Al salir del cine, después de ver Guasón de Todd Phillips, en los primeros pasos por la plaza comercial sentí liberación y empoderamiento, confiando en mis piernas al caminar por este mundo.
Una especie de triunfo que no era mío, pero se sentía cercano, después de dos horas de presenciar la evolución de Arthur Fleck.
No estaba lejos de casa, pero tenía que caminar hasta el metro, y luego ir a una colonia particularmente oscura. Caminar lejos de la luz, que hemos añadido a nuestro inconsciente colectivo como seguridad, e ir por una avenida oscura, me hizo perder el primer sentimiento que me creó la película.
En ese momento, sólo tenía en mi mente, ¿cuántos locos con iniciativa no habrá en el mundo dispuestos a hacer daño? ¿Cuántos Arthur Fleck de la vida real caminarán por esta misma avenida, buscando quién se las pague, no quien se las hizo?
Casi en respuesta a estos pensamientos, comencé a caminar más rápido, intentando crear distancia entre mis pensamientos con los metros recorridos. En realidad, ¿hay diferencia entre el sistema corrupto que se presenta en el Guasón y el mundo real?
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Esa sería una de las primeras cosas, que sin duda, aplaudiría de la película de Todd Phillips, ya que logra crear un paralelismo casi realista con el mundo en el que estamos viviendo. Más allá de los miedos creados por sistemas disfuncionales, mas no por ficciones artísticas, el universo de Batman siempre ha sido una analogía de lo que sucede cuando todos los estratos de una ciudad están corrompidos.
Phillips lo entendió a la perfección al recrear el mundo sucio en el que habitan el Guasón y Batman, un mérito que no es suyo ya que fue creado en primer lugar por Bob Kane y Bill Finger, pero él supo llevar a la pantalla grande, gracias una dirección limpia que te sumerge en un mundo sombrío, en el que no hay escapatoria.
O sí, pero no todos tienen la posibilidad de escoger el lado del caballero de la noche.
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Seas amante o no de los cómics, si eres un consumidor de la cultura pop, es casi requisito conocer a Batman y al villano más icónico, el Guasón. A pesar de que no sepas mucho al respecto, es de dominio público que es un payaso loco sin escrúpulos, dotado de una mente criminal excelsa.
Por ello, es que Guasón ha causado tanto revuelo, por fin una cinta del origen de uno de los villanos más icónicos de la cultura popular. Lo que se ha creado alrededor de ella, es sólo el revés de lo mismo que se le ha criticado por “enaltecer”: la búsqueda de culpables donde no los hay. Todo bajo una lupa digna del ensayo Vigilar y castigar de Michel Foucault.
A pesar de esto, Guasón es una película de ficción que desata muchas preguntas sobre la sociedad en la que vivimos, y lo que hacemos en ella. Deja al aire la responsabilidad que tenemos frente a la Ciudad Gótica en la que vivimos, y qué hacemos con ello.
El mundo en el que vive Arthur Fleck, es un mundo sin salida, en el que su propia sanidad mental es lo que determina quién es y su función en el mundo. Algo que él no escogió, sino fueron las circunstancias ajenas quienes le negaron un lugar en la sociedad. Lo que nos deja con un hombre que hace lo que puede con lo que tiene, un sobreviviente a su manera.
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“Durante toda mi vida no supe si realmente existía”, reflexiona Arthur frente a su psicóloga. Una frase con la que podríamos resumir la exploración en la que se centró el director Todd Phillips.
Esta es una clásica historia de transformación y reconocimiento, con la estructura del viaje del héroe en toda la regla. Sólo que esta vez vemos el viaje de un villano, quien responde a todo lo que se le ha negado, con una moral creada por sí mismo, y una locura imperante.
De igual forma, es una historia sobre el reconocimiento propio, y la reafirmación de la existencia humana.
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Aunque ya es un lugar común hablar de la magistral actuación de Joaquin Phoenix, sin duda este filme no hubiera sido el mismo sin una interpretación digna de sostener una película completa, de afrontar la degeneración y la negligencia de un personaje que puedes sentir cómo existe, aunque él mismo lo dude.
Una reafirmación de existencia desde una trinchera que no estamos acostumbrados a ver en las grandes producciones de Hollywood. Lo que es innovador para el tipo de público al que va dirigido.
Guasón es un viaje por un despeñadero, es doloroso y complicado, dejará algunos brazos rotos y una sonrisa hecha con sangre.
Sin duda, una de las mejores películas de personaje del año, con una construcción psicológica bien hecha, una cinematografía que se adapta a la frialdad del mundo, y una banda sonora que deliberadamente nos deja sin una salida.
El viernes 4 de octubre podremos ver Guasón de Todd Phillips en salas comerciales y salas alternativas. El acontecimiento del año que no puedes perderte.
Sinopsis
La pasión de Arthur Fleck, un hombre ignorado por la sociedad, es hacer reír a la gente. Sin embargo, una serie de trágicos sucesos harán que su visión del mundo se distorsione considerablemente convirtiéndolo en un brillante criminal.