La cinta Asfixia (2018), de Kenya Márquez, es un crisol de problemáticas que a pesar de la gama de grises que vuelven humanos a sus personajes, se conjugan todos en la angustia y el miedo a dejar de respirar.
Márquez quiso retratar nuevamente la discriminación en México, como lo hizo en momentos de su primer largometraje, Fecha de caducidad (2011), esta vez en la piel de una mujer albina, Alma (Johana Fragoso Blendl). A partir de esta mujer, nos adentramos a una historia con muchas temáticas y aristas, las cuales resultan en una historia cohesionada que fluyen sin problemas, dejando a la vista la complejidad de sus personajes.
El tema principal que aborda la directora en la cinta son los problemas y culpas que impiden que los personajes puedan escapar de las propias cárceles que la sociedad y ellos mismos se han impuesto. Alma es una mujer albina, una condición que sin duda conlleva rechazo al ser tan poco entendida en México, la cual salió de la cárcel y en consecuencia no puede conseguir trabajo; en el otro extremo se encuentra Clemente (Enrique Arreola), un hipocondriaco que por causa de una culpa autoimpuesta, ha decidido morir en vida.
Dentro de este universo acuoso, podemos encontrar a el Bernie (Raúl Briones), quien vive atado a la violencia con la que fue educado y, a pesar de amar a su hija y ser un buen padre, su misma forma de interrelacionarse le impide demostrarlo; y por último, Conchita (Mónica del Carmen) quien es una mujer chapada a la antigua, que entiende el matrimonio como su fin último y en consecuencia debe aguantar lo que sea con tal de conseguirlo.
Así pues, los cuatro personajes que conforman el universo de Asfixia están atados a sus demonios personales, los cuales les impiden avanzar hacia el aire fresco de la superficie.
A pesar de que las temáticas son diversas, el equilibrio entre cada una de ellas es algo que se puede notar, y se agradece, ya que no parece un popurrí maltrecho de tramas que sólo terminan por entorpecer. Aunque muchos de estos temas no se terminan de explorar propiamente, y en consecuencia ver una evolución de todos los personajes, sirven para impulsar el arco de Alma y Clemente.
Estas temáticas pueden ser fácilmente impulsadas hacia el drama más profundo, algo muy común dentro del cine nacional, pero este no es el caso de Asfixia, ya que Márquez es conocida por tintar sus historias con humor negro, y este toque no se pierde a pesar de la gravedad de los tema que toca en este filme.
Otro de los grandes aciertos es la ambientación que la directora logró con los personajes principales, ya que los colores azul y verde recrean visualmente los sentimientos de encierro y esperanza que determinan las vidas de cada uno.
El verde logra dar una sensación de encierro y enfermedad, y el azul, genera un ambiente de esperanza y salvación. Estos dos colores crean visualmente el contraste entre Clemente y Alma, quienes terminan por complementarse, él como el enfermo pero comprensivo, y ella como la salvación y la tristeza.
La ambivalencia del color, así como el simbolismo del agua, son de las grandes joyas que podemos encontrar en Asfixia.
La cinematografía es sin duda buena, pero a excepción de un par de escenas, es más bien simple, aun así, son preciosas las escenas creadas debajo del agua, así como los juegos de luces que crean a través del cabello casi blanco de Alma.
En los 88 minutos de duración de la cinta, la directora logra cohesionar una historia dramática, que logra reírse de sus personajes, sin dejar de lado la gravedad de sus dolencias, y sin posicionar a nadie en una gama de blanco y negro. Es una cinta llena de grises y humanidad, con un sentido del humor oscuro, que sin duda sería del agrado de muchos públicos.
Al tener un gran abanico de problemáticas y de matices, es muy fácil identificarse con los personajes, ya que el miedo y la angustia son emociones que en algún punto todos hemos sentido en la garganta.
El viernes 18 de octubre, Asfixia de Kenya Márquez, se estrenará en el circuito comercial, así como en el circuito alternativo de la República Mexicana. Sin duda una película para todos los públicos, que te deja un regusto de esperanza al salir de la sala.
Sinopsis
Después de salir de la cárcel donde aprendió a cuidar enfermos, Alma, una mujer albina, se propone recobrar a toda costa algo mucho más importante que su propia libertad. Para lograrlo se ve obligada a cuidar por las noches a Clemente, un hipocondriiaco con una obsesión compulsiva por evitar una muerte fulminante. La relación entre ambos transitará desde la sospecha, el miedo, la compasión hasta la ternura y el amor.
Fotografías: cortesía de Gina Cobos.