Fiestas Post Covid

Vida y estilo Calendario 28 mayo 2020 Paulina Martínez

El mundo ha cambiado, y el concepto de la nueva normalidad se está apoderando de todos los entornos de nuestra vida cotidiana. Por ejemplo, la industria de la moda se está enfrentando a un cambio de paradigma que llegó sin avisar, ahora los cubrebocas son accesorios del outfit diario, y otras cosas dejaron de ser relevantes. Asimismo, las formas de relacionarnos entre nosotros están cambiando notoriamente. 

Si ya nos sentíamos alejados los unos de los otros, ahora más que nunca hicimos visible ese modo de relacionarnos. Porque seamos honestos, por mucho que la tecnología y el mundo virtual nos haya mostrado distintas formas de acercamiento, lo cierto es que la distancia que supone una pantalla, nunca vencerá el estar cara a cara con alguien.

Ahora con la entrada de la “nueva normalidad” muchas preguntas surgen, ¿cómo será ir al gimnasio? Es decir, porque todo este tema de la nueva normalidad implica, más que nada, una sana distancia entre los individuos. ¿Cómo serán los eventos públicos? Y por los que no podemos concebir un mundo sin bailar en medio de una pista con cientos de extraños alrededor, nos preguntamos, al menos hasta que haya vacunas y tratamientos funcionales: ¿cómo serán las fiestas con este nuevo cambio?

Cuando uno piensa en una fiesta, casi siempre se trata de escenarios en los que hay más de diez personas. Estén bailando o no, el motivo de reunirse en un mismo lugar es para platicar, conocerse, ¿cómo será posible esto si la sana distancia nos va a restringir muchas posibilidades? Si lo llevamos más lejos, ¿cómo será tener una cita con alguien? 

Pero bueno, el tema que hoy nos inquieta son las fiestas, y es que hasta podrían venirse a nuestras cabezas imágenes postapocalípticas muy al estilo steampunk o cyberpunk. Sobre todo cuando pensamos en las prendas que utilizan, en donde casi siempre se prioriza por la  protección de la cara, con alguna especie de cubrebocas o visores enormes. 

Lo cierto es que todos los planes que se hicieron para el 2020, han sido pospuestos o derrotados uno a uno, desde marzo. Quince Años, bodas, bautizos, fiestas de cumpleaños,conciertos, etc. ¿Ahora qué? ¿Nos resignaremos a vivir todo a través de una pantalla? Claro que no, por mucho que este medio nos ayude a no perder la cabeza en muchas formas, la verdad es que todo tiene su límite y está llegando al suyo todo esto de las fiestas por videollamada. 

Para eso podríamos seguir los pasos de Alemania y la primera fiesta estilo club que hizo poco después de que la cuarentena se levantara. Junto con el productor y DJ Gerd Janson, en el antro Coconut Beach decidieron coordinarse con el bar vecino Taka Tuka y llevaron a cabo la primera fiesta post Covid.

Entre los muchos retos que se enfrentaron, el del aforo fue el principal. Teniendo un lugar con capacidad para 2 mil personas, únicamente vendieron 100 boletos. Haciendo que el precio fuera más caro, naturalmente, elevándose a 70 euros o sea mil 725 pesos mexicanos; para amenizar este gasto, incluyeron comida y bebidas en el pase. 

Como era de esperarse, el juego tuvo nuevas reglas. Para empezar, todos los asistentes tuvieron que llevar de manera obligatoria cubrebocas y mantener su distancia, con una separación de 1.5 metros.

Para asegurarse de que esta fuera cumplida, se pintaron círculos en el suelo, con la intención de delimitar la distancia entre los asistentes. Igualmente, también tomaron la temperatura de cada uno antes de permitirles acceder. 

En el caso del servicio de barra, tuvieron que separar las filas para garantizar un espacio seguro. Además, equiparon con escudos de plexiglás para aislar el área de trabajo. Mientras tanto, los DJ tuvieron una cabina aislada para reproducir sus mejores pistas y mezclas.

Esto sucedió en Alemania y parece que en realidad es una buena idea para regresar a las fiestas. Sin embargo, cabe preguntarnos muchas cosas. ¿Los precios orillarán a que ciertos sectores no tengan la accesibilidad de ellas? ¿El alza de precios será sostenible por más de una temporada? Es decir, si un lugar con capacidad para dos mil personas se ve obligado a reducirlo a cien, ¿en realidad seguirá siendo negocio? Más allá del atuendo y todo, ¿cómo sobrevivirá el mundo a la distancia interpersonal? 

Si pensamos en las reuniones caseras, quizá se conviertan en las nuevas formas de dispersión, pero, ¿hasta qué punto se logrará equiparar? Ya veremos qué será de las fiestas y la nueva normalidad, pero sobre todo, ya veremos qué será de quienes esperamos silenciosamente el día a que nos den luz verde para salir corriendo y buscar donde bailar. 

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