Harry Styles salió de One Direction hace unos años, y a pesar de que todos lo habíamos conocido por sus canciones pop hechas para ser hits, dio un vuelco con su álbum debut, ya que como muchos críticos han señalado, Styles buscaba un rock que hacía años había quedado enterrado.
Él quería ser el ídolo de los abuelos, no de una chica promedio de la generación Z, que de hecho son las que agotan cada recinto al que decide tocar.
Styles a pesar de su mentalidad actual, la cual podemos ver en su vestimenta genderless, tiene profundamente arraigada la cultura rock de su tierra natal, Inglaterra.
Además de revestir la música de Fleetwood Mac en sintetizadores y la singularidad de su personalidad, Harry Styles (2017) fue una buena sorpresa, sobre todo si lo comparábamos con sus compañeros de banda, quienes sabían lo que vendían y ahí se han arraigado.
El carisma de Styles es casi enervante, y tal vez sea por ello que sus fans lo seguirán hasta el fin del mundo para asistir a un concierto suyo, pero lo cierto es que el álbum poco se apegaba a las nuevas tendencias del target al cual se dirige y tal vez sea esto lo que lo llevó a crear el sonido de Fine Line, su nuevo álbum.
En este material discográfico, el cual admitió para Rolling Stone que lo hizo bajo la influencia de ciertas drogas, se ha decantado mucho más al pop, continúa con el uso de banda en vivo para grabar música, lo cual ahora está casi extinto, y le otorga el estilo de pop-rock. Pero a esto se le agregan sintetizadores sofisticados y ritmos folk, lo cual le da un aire más jovial, a pesar de que las letras no lo sean.
En las primeras cuatro canciones se encuentran las canciones con las que anunció su álbum, y nos pudo haber tomado el pelo, porque definitivamente estos tres singles son lo más pop de Fine Line, y con un poco de toques del rock de su anterior álbum. Tal vez una táctica de marketing, pero sin duda, no hay ningún mega hit en esa apertura del álbum, y bueno, en general en el resto de las nuevas canciones.
De igual forma que pasó en Harry Styles, pero ya sabemos que al chico de Inglaterra no le gusta crear este tipo de ritmos artificiales, y es algo que sí destaca en este segundo material de estudio, se puede sentir el corazón y el alma.
Esta peculiaridad se puede sentir a partir de “Cherry”, una canción sobre desamor y posiblemente dedicada a la modelo oriunda de Francia, con la que estuvo saliendo por más de un año, y los últimos segundos con una mujer hablando en francés con gran eco, es casi la prueba. Aquí las guitarras folk, revisten a la triste letra con cierta jovialidad, una de esas canciones que parecen ser hechas para ser tocadas en las frías tardes de otoño.
A partir de aquí es que el álbum toma una diversidad de ritmos, desde un piano para hacer una balada pop, hasta una guitarra española que juega con los acordes, para al poco tiempo convertirse en una eléctrica que parece más a una canción de rock.
Si sólo nos quedamos con la música, ciertos acordes y decisiones de producción, pueden dar la imagen de que es un poco más ingenuo de lo que es, ya que la composición se centra en la soledad y en un autodescubrimiento de un chico en los 20’s en la cúspide de la fama.
Por ejemplo, “To Be So Lonely” donde un beat tranquilo y marcado, junto a una guitarra española que hace aparición.
Esta tonada triste pero jovial, tal vez arrogante, enmarca una letra que habla de lo solo que está el cantante, y cómo trata de llenar el vacío con alcohol, y la que ya está siendo una de las líneas más citadas del álbum: “I’m just an arrogant son of a bitch who can’t admit when he’s sorry / Sólo soy un hijo de p#$% arrogante que no puede admitir que está arrepentido”.
Pero a pesar de que él mismo admite que no puede admitir que extraña a su ex, sí admite que le es muy complicado regresar a casa y estar tan solo.
Lo sabemos, la fama es abrumadora y solitaria, esto ya es un tópico de casi cualquier cantautor, pero Styles logra impregnar en cada canción su personalidad brillante. Tal vez “Golden” y “Watermelon Sugar” son la mayor prueba de esto. Como lo dice The Guardian, si Shawn Mendes cantara “Watermelon Sugar” sonaría como comercial, pero Styles gracias a su voz logra impregnarle un calor abrasador.
Si se preguntan dónde están los hongos alucinógenos que tanto revuelo causaron cuando el perfil de Rolling Stone salió, toda esta psicodelia se encuentra en “Sunflower, Vol. 6”, la canción con más guitarras distorsionadas y unas vociferaciones al final de la canción, que sin duda te puedes imaginar a alguien muy drogado sintiendo cómo suenan estos sonidos.
Tal vez una de las canciones que más sobresalen en Fine Line.
Posiblemente la canción que tiene más el aura melancólica de su primer álbum es “Fine Line”, de ahí en fuera, parece que el tempo más acelerado es lo que sedujo a Styles en los meses en los que creó este álbum.
Por ejemplo, “Canyon Moon” le da un aire a los ritmos de Vampire Weekend, con una guitarra feliz e incluso palmas que acompañan a la voz grave de Styles. Sin duda, este ritmo favorece a la imagen afable que el cantante tiene, pero gracias a Fine Line, sabemos que hay bastante oscuridad y melancolía dentro.
Esta vez, Styles demuestra que sigue en búsqueda de su sonido, y que no tiene prisa por encontrar el ritmo al cual asirse después de dar un repaso a todos sus vinilos de cantantes que admira. Y es que en casi todas las críticas, su música las refieres a una decena de cantantes que ya han allanado el camino, no por ello decimos que Fine Line es un pastiche, es más bien una exploración de lo que ama y decide apropiarlos para su sonido.
Aún le queda una larga exploración sobre sí mismo, tanto musical como personalmente, sin que esto le impida regalar al mundo un álbum divertido e interesante. No es la cúspide de su música, pero Styles no tiene prisa para llegar, mientras tanto prefiere divertirse y ser un ícono de la moda.
Harry Styles ya lanzó las fechas de su tour mundial, y México forma parte de la larga gira que se avecina con el inglés.
El 1° de octubre de 2020 estará en la Arena V. F. G., en Tlajomulco de Zúñiga, Jalisco; y el 3 de octubre de 2020 en el Foro Sol, en la CDMX. Aquí en nuestro país la telonera será Koffee, una cantante de reggae jamaiquino.
Aún quedan boletos para las dos fechas, aquí te dejamos el link para que los consigas.