A 20 años de Midnite Vultures
Cuando la tesis de la música experimental ha sido superar los límites existentes para la definición de cualquier género, Beck se ha predispuesto a rebasar cada horizonte que la música le advierte. Desde las diferentes esquinas de la espacialidad sonora, Beck ha descubierto nuevas formas de caminar entre los géneros clásicos del rock, para atravesar las fronteras que se interponen en la mezcla con otros discursos sónicos.
A veinte años de Midnite Vultures (1999) uno de sus álbumes que encarnan la esencia de esta sed creativa, entre la eclecticidad de un sonido fulgurante en la década de los 70 y la búsqueda alternativa del cierre de década, Beck interrumpió toda una era de ritmos, que llegaban a finales del siglo dispuestos a dar la bienvenida a los 2000s, con una ola fuerte llena de funk.
Y aunque los planes de la industria de la música parecían encaminarse a un sonido un poco distante, Beck decidió recuperar los vestigios de un funk tardío dentro de una mezcla jazzera, country y rockera, para resolverlos en un álbum de 14 temas que no sacariamos de nuestras cabezas por un largo periodo. En la libertad de sus composiciones, Beck siempre consiguió un sonido familiar que lograba acercarnos a lo conocido, pero siempre con elementos que nos trasladaban a un presente dispuesto a romper la ambigüedad de la memoria.
Entre la ambivalencia de un sonido que parece tratarse de uno clásico pero moderno a la vez, recordamos Midnite Vultures con la frescura de su lanzamiento. Sin embargo, definitivamente también será inevitable ponerlo en punto de comparación con la nueva era de Beck y su reciente lanzamiento Hyperspace. ¿Será que Beck advierte al mundo de la música, de nuevo, con el cierre de década? No se trata de un final de siglo, pero definitivamente Hyperspace llega a buena hora para que escuchemos lo que la música dirá en los próximos diez años, o lo que nos dijo en estos pasados diez, será cuestión de que el tiempo diga lo suyo.
Mientras tanto, en Hyperspace escuchamos a un Beck arrasado por la fiebre de los sintetizadores y las atmósferas eléctricas que se ha propuesto la música en los últimos años. En una especie de homenaje a una época que se ha dibujado por los viajes espaciales, como hemos visto en la visión de grandes literatos, soñadores y hasta en los empresarios como Elon Musk, Beck descubre una voz en el hiperespacio. Entre la melancolía de una época y la nostalgia de un caos que parece nunca resolverse, sino sólo empeorar, Beck regresa con un sonido conciliador en la calma y la esperanza.
“I can't understand why I've waited for so long / Just to walk out of the door, see the world moving on/ And I lay down in the sun with the moonlight in my eyes/ If it takes a lifetime, then you know I got time” (“No puedo entender por qué he esperado tanto/ solo para salir por la puerta, ver el mundo avanzando/ y me acosté al sol con la luz de la luna en mis ojos/ si lleva toda una vida, entonces sabes que tengo tiempo”), canta Beck en el tema “Die Waiting”.
Dejar que la obra hable por sí misma y escuchar lo que tiene que decir, de esto se trata el arte, y en el nuevo material discográfico del compositor estadounidense, escuchamos una voz de aliento. Más allá de tratarse del regreso de Beck después de un gran silencio, también hablamos de uno de sus mejores álbumes en los últimos años. Con la madurez que le han entregado estos largos años de carrera, sus composiciones consolidan el genio que habita en el cerebro de Beck.
Una faceta que retrata las inquietudes personales del músico, desde sus relaciones interpersonales como el paralelismo entre una vida cotidiana y el ruido ensordecedor del mundo que nunca se detiene.
“Friends I've known, come and gone/ Like a soldier with no song/ Still, I try to get back home/ In the everlasting nothing” (“Amigos que he conocido, vinieron y se fueron/ Como un soldado sin canción/ Aún así, trato de volver a casa/ En la eterna nada”) repite Beck en “Everlasting Nothing”, y caemos con el peso de una vida humana entre la multitud, para declarar definitivamente a Hyperspace como uno de los mejores álbumes lanzados en este cierre de década.