Ciertas productoras y directores mexicanos han institucionalizado en nuestro país el humor que nos hará reír a todos, algo arriesgado ya que el gusto se rompe en géneros, pero toda la comedia mexicana que podemos encontrar en carteleras tienen los mismos elementos.
Se basan en estereotipos, en una situación ridícula y la mayoría de los gags son comedia física, o escatológica. Es decir, es la comedia estadounidense en los noventas y ochentas, pero en pleno siglo XXI. Como la comedia de las películas de Adam Sandler a inicios de siglo, o las infantiles, como Mi pobre angelito (1990), pero sin el ingenio del niño. Y son un remake de alguna película extranjera que ya tuvo éxito.
Este tipo de humor tan genérico y específico a la vez, porque está contextualizado y estereotipado dentro de los confines de México, da para decenas de películas al año en nuestro país. Las que por lo general inundan las salas y ganan la taquilla cada fin de semana, a menos que un blockbuster estadounidense se encuentre en cartelera.
Tal vez lo que atrae son las paletas de colores vivas y el tono ligero, tan ligero que si te pierdes de la mitad de la película puedes agarrarle el hilo, o tal vez sea la oportunidad perfecta para reírte de todos esos clichés con los que hemos crecido a lo largo de nuestra vida, impuestos por los grandes consorcios de entretenimiento en México.
Muchas de las tramas constan del pobre contra el rico, el feo contra el guapo, de un desobligado que aprende la lección, de una mujer que encuentra el amor de su vida, de ver a ricos aprendiendo la lección, los extremos de un hombre estereotipado en México…
El problema no es que los personajes son estereotipos, sino que son tan simplones que son huecos. Al fin de cuentas, una de las formas más recurrentes de comedia es satirizar a los estereotipos, para verte en un espejo y cuestionarte, o al menos reirte porque “es cierto”, como Los Simpson ha logrado por 30 años. El problema es que estas comedias terminan por dar una moraleja desde la simpleza, es decir, no se deja de recrear el camino del héroe en cada una de las cintas del tipo.
Tal vez el hecho de que continúen llegando a las salas mexicanas como marejadas, es que son muy baratas, fáciles de producir y los actores de siempre, están ahí, esperando para aceptar las cintas. Estas cintas se terminan de grabar en unas cuantas semanas, la trama y los personajes son tomados de cintas que ya existen, y al final de cuentas, se basan tanto en las caras que las protagonizan, que terminan por ser consumidas por eso.
Son fáciles para los productores y aseguran rendimientos, y son entretenimiento simple, casi como lo que cuesta prender la televisión o poner Netflix en el celular. Sólo que con palomitas, refrescos y nachos tamaño jumbo.
Tal vez no vale la pena pensar en el porqué, los humanos utilizamos la repetición para descansar, y si apaga tu cerebro de todos los problemas que hay en el mundo, en tu país y tu vida misma, no hay nada mejor.
Así que ver caras conocidas, haciendo el ridículo, actuando la misma historia, y teniendo un final feliz, de los que te dejan tranquilo porque todos aprendieron la lección.
Si no hubiera un público al que le guste esta facilidad, la industria de la comedia liderada por Omar Chaparro y Martha Higareda hace mucho que se hubiera perdido.
Y a la que Doblemente embarazada, de Koko Stambuk, pertenece sin ningún tapujo. Es colorida, está protagonizada por estereotipos insulsos, desenvolviéndose en una trama ridícula (aunque esta cinta al inicio proclama con orgullo “Basa en hechos 100% reales”) y decantando en un final moralino.
Doblemente embarazada, está protagonizada por Maite Perroni, Gustavo Egelhaaf, Matías Novoa, Verónica Jaspeado, y su estreno es el 19 de diciembre en todas las salas comerciales de la República mexicana.
Sinopsis
A un mes de casarse con Javier (Gustavo Egelhaaf), el hombre de su vida, Cristina (Maite Perroni) decide celebrar su despedida de soltera. Es ahí cuando entre copas se encuentra a Felipe (Matías Novoa), su ex y amor de preparatoria con quien termina pasando la noche. Cuando Cristina se entera que está embarazada se desata la emoción y el caos, el problema no es saber de quién es el papá sino enterarse que son mellizos, uno de su prometido y uno de su ex. Tener una familia grande no era parte de sus planes.