No soy quien crees es la nueva cinta del director francés Safy Nebbou, la cual fue presentada en edición 69° de la Berlinale. Una de las grandes joyas que se presentó en el festival pero que no compitió ya que Juliette Binoche es la actriz principal de la cinta, y era la presidenta del jurado en esa edición del festival.

Aunque no es la primera vez que la actriz francesa interpreta el papel de una mujer que se enfrenta a la pérdida de la juventud (por ejemplo, Las nubes de María), la exploración de Nebbou la sitúa en una realidad contemporánea tangible, en la soledad que muchos sufren y es que cuando hablamos de “catfish” no sólo el falsificador está profundamente solo.

El término de “catfish” refiere a personas que crean perfiles falsos en redes sociales con los que engañan a otros usuarios, y la mayoría lo hacen desde el interés romántico. 

Sí, nunca fue tan fácil crear una vida falsa hasta que las redes sociales llegaron a nuestro mundo, tal vez sólo haciendo más notoria la alienación humana en tiempos modernos (¿o es inversamente proporcional?).

Lo que es cierto, es que si hablamos de alguien que se enamora perdidamente de un perfil falso, los cuales son muy identificables, claramente hablamos de una persona que de igual forma está profundamente solo, y necesitado de afecto.

En No soy quien crees, una adaptación de la novela de Camille Laurens, llamada Who You Think I Am, podemos encarar a una mujer que lidia con culpa de no poder ser eternamente joven, y lo hace creando un perfil falso en Facebook con el que enamora a un chico mucho más joven.

Poniendo como centro la ilusión, la soledad, la frustración y la culpa, la historia de Claire transformándose en Clara (la chica veinteañera que finge ser) parece una radiografía sobre el amor en los tiempos de Facebook, pero poco a poco, se vuelve universal hasta desmenuzar una psique traicionada y venida a menos.

El título en español bien podría ser una indicación de cómo ver la película, un desdoblamiento que no sólo ocupa espacio dentro de su propia realidad, sino sobre nosotros como espectadores. No soy quien crees es una advertencia para los que nos adentramos en ella, anunciando que habrá más de un meollo.

La película fluye sin problemas, al inicio comienza como una cinta de comedia dramática, donde sin tapujos vemos al director carcajeándose de la mujer frente a la pantalla, para luego volverse un drama puro y duro, y por último, tomar tintes de thriller policiaco.

Uno de los aspectos que más resalta, es que la historia se desentraña gracias a la psiquiatra, interpretada por Nicole Garcia, quien sostiene la coherencia, mientras se deja llevar por el tono. Sin llegar a ser un intercambio sesudo, cuando Garcia y Binoche se encuentran frente a frente, podemos presenciar una dupla actoral que está en un constante estira y afloja, para derribar las paredes de una mente que se rehúsa a aceptar que sufre.

Sin duda, el hecho de que el tema gancho sea el catfishing, sólo es una excusa para sentirse actual. La profesión del Claire, profesora de Francés, deja a relucir muchas temática de las que se habla en la película, dejando en claro, que el engaño y la necesidad de libertad (de la forma que sea) no es una novedad, sino que ha sido un continuo en la vida humana.

Tal vez la única forma en la que flaquea el argumento, es que Binoche recrea a una mujer de mediana edad que los hombres no la voltean a ver, y sólo la burlan por ser vieja y fea. Y seamos sinceros, la actriz francesa es bellísima. 

Sea como sea, lo que es cierto es que sólo una actriz de su calibre podría haber sostenido una cinta que en su mayoría ocurre frente a mensajes de texto.

Sin duda No soy quien crees es una joya cinematográfica que no debemos dejar ir, se estrena este 28 de febrero en cines comerciales.

Sinopsis

Claire, una profesora divorciada de 50 años, crea un perfil falso en Facebook, haciéndose pasar por una joven de 24 años. Decide crear todo un personaje ficticio bajo el nombre de Clara, con la idea de espiar a su amante Ludo. Es así como llega a Alex, uno de los amigos de Ludo, quien después de hablar con Clara se obsesiona con la idea de conocerla, y Claire, cae perdidamente enamorada de un joven mucho menor que ella. A pesar de que toda su conversación es virtual, los sentimientos que surgen entre ellos van más allá de lo digital… resultando en una historia donde las mentiras se enredan con la realidad.