Por el estrecho vínculo que tenía José Juan Tablada (3 de abril de 1871 - 2 de agosto de 1945) con la pintura y la influencia que ésta tuvo en él, se le puede considerar como un poeta pintor. Octavio Paz lo señaló primero en su ensayo Estela para José Juan Tablada de 1945, en el cual lo compara con Ramón López Velarde: “Concluyó que sí hay una mexicanidad en el segundo, pero la mexicanidad en imágenes solamente existe en obras de Tablada como La feria: poemas mexicanos”.
No obstante, cuando se habla de la importancia de Tablada en la literatura mexicana, suele subrayarse que introdujo el modernismo al país. Sin embargo, rara vez se menciona la cercanía que tuvo con la pintura y el dibujo, así como el papel que estas expresiones tuvieron en la definición de su trabajo literario.
Esta relación con las artes plásticas se manifiesta amplia y variadamente: desde su temprano deseo de convertirse en pintor profesional, pasando por su labor como crítico de artes y promotor de algunos pintores mexicanos, hasta las ilustraciones y caligramas que realizó para algunos de sus libros.
El nacimiento del interés de Tablada por las artes plásticas cuenta con dos versiones. En la biografía José Juan Tablada en la intimidad, escrita por la Nina Cabrera —viuda del poeta—, su iniciación se ubica entre los cinco y seis años, cuando descubrió un libro con dibujos a color de pájaros y flores. Por otro lado, en La feria de la vida, primer volumen de sus memorias, él mismo describe que, mientras estaba en la primaria, frecuentaba a su tío Pancho, quien era pintor aficionado y lo acercó a la pintura y a la observación de la naturaleza.
“Tablada quiso en su juventud ser artista plástico. Las acuarelas que hizo como aprendiz y aficionado se conservan en el archivo del Instituto de Investigaciones Filológicas de la Universidad Nacional Autónoma de México (IIFL-UNAM). Esta relación es muy importante. Incluye no solo su aspiración a pintor sino su práctica de la crítica de artes plásticas. Por ejemplo, Tablada fue el primero en reseñar con acierto los trabajos iniciales de José Clemente Orozco y Diego Rivera. También hay que considerar la publicación de poemas ilustrados por su amigo Julio Ruelas, como es el caso de La bella Otero, que apareció en la Revista Moderna, afirma el poeta Rodolfo Mata, quien es coordinador del sitio web José Juan Tablada: Letra e Imagen, creado para integrar el trabajo literario y visual del artista.
En su ensayo José Juan Tablada: la escritura iluminada por la imagen, el académico establece conexiones entre los discursos visual y literario del poeta, como fue el caso de acuarelas, dibujos, fotografías y recortes que aludían a momentos, objetos y situaciones relatadas en sus memorias, sus crónicas o su diario personal.
Mata también sostiene que considerar a Tablada solo como poeta equivale a ignorar la mayor parte de su obra. “Su producción literaria abarca casi todos los géneros: crónica, cuento, novela, poema en prosa, ensayo, teatro, crítica literaria y de arte”, señala.
La crónica fue fundamental porque gracias a ella generaba ingresos que como poeta no podía. El artista escribió muchas de ellas para los periódicos Excélsior y El Universal. “También las mandaba a otros diarios como El Heraldo de Cuba y La Nación de Buenos Aires”, explica Mata.
Dentro del conocimiento popular, el poeta es famoso por haber introducido el haikú —forma poética japonesa— a la literatura mexicana. Las artes plásticas y la cultura oriental tuvieron gran influencia en el autor, Un día… poemas sintéticos (1919) es un ejemplo de ello. Este libro, que es una antología de haikús, fue ilustrado por él mismo. Por otra parte, en Li-Po y otros poemas (1920), Tablada introduce el poema visual a Hispanoamérica.
La poesía visual es aquella en la que las imágenes y formas pictóricas están definidas por el poema, de una forma literal. No se trata de evocar imágenes mentales a través de la palabra, sino de colocar las palabras de manera que formen imágenes en el papel. Algunos fragmentos de Li-Po y otros poemas pueden consultarse en el cuadernillo número 33 de la colección Material de Lectura, dedicada a la poesía moderna y editada por la Dirección de Literatura de la UNAM.
Material de Lectura de Poesía Moderna No. 33 compila 38 poemas que corresponden a diferentes facetas de Tablada. En la introducción realizada por el escritor Héctor Valdés —quien también seleccionó las piezas poéticas que conforman el cuadernillo— describe: “Su amor por el Oriente en general se manifiesta, entre otras cosas, por ese homenaje a Li-Po. Este libro tiene su origen en los muchos conocimientos que sobre poesía y artes plásticas tenía nuestro poeta”.
Li-Po y otros poemas se inspira en el poeta chino del siglo VIII, quien, se cuenta, murió ahogado cuando estando borracho quiso alcanzar la luna reflejada en un lago. En el libro se pueden leer y apreciar poemas que forman lunas, puñales, aves y hasta herramientas de trabajo.
A Tablada se le reconoce como el primer escritor mexicano vanguardista: su obra se enmarca en el conjunto de manifestaciones artísticas que se desarrollaron en las primeras décadas del siglo XX, cuya característica principal fue la innovación y la confrontación con la normas estéticas tradicionales y conservadoras. A pesar de ser uno de los poetas más influyentes por introducir el haikú en lengua española, la poesía visual de la que era entusiasta nunca despegó. “Si tú ves a lo largo de la historia de la poesía mexicana, ¿qué poetas visuales hay? Octavio Paz lo reconoce como una influencia para sus topoemas, pero de ahí en fuera no hay nadie más”, dice Rodolfo Mata.
El académico describe que, en el pasado, había un rechazo a la poesía visual porque se consideraba que esta solamente consistía en trabajar con palabras, lo cual provocó que no tuviera seguidores que continuarán con esa expresión literaria. No obstante, concluye que, en un contexto donde en redes sociales predomina la imagen sobre el texto, se presenta una oportunidad idónea para valorar, revisitar y catapultar la poesía visual de José Juan Tablada: “Yo creo que sus seguidores aparecerán ahora, el hecho de que a la apreciación de su obra literaria se le haya podido reintegrar hoy su dimensión pictórica y gráfica es decisiva. Coincide con nuestra época que es eminentemente visual; las computadoras, las tabletas y los teléfonos inteligentes generan posibilidades técnicas de creación sin precedentes”.
En la página José Juan Tablada: Letra e Imagen (http://www.tablada.unam.mx/) están disponibles los poemarios Un día... Poemas sintéticos (1919), Li-Po y otros poemas (1920), El jarro de flores. Disociaciones líricas (1922) y La feria. Poemas mexicanos (1928).
Material de Lectura de Poesía Moderna No. 33 puede consultarse en http://www.materialdelectura.unam.mx/index.php/poesia-moderna/16-poesia-moderna-cat/83-033-jose-juan-tablada
Información e imagen: cortesía de la Dirección de Prensa de la Secretaría de Cultura.