El director surcoreano Chan-Wook Park regresó con una de las exploraciones más constantes en su trabajo, el amor. Y como suele ser regla en su lente, no hablamos de una historia común de chico conoce a chica, sino que combina el suspenso, el romance y el clásico humor negro.

En La decisión de partir conocemos a Hae-joon (Park Hae-il), un detective entregado a su labor que pasa las noches en vela pensando en la cantidad de crímenes aún por resolver en la prefectura de Busan. Su principal pasión es la de encontrar soluciones a misteriosos enigmas, observando minuciosamente cada detalle a su alrededor en busca de pistas que le permitan poner un cierre definitivo a las carpetas de investigación a su cargo. 

Y aunque éste haya gran satisfacción en su trabajo, lo cierto es que su vida ha caído en la rutina. Una monotonía que se ve trastocada ante el descubrimiento de un cuerpo en la base de una de las montañas de la región.

Las primeras averiguaciones parecen indicar que el fallecido, un hombre de edad mediana con amplia experiencia en escalar rocas, podría haber sido víctima fatal de un homicidio. Su esposa Seo-rae (Tang Wei), una mujer de origen chino que apenas domina el idioma coreano, se ha convertido en la principal sospechosa del caso, luego de mostrar frialdad y apatía al enterarse de la muerte de su cónyuge. 

Las huellas de violencia física en los brazos y piernas de la joven enfermera hacen sospechar a Hae-joon que se trate de una venganza pasional, tomando justicia por su propia mano.

A pesar de que ninguna evidencia señala a Seo-rae como presunta responsable del crimen, el protagonista comienza a desarrollar una obsesión por la mujer, a quien vigila día y noche desde su automóvil en busca de un pequeño desliz que logre delatar su culpabilidad. Pero más pronto que tarde, comienza a cruzar la línea entre la obsesión y el amor.

Por su parte, Seo-rae se muestra dispuesta a cooperar con las autoridades en todo momento con el fin de estar cerca de Hae-joon, por quien también siente una extraña atracción. 

Pronto, ambos se ven envueltos en una complicada relación y son puestos en un gran dilema que cuestiona la autenticidad de sus sentimientos e intenciones. Cambiando la dirección de su vida.

Aunque extrañamos los vueltas de tuercas que han hecho famoso a Chan-Wook Park, esta historia prefiere centrarse en la extraña conexión entre los dos protagonistas, dejando el género policial sólo como una escenografía divertida tanto en la primera como en la segunda parte.

Con un final y una trama bastante predecible, La decisión de partir brilla por la inmersión en la relación de los personajes. Con un trabajo de cámara que atiende a las emociones ambivalentes y pasionales que los unen, a pesar de que hasta el último momento se refieren entre ellos con formalismos.

Una historia dulce, a pesar de los temas tratados, de dos amantes trágicos con un guion digno de Raymond Carver.

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