Las historias postapocalípticas, así como las de ciencia ficción, son el mayor laboratorio para los interesados en diseccionar la naturaleza humana, ya que al poner en situaciones extremas a los personajes, puedes empujarlos a responder preguntas universales y apremiantes.
Gracias a estas características, este tipo de historias se han vuelto cada vez más comunes, y por ello es complicado que todas estas películas no parezcan la misma, sólo que con zombis o sin ellos. A pesar de esto, aún podemos encontrar propuestas interesantes con telón de fondo de una humanidad sobreviviente al apocalipsis, como resulta ser La luz del fin del mundo (2019), de Casey Affleck.
Light of My Life en inglés, es la primera película de ficción de Affleck, después del controvertido falso documental que lo puso contra las cuerdas por las denuncias de acoso sexual, a pesar de que lo hizo de la mano del hoy reconocido, Joaquin Phoenix, que pasó sin pena ni gloria. Ahora, con este drama postapocalíptico que estrenó en la Berlinale, promete algo más.
La luz del fin del mundo está escrita, dirigida y actuada por Affleck, que después de ganar un Premio Óscar como actor, sigue demostrando sus tablas en la interpretación. En esta cinta comparte el peso de sostener toda la trama junto a Anna Pniowsky, quien interpreta a Rag, una pequeña niña que intenta sobrevivir con su padre (sin nombre).
Aunque con tan sólo ver el trailer podemos nombrar al menos tres o cuatro historias similares, La luz del fin del mundo tiene su encanto particular, y es que se centra en personajes humanos.
A diferencia de muchas películas del estilo, no son héroes que salvarán al mundo, o superhombres que pueden salir ilesos y caminando después de pelear con ocho personas; el padre y Rag son tan humanos que la tensión se encuentra en la explicación de qué es el sexo, el racismo, el machismo y la menstruación, así como en las diversas persecuciones.
Y es aquí donde la trama toma un tinte particular, ya que sí hay una peste, pero no convirtió a los humanos en no-muertos, sino era una enfermedad que sólo atacaba a mujeres, volviéndolo todo en un mundo de hombres. Las mujeres que no fallecieron, algunas fueron asesinadas a causa de la tristeza y enojo de los varones; otras viven resguardadas del peligro.
En pocas palabras, las mujeres se han convertido en la mayor riqueza del mundo, y aunque la lógica diría que deberían de ser cuidadas, cada que escuchan noticias de una mujer deambulando, muchos de estos las buscan dispuestos a asesinar a quien sea para poseerla. Y esto aplica para Rag, que con tan sólo 8 años, debe fingir frente al mundo que es un niño. Otro acierto es que la película nunca explica el peligro, y esto deja un gran espacio a la imaginación del espectador, que al no saber de qué huyen y temen los personajes, se adentra en una angustia mayor.
Aunque esta premisa bien pudo decantarse en una película de acción, el trabajo de Affleck tiene bien delimitada su exploración, la relación padre-hija, y cómo educar a un hijo a pesar del futuro espantoso que se pinta por delante.
Esta intimidad y soledad padre e hija, es el mundo principal que se deshebra en la cinta, un mundo contemplativo, emotivo y preciosamente capturado con la fotografía. La primera escena es una toma cenital de ellos dos acostados en dos sleeping bags, el padre le cuenta a Rag su propia versión del Arca de Noé, y dura diez minutos. Con esta escena principal, marca el ritmo contemplativo que la película de dos horas lleva.
El clímax que desencadena el final bien pudo llegar antes, ya que hay muchas escenas y momentos que terminan por ser repetitivos, los cuales se podrían ver como la cotidianeidad que la familia tiene, pero en realidad no dan nada más de lo que presentaron desde el inicio.
También es una película muy minimalista, ya que son muy pocos personajes, haciendo pocas cosas, pero sin duda la actuación de Affleck y Pniowsky es increíble, ya que construyen una relación preciosa con un final satisfactorio, dentro de los pocos elementos contenidos.
El guion es inteligente y dinámico, dejando que la niña y el padre jueguen con la autoridad, la rebeldía, la concesión y los sentimientos, donde ella está aprendiendo del mundo y él trata de protegerla a toda costa.
Es una película buena y muy humana, que muestra diversas facetas de las personas afrontando un cataclismo, así como una tierna relación. Pero a pesar de sus aciertos, no aborda casi nada nuevo que no hayamos visto en otras historias.
En la mayoría de críticas que hay en la red encontramos que lo primero que se hace es comparar la cinta con otras, ya que en ningún momento logra salirse de estas similitudes más allá del contexto que envuelve a este padre e hija. No dice casi nada nuevo, así como revelador sobre la calidad humana, crítica social o estructuras obsoletas.
Aun así, es de estas películas que te sorprende para bien, y sin duda es una cinta recomendable. El viernes 25 de octubre se estrenará La luz del fin del mundo en México, tanto en salas comerciales como alternativas.
Sinopsis
Es la historia del viaje de un padre y su hija fuera de la sociedad una década después de que una pandemia aniquiló a la mitad de la población mundial. Mientras el padre lucha por proteger a su hija, se pone a prueba su vínculo y también el carácter de la humanidad.