega se encuentra con un integrante de una prestigiosa familia, que necesita su ayuda para cambiar su destino.
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