La historia de J Balvin comenzó en 2009 cuando los pioneros del reggaetón comenzaban a romperla en latinoamérica, Daddy Yankee, Wisin & Yandel, Don Omar, todos ellos originarios de Puerto Rico. Una barrera geográfica para el colombiano José Álvaro Osorio Balvin, ya que el reggaetón se buscaba en esta isla caribeña.
Hace diez años del inicio de este fenómeno del reggaetón, y en ese momento era para las clases bajas, una demostración más bien desagradable de los instintos animales del humano, para demostración el “perreo”. A pesar de esto, tenía su público bien establecido, e incluso creó una suerte de tribu urbana que se juntaba en fiestas multitudinarias para bailar a diez uñas.
Por esos momento, J Balvin comenzaba a consolidarse en las discotecas colombianas, comenzando con pequeños éxitos como “Ella me cautivó” y “Hola qué tal”, para en 2013 lanzar La familia, el álbum que lo hizo conocido en latinoamérica, con “6 AM” y “Tranquila”, comenzó a estar en los oídos de los amantes de la fiesta.
Aunque el reggaetón comenzaba a ser parte de los “gustos culposos” de los millennials, aún no daba el salto que ocurriría en 2017. El antes y después de “Despacito”.
A pesar de que J Balvin está entre nosotros desde 2013, y sonaba en cada éxito de fiesta, era poco probable que su nombre sonara como lo hace ahora. El cual obtuvo en 2016 y 2017, cuando lanzó Energía, el álbum que contiene dentro de sí a exponentes musicales del tamaño de Pharrell Williams y del que proviene el mítico “Si tú quiere reggaetón, dale”, el hook de “Ginza”.
En este punto, J Balvin comenzaba a marcar una diferencia entre sus congéneres, lo que decantó en exploraciones más arriesgadas del reggaetón, lo que definitivamente lo introduciría al mundo del mainstream, y por consecuencia, impulsaría al resto de exponentes del estilo.
El año 2017, ya forma parte de la historia de la cultura pop, ya que fue cuando “Despacito” de Luis Fonsi y Daddy Yankee feat. Justin Bieber logró posicionarse en el #1 de la lista Hot 100 de Billboard por 17 semanas. Un impulso que no se habría podido lograr sin Bieber, es cierto, pero que para la música popular significó agregar un nuevo género a su catálogo, el reggaetón.
Aquí fue cuando definitivamente J Balvin comenzó este ascenso a la cúspide, ya que “Mi gente” estuvo a poco de ser “Despacito”. Cuando esta canción de los puertorriqueños estaba rompiendo las radios del mundo entero, el single de J Balvin en colaboración con Willy Williams, estaba pisándole los talones. Aunque no logró llegar a la cúspide del Hot 100, si no se quedó con un nada despreciable #2 en esta lista, el colombiano captó la atención de la Queen B, quien decidió participar en el remix de “Mi gente”.
Aunque no tuvo ni de cerca el impacto de “Despacito”, definitivamente esta colaboración terminó por posicionar la música latina en los oídos del mundo. No importa que no entiendas, lo que importa es que sientas la música.
El escritor Rubén Darío lo dijo en su momento, los latinos tenemos ventaja frente al resto de los primermundistas que sólo se miran a sí mismos; los nacidos en estas latitudes podemos aprender de ellos y de nosotros, lo que nos da una visión mucho más amplia.
Un razonamiento aplicable al mainstream actual.
Los latinos llevamos mucho más tiempo entendiendo que la música no es una cuestión de entender qué dice, sino de cómo nos hace sentir el ritmo. Esta particularidad permite crear composiciones innovadoras que no necesariamente tienen que tener sentido líricamente, como el pop sueco que transformó la industria de la música a finales de los noventa e inicios del 2000 con Denniz PoP y Max Martin.
La escuela sueca creada por Denniz PoP al no ser angloparlante, siempre dio preferencia al ritmo que a la letra, esta era vista más bien como un acompañante necesario, lo cual llegaba a momento de “confusión” con los angloparlantes nativos.
Para ejemplo el primer éxito producido por Max Martin, "... Baby One More Time", con el mítico coro “hit me, baby, one more time”, que confundía a los nativos del inglés, ya que no sabían si hablaba de una llamada, de sadomasoquismo o de violencia en pareja.
