En línea, una palomita, dos palomitas, entregado, palomitas azules: visto, o ignorado. Está activo, se desconectó hace dos minutos, conectado. Miles de tantos vieron tus historias, tres las vieron a detalle, los demás dieron slide. Todo el tiempo estamos conectados, y, sin embargo, no nos encontramos. Subes una foto, la editas, la publicas, en tres segundos ya tienes más de cien likes. No, pausa, retrocede, play: la publicas, y ahí está, nada sucede, ya no hay likes, ya no se contabilizan. Silencio.
“A partir de hoy, ampliaremos nuestra prueba de recuentos de me gusta privados a nivel mundial. Si estás en la prueba, ya no verás el número total de ‘me gusta’ y reproducciones en videos publicados en tu feed a menos que sean tuyos”. Este fue el anuncio que le dio Instagram a diferentes usuarios al azar para arrancar con una prueba a diferentes países en todo el mundo, incluido México.
Cambiar el paradigma puede volarnos los sesos, ¿no es para tanto? No, no es la tragedia, pero sí es el drama para la generación millennial, al menos en la zona occidental modernizada del planeta. Somos las mascotas de la tecnología, estamos entrenados para recibir toda esa “atención” virtual. Nuevos modelos de negocios surgieron así, los likes se han convertido en dinero, literalmente.
¿Cómo sobrevivirán los influencers a este golpe “experimental”? Los expertos estiman que será un golpe duro, pero necesario. "Al final del día, las redes sociales tienen el poder de cambiar las reglas del juego cuando lo deseen. Hemos elegido jugar en su mundo, por lo que debemos adaptarnos para cambiar nuestro negocio”, afirmó Danielle Lewis, CEO y Co-fundador, Influencer Marketing de la plataforma Scrunch.
“Este cambio afectará a todas las marcas que podrán ayudarlas en su comercialización. Muchos de los clientes con los que trabajamos tienen estrategias diversificadas e integradas que no dependen de Instagram. Nuestra esperanza es que este cambio tenga un impacto positivo en la salud mental de la sociedad y su necesidad de ‘validación similar’”, agregó.
Si algo nos distingue como especie, es el hecho de poder adaptarnos a las circunstancias. Incluso cuando odiemos los cambios, tanto que podemos pegar el grito en el cielo, o convertirlo en una tendencia para desahogar nuestra inconformidad, para que después sea diluida con el tiempo y nuestra asombrosa capacidad de adaptación.
¿Pero por qué Instagram tomó una decisión tan radical? Todo tiene un porqué, o al menos todo lo que es creado por el ser humano lo tiene, e Instagram lo tiene muy claro. La finalidad de esta medida es reducir la presión social que causan los números de likes, porque la salud mental de algunos se ha visto afectada seriamente. Desde el compromiso con la humanidad, antes que con las nuevas interfaces y demás, Instagram también aseguró que se trata de una medida temporal. Sin embargo, no especificó cuánto tiempo durará.
“Queremos que Instagram sea un lugar de expresión personal donde la gente se sienta cómoda. Esperamos que esta decisión quite presión sobre el hecho de cuántos likes van a recibir y que mejor se concentren en compartir las cosas que quieren”, dijo Mia Garlick, la directora de Facebook Australia y Nueva Zelanda, en un comunicado.
Mientras para los influencers es un riesgo monetario que la industria no titubeó en tomar, será interesante para las personas comunes y corrientes como nosotros. ¿Qué tanto seguimos a una cuenta por su contenido, y qué tanto por el número de seguidores? Es curioso plantearnos esta pregunta, y ver qué tanto ha influido esta estrategia de marketing en nuestros cerebros. Será bueno dar esta pausa y respiro, para reconfigurar nuestras dinámicas, o al menos intentarlo.
Además, no cabe duda que esta estrategia o experimento, se tomó con toda la seriedad posible, pues se tomó como prioridad la salud mental de los usuarios, a las ganancias de aquellos que dependen del like para vivir. De las propias palabras de Adam Mosseri, director ejecutivo de Instagram: “Tomaremos decisiones que perjudiquen al negocio si ayudan al bienestar y la salud de las personas”.
Aunque todavía no sabemos cuánto durará, y si sólo se quedará para ciertos usuarios, o se extenderá a toda la comunidad instagramera, no cabe duda, que se vienen tiempos de cambio. Para bien o para mal, estamos al borde una nueva era, sin mencionar que ya estamos a nada de finalizar esta década.