En nuestro devenir cotidiano nos enfrentamos a diario con preguntas de difícil respuesta: ¿A dónde vamos? ¿De dónde venimos? ¿Qué fue primero, el huevo o la gallina? ¿Por qué “separado” va todo junto y “todo junto” va separado? Estas inquietudes que te planteas cuando piensas en todo y en nada, pero la pregunta que muchos de nosotros nos hemos hecho alguna vez es: ¿esto que está sonando es pop o es rock? Pero no existe mayor problema cuando escuchamos el término pop-rock. Que difícil es identificar a lo que se refieren.
Afortunadamente no tenemos ese problema con el metal, un género envuelto en las tinieblas y acompañado de guitarras distorsionadas, baterías galopantes y bajos tortuosos, un estilo que destila autenticidad y que vende camisetas hasta en las pasarelas. Un género en donde seguramente encontrarás este listado de palabras en alguna de sus letras:
- burn (arder, quemar)
- cries (grita, llora)
- eternity (eternidad)
- beast (bestia)
- demons (demonios)
- ashes (cenizas)
- soul (alma)
- gods (dioses)
- reign (reino, reinado)
- flames (llamas)
Así es el lenguaje básico del metal. Y de este poderoso sonido se desprende el heavy metal un género relativamente joven. No es como el blues o el rock and roll, cuyas historias se han convertido justo en eso: historia. Las primeras bandas de metal están todavía en activo, o finalizando giras de despedida, por ejemplo, Black Sabbath (reconocida mundialmente como la primera banda de heavy metal de la historia). La vieja guardia aún se mantiene de pie.
No podemos dejar de lado a otros viejos lobos de mar como lo es la agrupación británica Iron Maiden, que les guste o no, se mantiene como una de las agrupaciones con mayor éxito, y nos referimos a la música en general. Puede que no sean el favorito de gran parte de los fans del metal, pero hay que reconocer que siguen sorprendiendo a los asistentes a sus conciertos. Han conseguido mantenerse por delante de otros contemporáneos suyos y le siguen resultando sorprendente al público a pesar del paso de los años.
La maquinaria sigue funcionando. Pocas bandas de la vieja guardia pueden lograr en instantes llenos totales en estadios de todas partes del mundo; son contadas con los dedos de la mano. Lo común es que los grupos que alguna vez fueron gloriosos toquen en pequeños foros de un puñado de países o que logren cierto cartel gracias a un reencuentro fugaz. Tal vez lo más asombroso de los británicos de Iron Maiden es que gira tras gira alrededor del mundo agoten las localidades de donde se presenten, causando un desbordante furor entre quienes los disfrutan en vivo.
Desde sus inicios (1975) fue una banda que se caracterizó por trabajo extenuante, por esmerarse en ofrecer mejores espectáculos, por la profundidad de sus contenidos y su veloz virtuosismo. Pero tal vez han sido más impactantes sus –siempre censuradas– portadas con diablos, asesinatos y monstruos, que se suman a sus canciones tenebrosas y sus escenarios infernales. Sus pelos larguísimos y su vestimenta típica de un metalero con orígenes en la clase trabajadora; por algo en 2016 (previo a su presentación) el baterista, Nicko McBrain, fue confundido con un indigente y el hotel que lo hospedaba en la Ciudad de México le negó el acceso.
Iron Maiden impone en las nuevas generaciones
Lo más lógico es que una banda cuyos integrantes están por llegar o han sobrepasado los sesenta años de edad reúna a seguidores contemporáneos. Si bien asisten varios metaleros con décadas de experiencia, prevalecen los jóvenes ataviados con playeras negras estampadas con el rostro cadavérico de Eddie, la infernal y juguetona mascota del grupo.
La banda liderada por Bruce Dickinson y Steve Harris regresa una vez más a México con su más reciente gira llamada “Legacy of the Beast Tour”, su primera presentación la ofrecerán el día hoy, 27 de septiembre, en el Palacio de los Deportes, así como los días 29 y 30 donde Bruce Dickinson, Steve Harris, Dave Murray, Adrian Smith, Janick Gers, Nicko McBrain y por supuesto Eddie, demostrarán que aún mantienen un altísimo nivel de calidad. Un show impecable y lleno de vigor, una mercadotecnia perfecta que seduce las costumbres de los países que visitan; escenarios temáticos, con llamas y monstruos gigantes.
Iron Maiden es un grupo que, si una fatalidad no dicta lo contrario, bien podría estar muchos años más recordando al mundo por qué el metal alguna vez llenó los estadios que quiso, por qué irritaba tanto a los conservadores y desquiciaba a los padres. Lo hacen con vigencia, dignidad y todo su esfuerzo. No dan lástima, no ofrecen giras porque se quedaron sin dinero, no se abandonaron.
FOTO: John McMurtrie