Esta característica que creó un quiebre en el pop estadounidense, lo estamos volviendo a vislumbrar desde 2017, pero ahora desde nuestra latitudes, ya que si escuchamos casi cualquier canción de reggaetón, no encontraremos una lírica profunda merecedora de un Nobel, sino el glitter que hace que resalte el ritmo que nos hace bailar.
J Balvin terminó por consolidar el ritmo sobre la letra en 2018 con Vibras, posiblemente el álbum más revolucionario del reggaetón a últimas fechas.
Dentro de este álbum tiene nombres como Carla Morrison, Zion & Lennox, Wisin & Yandel, Anitta y la desconocida en ese momento, Rosalía. Un álbum que tiene toques de todo un poco, y que es un concepto completo rítmicamente hablando, con este álbum J Balvin terminó por ser considerado parte del mainstream y no como un exponente de música latina.
Aunque ya en este momento nombres como Maluma, Bad Bunny, Ozuna y Rosalía son conocidos por sí mismos, ninguno pudo llegar a donde llegaron sin la magia que J Balvin lanzó en el mundo.
En 2018, era el cantante más escuchado del mundo en Spotify, quitándole el puesto a Drake y Ed Sheeran; mucho de esto, gracias a sus colaboraciones sin fin, que lo han puesto hasta en la sopa tanto estadounidense como latina.
El año pasado, J Balvin fue uno de los invitados de Beyoncé en su concierto histórico en Coachella, lo que ni el colombiano se esperaba, era que tan sólo tendría que pasar un año para él mismo ser un headliner de este icónico festival.
Pero 2019 no sólo le ha dado la posibilidad de subir al escenario del Coachella y ser uno de los headliners más importantes, sino el de pisar la mayoría de festivales importantes en el mundo, dejando en claro que el reggaetón no es distinto al resto de música que está en oídos de todos.
Estuvo en Tomorrowland, Hellow Festival, Glastonbury, pero posiblemente el paso más histórico que el nacido en Medellín dio este año fue en Lollapalooza: J Balvin fue el primer artista latino en encabezar este festival en sus 28 años de historia.
A pesar de estos pasos inimaginables hace años para los nuestros, el colombiano le sigue diciendo sí a casi cualquier cosa. Lo que lo ha llevado a terrenos peliagudos. Hace un par de meses aceptó una colaboración con Chris Brown, mejor conocido por ser un tipo violento contra las mujeres, y muchos de sus fans se le fueron al cuello. Ya que si algo que incluso periódicos como El País aplauden, son sus letras que se abstiene de la misoginia que tanto “caracteriza” al género del reggaetón.
J Balvin habla de sexo como la mayoría de exponentes del reggaetón, pero no lo hace de la forma en lo que lo hace Bad Bunny, Ozuna o Maluma, quienes han sido recriminados más de una vez por este tipo de contenido. Simplemente pensemos en “Downtown” con Anitta, la cual habla sobre sexo oral, dejando en claro que las mujeres también disfrutan el sexo.
A pesar de este tropiezo, la canción de Brown quedó en el olvido, por tanto, J Balvin pudo limpiarse un poco del hombro esa marca, pero esto no ha impedido que siga diciendo que sí a todo. Al grado de que puede presentarse en Coachella y Lollapalooza, pero también en el Hellow Fest y el Coca-Cola Flow Fest, e incluso los MTV Miaw.
Lo que es un llamado sincero a los festivales más grandes en nuestro país, quienes siguen reticentes a estos exponentes, cuando es una realidad que el reggaetón está aquí para quedarse.
Aunque la vida de J Balvin ha sido una locura en unos cuantos años, es una persona tranquila que se levanta diario a las 5 AM para hacer ejercicio, trabaja compulsivamente y gracias a la meditación es que pudo controlar la ansiedad que lo consumía en los primeros años de carrera.
Con 34 años, José Álvaro Osorio Balvin ya transformó al mundo musical, dejando cada vez más en claro que el reggaetón es el presente de la música popular, que no sólo es para exponentes nacidos en Latinoamérica, sino es el ritmo que quiere escuchar el mundo.
Dios bendiga al reggaetón, amén.
Si te perdiste de J Balvin en el Hellow Fest, no te preocupes, que regresa el 23 de noviembre al Coca-Cola Flow Fest, junto a Ozuna, Anuel AA, y otros 30 artistas de música urban. Estará en el escenario principal, Coca Cola, al punto de las 10:30 pm.
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FOTO: Vibraslab [CC BY-SA 4.0]