Estos serán los eclipses en 2020

Vida y estilo Calendario 14 ene 2020 Paulina Martínez

 

Una generación y su narrativa astrológica para sobrevivir al fin del mundo

 

Le hemos puesto tantos nombres al fin del mundo a lo largo de las diversas culturas en las que como humanidad nos hemos desarrollado, que es fascinante que un eclipse haya sido la posibilidad de este escenario catastrófico en el imaginario colectivo. Aunque en realidad no es descabellado pensarlo, pues desde los albores de nuestra existencia hemos cuestionado estos fenómenos naturales desde la intriga primitiva de saber para qué estamos aquí y es natural que hoy en día sigamos conservando estas narrativas como parte de nuestras vidas. 

Y es que si lo pensamos, no es raro que como síntoma de una generación que vive en el desasosiego por la posibilidad de una inminente extinción, nos refugiemos en la narrativa astrológica en la que los planetas y las estrellas son responsables de nuestros cambios de ánimo, personalidad, decisiones y demás aspectos en nuestras vidas. No por nada la pregunta que más se ha puesto de moda en las primeras citas es la hora de nuestro nacimiento, pensar que una carta astral resolverá nuestros conflictos de identidad y problemas para relacionarnos con los demás –es que escorpión y leo son enemigos mortales, con razón– y entender que no es tu culpa no empatizar con ciertas personas y decidirte a buscar el amor de tu vida según su compatibilidad astrológica y demás pretextos para escapar del inminente fin, al menos por ahora. 

Lo cierto es que toda esta narrativa goza de su lado interesante, el arte y distintas expresiones dentro de este han manifestado la incesante necesidad por acercarnos al inexplorado hiperespacio y sus fenómenos astronómicos reflejados en nuestro planeta. Pensemos en el clásico de David Bowie, “Space Oddity” y su fuente de inspiración para crear esta canción con otro de los grandes clásicos del cine, 2001: A Space Odyssey, del genio de Stanley Kubrick. O también vayamos a un cliché para hablar de los eclipses, y la figura metafórica que representa para la poesía como en la canción de Bonnie Tyler “Total Eclipse of the Heart”. 

De algo no podemos tener duda, y es que en los fenómenos astronómicos habita una belleza digna de replantearse a Kant con la sublimidad que representa. Nada puede ser más increíble que un día soleado se oscurezca de la nada durante unos breves minutos para recordarnos que la vida es movimiento. Claramente, al inicio de todo, era fácil pensar que el fin del mundo se acercaba cada que esto sucedía, o cada que la luna se ponía roja, o cada que en una noche cualquiera de repente desaparecía la luna para regresar momentos después. 

Ahora, desde la mirada científica, quizá nos parezca lo más natural y lo más ridículo creer que por los movimientos naturales celestes se nos implanta la idea supersticiosa de un “mal augurio” o de un momento espiritual, o algo por el estilo. Aunque tampoco suena tan fuera de lo real decir que todo está relacionado con todo, pensando, por ejemplo, que la luna es la responsable de las mareas y los cuerpos de agua que están en la Tierra, siendo nosotros 70 por ciento seres de agua, ¿te hace pensar, no? 

La representación que le han dado a los eclipses dentro de esta mitología astral ha sido diversa, y, a decir verdad, ha sido bastante creativa. Ejemplos hay varios para demostrarlo, como puede ser el caso de uno de los cortos animados de Disney Fantasía, en el que desde una perspectiva tenebrosa se representa un eclipse catastrófico para los dinosaurios, y la pieza de Igor Stravinsky “La consagración de la primavera” hace de la obra algo extraordinario. Otro ejemplo en el ámbito comercial está Rogue One: Una Historia de Star Wars (2016), dirigida por Gareth Edwards, aunque la narrativa no se basa precisamente en un eclipse, sin duda, una de las mejores escenas de la película es cuando sucede el eclipse de la Estrella de la Muerte sobre el planeta Jedah, cuando el sol más próximo lo oscurece todo. 

Y para remontarnos a la mirada precolombina en la que estos eventos poseían una carga mística y tenebrosa en nuestros territorios, también recordamos la película Apocalypto de Mel Gibson, en la que la trama está fundamentalmente ligada a un eclipse, pues se basa en la cosmovisión maya y las creencias que se tenían alrededor de lo que este evento representó en su momento. 

Porque si de algo podemos estar seguros es que estos eventos son fascinantes, y verlos siempre nos traerá una satisfacción natural, tan simple como la de gozar de un atardecer espacial. Por eso, en este nuevo inicio de año y década, te contamos los próximos eclipses que tendrán lugar en el cielo del planeta para que los disfrutes de la mejor manera:

 

  • 5 de junio: eclipse lunar penumbral. Será visible en Asia, África y Australia.  
  • 21 de junio: eclipse solar anular. Esto sucede cuando la Luna está en su órbita más alejada de la Tierra y aparecen anillos de luz en la silueta de la Luna. Será visible en África central, en el sur de Asia, China y el Pacífico. 
  • 5 de julio de 2020: eclipse lunar penumbral. La Luna estará en un 35% cubierta, por lo que sólo será visible desde América, suroeste de Europa y África. 
  • 30 de noviembre de 2020: eclipse lunar penumbral. Será visible en América del Norte, América del Sur, Australia y Asia oriental. Sólo el 83% del satélite natural estará cubierto. 
  • 14 de diciembre: eclipse total de sol. Por su magnificencia, es el eclipse más esperado del año y se podrá ver desde Argentina, Perú, Bolivia, Chile, Uruguay y Paraguay. En la Patagonia ocurrirá el mayor tiempo de sombra, con 59 minutos con 10 segundos.

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