Desde hace décadas, las narrativas ficticias nos han hablado del futuro como aquel escenario en el que los carros voladores están por toda la ciudad, junto con más detalles que componen un entorno en el que la tecnología ha alcanzado un desarrollo de nivel casi intergaláctico. Sin embargo, con el paso de los años las industrias, por ejemplo, automovilísticas, han desarrollado tecnología de punta en temas completamente distintos a los de un auto volador, ¿por qué? Simple y sencillamente porque no se trata de lo más práctico para llevar a cabo, al menos no todavía.
Pero esto no quiere decir que la posibilidad de ver autos voladores sea inexistente. Es decir, el mismísimo Elon Musk ya se encuentra intentándolo con su modelo Tesla Roadster, pero como todavía sigue en un veremos, no podemos afirmar que ya exista esta tecnología en prototipo, ni mucho menos en el mercado.
Mientras tanto, sí existe algo que ha llamado la atención de muchos aficionados, como inversionistas, y se trata del Hyperloop Virgin, el nuevo y prometedor sistema de transporte que es, básicamente, una cápsula que levita y se desplaza dentro de un tubo a 1.200 kilómetros por hora.
El viaje y la ficción hecha realidad
Originalmente, la idea fue propuesta por las compañías de Musk, Tesla y SpaceX. Ambas hablaban de un diseño de tren en tubos al vacío a través de los cuales un objeto puede viajar sin resistencia al aire o a la fricción, transportando personas u objetos a altas velocidades, mientras a la par reducían considerablemente los tiempos de viajes en distancias de medio alcance.
De esta manera, la posibilidad se hizo realidad cuando Virgin Hyperloop, compañía estadounidense de tecnología de transporte, realizó por primera vez un trayecto con pasajeros. Josh Giegel, CTO y cofundador de Virgin Hyperloop, y Sara Luchian, directora de la Experiencia de pasajeros, fueron los primeros en abrocharse los cinturones dentro de la cápsula de prueba en las instalaciones de test de la compañía en Nevada. ¿El resultado? Un viaje corto, pero completamente exitoso.
Apenas fue hecho el primer viaje con pasajeros, pero desde hace dos años ya se había presentado la primera cápsula a nivel mundial en el Puerto de Santa María, en Cádiz, y que de hecho fue bautizada con el nombre de Quintero One. Se trató de una cápsula de 32 metros de largo y cinco toneladas de peso, con una capacidad de 30 a 40 personas sentados en asientos de dos plazas.
De su tecnología y de cómo funciona
¿Se trata de un tren volador? Sí, quizá no de uno que veremos en las nubes a la par de los aviones, pero sí de uno que levita para alcanzar velocidades extraordinarias, como los mil 200 kilómetros por hora. ¿Cómo funciona exactamente? En el interior de los tubos viajan las cápsulas propulsadas por imanes permanentes, lo que provoca su levitación. Además, no necesita de combustibles fósiles para circular, basta con baterías que, posiblemente, podrán recargarse en un futuro a través de celdas solares.
Mientras tanto, el Hyperloop únicamente utiliza la energía de la aceleración primera y la de frenar. Pues una vez que la cápsula alcanza la velocidad tras el primer impulso, al no existir fricción, ya no necesita más energía para seguir avanzando, por lo que su consumo es mínimo.
¿Ya es una realidad para la cotidianidad?
El objetivo de este nuevo sistema de transporte es obtener todos los certificados de seguridad correspondientes para el año 2025, para poder operar comercialmente a partir de 2030. Mientras tanto, seguimos optimistas con esta exitosa prueba que se llevó a cabo, y así nos preparamos para que en un futuro esas ciudades de las novelas de ciencia ficción se conviertan en el escenario real de nuestros días comunes y corrientes.
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