La pubertad siempre es una etapa confusa, sin importar la época o los aditamentos tecnológicos que tengamos en el bolsillo. El primer amor y los primeros amigos siempre han sido un tópico de la secundaria, es en esta etapa es donde comenzamos a experimentar de la mano de una bomba de hormonas.

Y a pesar de que todos vivimos esta etapa, son pocas las películas que la retratan, al menos aquí en México, y si hablamos de comedias románticas, es aún más extraño.

Por ello, retratar el primer amor de secundaria y borrar todos los clichés de este tipo de comedia, fueron las inquietudes del director Yibrán Asuad al llevar a la pantalla grande la cinta Todas las pecas del mundo.

Asuad lleva una vida en la industria del cine mexicano, pero detrás de bambalinas, siendo el editor de la mayor parte de las películas independientes de renombre que se producen en nuestro país, lo que lo ha llevado a ser nominado varias veces a los Premios Ariel. 

Así pues, esta es la primera vez que se posiciona detrás de una cámara, para escribir y contar una historia propia.

La que resultó ser la historia de José Miguel Mota (Hanssel Casillas) de 13 años, quien se enamora de la chica más guapa del colegio, Cristina Palazuelos (Loreto Peralta). En plena fiebre mundialista, José Miguel tendrá que luchar por su honor, junto a su entrañable grupo de amigos ante los ojos de toda la secundaria.

El propio director cataloga a Todas las pecas del mundo como “un western de patio de recreo”. Ya que José Miguel, según Asuad, es un forastero que llega a romper el orden preestablecido de la secundaria, como lo haría un vaquero de antaño, a punta de pistola. Y es que este protagonista no es un chico bueno, por su historial de vida, es arisco, manipulador, egoísta y consigue lo que quiere sin importar los medios.

De igual forma, los chicos populares y guapos no son los típicos fresas, que tienen bien restringido con quién y con quién no interrelacionarse, sino son buena onda e inclusivos. Por esto mismo, es que José Miguel puede manipularlos para llegar a sus fines, en su caso es que Cristina sea su novia.

Así pues, esta idea de romper los clichés habidos y por haber de una típica comedia romántica se lleva a la perfección, ya que el mismo director admitió que al escribir el guion, junto a Gibrán Portela y Javier Peñalosa, pensaban en qué sería lo obvio que hicieran los personajes y ponerlos a hacer lo contrario.

A pesar de esto, poco pueden salir del típico triángulo amoroso que parece regla en la comedia romántica, que poco a poco, se va ampliando en muchas direcciones.

Es una película típica de comedia, pero esta vez dirigida a un público adolescente, con los pros y contras que esto conlleva. Aun así, está ambientada en los años noventas, en el año 1994 para ser precisos, lo que le da un aura de nostalgia apta para los que fueron adolescentes con cassettes y llamadas incómodas por teléfono de casa.

Que se encuentre ubicada en otra época, donde el mundial del 94’ era la estrella del momento, es uno de los aciertos que la alejan de lo común en la filmografía cómica mexicana. Y permite que sobresalgan personajes tan pequeños, pero entrañables, como la hermana de José Miguel, quien es una aficionada acérrima de Zague.

Otro gran acierto lo encontramos en la cinematografía, ya que es una difícil de encontrar en el cine comercial mexicano, lo que le da un toque único y más cercano, incluso de ensoñación, dándole ligeras pinceladas de cine de autor a este filme comercial.

Es una película ligera, para todo público, entretenida y la opción perfecta para desconectarse del mundo por 119 minutos.

Estará disponible en todas las salas comerciales de México, a partir del 27 de septiembre. No dejes ir la oportunidad de recordar el primer amor con Todas las pecas del mundo.