Muy poco se habla de la nostalgia que representa la tecnología y el afán de nuestra especie por construir inteligencias artificiales semejantes a nosotros mismos. Y es que más allá de vanidad, narcisismo y hasta grandilocuencia, por pensar en que se trata de un juego peligroso en el que se intenta emular a dios, al creador o a la más pura, pero todavía inexplicable, razón que nos apareció en este punto del universo; también es un tratado –quizá– sobre la nostalgia de persistir aún cuando ya no estemos aquí.
¿Qué es la memoria, sino el ímpetu por no desaparecer en el olvido? Desde los antiguos filósofos, escritores y hasta ahora mentes contemporáneas se ha retratado al olvido como aquella arma feroz capaz de destruirnos para siempre. Igual sucede con aquellas historias de la ciencia ficción, en las que los escenarios están protagonizados por la tecnología como un ícono máximo de civilización, y la constante gravitación por existir en la posibilidad de lo eterno.
Claro que somos una especie nostálgica y cada avance tecnológico que desarrollamos es una prueba fehaciente de ello. Es decir, más allá de los adjetivos peligrosos y molestos que podamos adjudicar a este hecho, también es verdad que la abstracción de nuestra inteligencia se ha apoderado de campos que antes sólo podían imaginarse, pero que hoy en día ya son una realidad.
Hace unos años nadie hubiera imaginado que un mono estaría jugando telepáticamente un videojuego, tal y como lo demostró Elon Musk con su compañía Neuralink, la cual busca desarrollar chips que puedan integrarse a cerebros humanos. Las posibilidades que busca con esto son muchas, pero de primer momento pretende ser un apoyo para las personas con parálisis.
De la imaginación a la cotidianidad
El camino de la Inteligencia Artificial inició como un sueño entre las más fascinantes páginas y películas que aún nos entusiasman, para hoy ser una realidad cotidiana. Aunque no hemos logrado que un robot pueda pasar desapercibido entre una multitud de humanos, lo cierto es que los avances han sido realmente significativos.
Sobre los múltiples ejemplos al respecto, los asistentes virtuales son una muestra sencilla, pero fascinante, de los alcances científicos que se han logrado. Ahora ya no nos parece tan extraordinario como al inicio, pero pensar en llegar a casa y darle la orden a Alexa, Siri y demás, para que ponga música prenda las luces y demás, antes era algo que sólo se pensaba en la ficción.
La asistencia virtual es, de hecho, una idea fascinante que va más allá de sólo encender luces o música. Se trata de una tecnología que busca desarrollarse hasta tal punto de convertirse en un software que emule al cerebro humano en su máximo potencial.
Jarvis, el nuevo asistente virtual
Recordemos a nuestro personaje de ficción Tony Stark (Iron Man, Marvel) y su entrañable amigo J.A.R.V.I.S (Just A Rather Very Intelligent System), la inteligencia artificial en la que se apoyaba nuestro superhéroe para salvar al mundo. Entre los puentes de la ficción y la no ficción, algunas coincidencias prosperan en nuestra realidad.
Por ejemplo, Jarvis, el nuevo asistente virtual de NVIDIA que ha alcanzado un nivel mucho más elevado que las ya conocidas como Alexa y Siri. Este software fue diseñado para reconocer y traducir una conversación al instante, en menos de una décima de segundo, según la multinacional estadounidense.
Los desarrolladores de este nuevo asistente enfocaron su atención en los detalles, pues Jarvis también será capaz de analizar las frases para pronunciarlas con el sentido que quiso decir la persona, y no con una voz acartonada y robótica, sino con un tono mucho más natural.
NVIDIA ha señalado que entrenó a Jarvis con más de mil millones de páginas de texto y más de 60 mil horas de conversaciones en distintos idiomas. Así que podríamos decir que está bastante preparado para asistirnos de una manera bastante completa y orgánica.
Por el momento, Jarvis es capaz de traducir en seis idiomas distintos: inglés, japonés, alemán, francés, ruso y español. Sin embargo, prometen incluir mucho más idiomas próximamente. Incluso, han comentado que están asociados a T-Mobile y Mozilla para ampliar mucho más su base de datos, tanto de textos como de audios y así mejorar el alcance del algoritmo.
Funciones y aplicaciones reales
Jensen Huang, CEO de NVIDIA, apuntó a que Jarvis fue equipado con un sistema de reconocimiento de voz, para que poco a poco pudiera reconocer el lenguaje de uso común y los diversos modismos que se aplican en diferentes circunstancias, incluyendo el lenguaje médico, el cual es mucho más técnico.
Después de haber escuchado una conversación, Jarvis reconoce el habla y después traduce de inmediato al idioma que se elija. El propósito de NVIDIA es seguir desarrollando su sistema para que Jarvis se inicie en el mundo de los negocios, y más áreas. Es decir, que esta tecnología pueda utilizarse para diversos fines. Por ejemplo, desde traducciones en tiempo real hasta la creación de un bot con la capacidad de tener una conversación como si fuese en un ser humano.
Tal y como sucede en múltiples historias de ciencia ficción, NVIDIA pretende que el software pueda insertarse en todo el mundo como apoyo para conectarse a interactuar de manera orgánica con cualquier persona, sin importar las barreras del idioma.
Por otra parte, NVIDIA también ha destacado que sus funciones pueden abrirse a otros campos de servicio, como enfermeras digitales para monitorear pacientes las 24 horas continuas del día.
Eventualmente, veremos hasta dónde es capaz de llegar esta historia real y a qué ficciones superará, para convivir en un mundo entre robots, cyborgs y seres humanos superdotados de nostalgia entre un mundo meramente tecnológico y digital.
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