Durante la última década hemos presenciado un desfile de películas sobre superhéroes, con historias épicas, llenas de mitología grandilocuente en las que la humanidad se ve arriesgada por fuerzas descomunales, pero siempre existe un personaje o un grupo de ellos con grandes dotes dispuestos a rescatarnos del cataclismo final.
No es difícil imaginar un par de estas películas, sobre todo si pensamos en grandes cadenas como Marvel, que después del increíble cierre de Avengers, las dudas comienzan a surgir a manera de urticaria, ¿qué pasará ahora? ¿seguiremos teniendo superhéroes?
Justo cuando el final de la épica historia de los vengadores ha llegado a su fin, DC no perdió la oportunidad para acercarnos, nuevamente, a su universo. Con el lanzamiento de Joker y su enorme éxito, al lograr una conversación a nivel mundial entorno a la película y sus alrededores, el mundo en el que los superhéroes, antihéroes y villanos existen sigue abriendo cancha en el mundo de las historias épicas, dignas de convertirse en leyendas, en nuestro inconsciente colectivo.
Es natural preguntarnos el futuro de estas narrativas, que si bien, los cómics han existido desde finales de los años 30, el séptimo arte abrazó sus contenidos recientemente para regresarnos a ellas de maneras visualmente impactantes. Aunque no lo parezca, esta clase de historias tienen orígenes antiguos. Sólo piensa en el personaje Ulises de La Odisea y todo su camino lleno de peripecias para regresar a su hogar. No por nada surgió la famosa teoría del “camino del héroe”, con la que gran cantidad de escritores se basaron para trazar una línea argumentativa en la que el personaje y la trama pudieran evolucionar narratológicamente, en un formato similar, desde su contexto y perspectiva, claramente.
También recordemos al entrañable personaje del Quijote, quien, en la metáfora de Cervantes, fue un hombre que se involucró tanto en las narraciones de caballería con el exacerbante anhelo de convertirse en un noble caballero, pero su locura lo terminó por convertir en el caballero de la triste figura. Algo que podría ponerse en paralelo con Arthur Fleck de Joker, quien en su anhelo por buscar un lugar en el mundo de la comedia, terminó por convertir su propia tragedia en la comedia de su vida.
De alguna u otra forma, seguimos buscando espacios en los que la grandeza humana sea expresada en su exageración y sus toques de heroísmo, pero ¿por qué nos vuelven locos estas historias? Más allá de la obviedad, por tratarse de personajes “geniales”, la psicología tiene otros datos que ofrecernos, y se trata básicamente de que buscamos historias en las que los dramas comunes humanos sean retratados. Sobre todo, de manera alegórica. Temas como la muerte, el suicidio, la dicotomía entre el bien y el mal, la orfandad (en diferentes aspectos, desde un sistema hasta un relación interpersonal), la guerra, el amor, el destierro, la inagotable sensación humana de “no pertenecer”, el duelo, dolor y más conflictos internos.
En palabras de los expertos, “los superhéroes toman la forma de nuestros miedos, esperanzas y expectativas”, para forjarlas en un destino, por lo que terminan cautivándonos por anteponer sus propias necesidades a las ajenas, causándonos una atmósfera de seguridad y protección.
Relativamente, la humanidad sigue siendo bastante ingenua y novata en este plano llamado vida, por lo que es común que las curiosidades e intrigas primitivas permanezcan latentes en nuestro ser. Por eso estas historias siempre han cautivado nuestra atención, ahora son los superhéroes, pero como bien señaló Steven Spielberg (Jurassic Park), antes fueron las historias del viejo oeste.
No hace falta mucho análisis para entender que ambos géneros pueden equipararse, en ambos el protagonista, o los protagonistas, deben rescatar a alguien de un peligro inminente y, según sea el caso, deben hacer que la justicia triunfe o la venganza se ejecute.
¿Estará agotándose esta narrativa? Quizás aún no existe una respuesta como tal, pero por lo que la industria ha determinado en sus promesas de remakes, spin off y demás que ya están en camino, seguramente todavía nos espera una década o dos más sobre historias de superhéroes.
Aunque quizá esta clase de cine no tenga muchos fines más allá de la remuneración económica que representan, lo cierto es que sus tramas y discursos han tenido un fondo que nos revela la oportunidad de poder encontrarnos en esos personajes que tanto nos cautivan. Con grandes herramientas narratológicas y referencias históricas, filosóficas y demás, estas historias han cultivado una visión en el cine popular y en su audiencia para hablar de una época, quizá seguimos demasiado cerca, pero en unos años, con más perspectiva y objetividad, podremos apreciarla mejor.