Sólo basta tener un poco de curiosidad en los hashtags que dominan Twitter México para saber de BTS.
Y tal vez un poco más de curiosidad rutinaria al entrar en las diversas tendencias, para saber que J-Hope es la luz y el sol del septeto surcoreano. Siempre con una sonrisa, lleno de energía, que inspira a sus compañeros; pero esta faceta artística, no es la única cara de Jeong Hoseok, quien es un humano multifacético como cualquier otro.
Así, después del anuncio del descanso como agrupación, BTS informó que ocuparía este segundo capítulo en su carrera para explorar sus facetas en solitario, y el primero en dar este paso es J-Hope, quien presentó su primer álbum solista, Jack In The Box.
Casi como cara opuesta de la misma moneda, este primer álbum muestra el oscuro alter ego del surcoreano. En diez canciones J-Hope aborda los temas de éxito, humanidad, pasión y autodestrucción, compartiendo las ansiedades y agonías del cantante a través del hip-hop, más turbio que brillante, busca encontrar respuestas a preguntas de su propia existencia.
Como una analogía de la caja de Pandora, Jack In The Box comienza con el intro en inglés a cargo de una voz femenina que cuenta este mito, dejando a relucir que la esperanza fue la última en quedarse encaramada en la caja que contenía todos los males del mundo.
Con esta alegoría que bien podríamos asumirla como si fuera el mismo, al final “esperanza” es el nombre artístico que lo llevó a la fama mundial, y desde el concepto del disco, podemos intuir que es más una burla que una luz al final del camino. Él, la esperanza, está vestido de payaso, del tipo que sale por sorpresa en una caja de cuerda.
En la oscura “What If…”, que samplea “Shimmy Shimmy Ya” de Ol’ Dirty Bastard, contempla la dicotomía entre su personalidad pública y quién es él mismo: “Me pregunto 100 veces / ¿Soy realmente así?”, reflexiona. “Ilusionado, optimista, siempre con una sonrisa en la cara.”
Más tarde, en un coro chirriante, especula sobre cómo sería la vida si primero careciera de las fuerzas impulsoras de “esperanza ”, “sueños”, “pasión” y “visión”, antes de pasar a cosas más tangibles, como "dinero", "casa" y "coche".
J-Hope podría haberse quitado su máscara brillante y optimista en para mostrar otra dimensión de su personaje, pero eso no significa que esas cualidades las olvide en las 10 canciones. Todavía se impulsa en sus mensajes empáticos y sinceros con destellos de positividad, tal como en “STOP”, un agudo examen de los males de la humanidad.
"Los actos de los humanos que son incluso peores que los animales me repugnan / En palabras más duras, incluso yo dudo que sean realmente humanos”, rapea en un estilo notablemente noventero.
Luego da un paso atrás y considera las cosas más profundamente, “El entorno, la educación, el sistema en el que han estado viviendo / ¿En qué se diferencia del mío? / Nacimos a través de la ley de causa y efecto / A pesar de eso, nuestra voluntad puede cambiar cualquier cosa / Somos los creadores / Porque un pequeño comienzo es un gran salto / Porque no hay gente mala en el mundo”, continúa en un ritmo rápido.
Trabaja en gran medida con el hip-hop de la vieja escuela, pero agrega ideas frescas al conocido estilo, como en “MORE”, donde mezcla destellos de emo rock, gritando el estribillo sobre fuertes golpes de guitarra.
Mientras que en “Pandora's Box” teje una inquietante melodía de piano entre los latidos, mientras que el brillante “Future”, que recuerda a los primeros Kanye West, ilumina el ambiente con un coro de niños.
Sin embargo, es “Arson” la canción que se siente como el trabajo más logrado en Jack In The Box. El idol construye a partir de una base mínima y lúgubre, usando su voz como su principal instrumento, un barítono retumbante, un final magistral y adictivo.
Así, Jack In The Box está lejos, muy lejos del estilo de BTS, ni siquiera en sus años más enfocados al rap. J-Hope incita a la reflexión y deja un sabor fresco para todos aquellos que se preguntan quién es la persona después de nueve años de éxito: una estrella formidable que tiene mucho que mostrar.
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