Hacer las cosas a toda velocidad y querer hacer la mayor cantidad de tareas posible, pudiendo incluso estar haciendo varias a la vez no siempre es la mejor manera de actuar y de vivir, ya que esto a largo plazo no es sostenible debido a que mantenerse viviendo durante un tiempo prolongado soportando unos niveles de estrés elevado puede resultar perjudicial para la salud.
¿Y si pudiéramos dejar de pisar el acelerador a la vida para poder disfrutarla como se merece? La filosofía “Slow Living” (vivir lento) consiste en una filosofía de vida, fundamentada en el modo de vivir prestando atención plena al presente y dedicarle a cada tarea el tiempo que sea necesario para hacerlo bien.
Slow Living surge a partir del desgaste que provoca en muchas personas la sensación constante de inmediatez y prisa con la que vivimos actualmente y que abarca todas las áreas de nuestra vida. Todos sabemos que “las prisas no son buenas consejeras”.
A pesar de ello, el ritmo de vida actual no parece tenerlo en cuenta. Eso hace que descanses menos, que muchas veces comas rápido y, en lugar de detenerte a cocinar con productos frescos, optes por comida precocinada.
Por ejemplo, si queremos comida, tenemos varias aplicaciones que nos permiten pedirla desde la comodidad del hogar y que nos indican el tiempo promedio en el que estas llegarán a nuestras manos, fomentando el menor tiempo posible de entrega para competir con otras empresas. De igual manera, entre muchos otros elementos el éxito de la red social Tik Tok se debe gracias a la corta duración de algunos videos, 10 segundos aproximadamente.
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Asimismo, eso no quiere decir que siguiendo este movimiento se viva de mala manera o de forma irresponsable, ya que pudiera parecerlo debido a que la palabra “lento” en muchas ocasiones no está bien vista y podría relacionarse con los términos de “perezoso” o incluso “holgazán”.
El Slow Living funge como contraparte de la inmediatez y la hipercomunicación del mundo moderno. Para lograrlo, su principal propuesta es comprender cuáles son nuestras prioridades al momento y tomarnos el tiempo de procesarlas para comprenderlas mejor y actuar.
Por otro lado, es comprensible que, en una gran ciudad, los ritmos que propone el Slow Living no sean fáciles de adoptar, pues en muchas ocasiones debemos cumplir con varias labores en poco tiempo.
Sin embargo, para poder vivir el presente incluso en las demandas del mundo moderno, basta con implementar una actitud de balance y presencia en todo lo que hacemos. Por ejemplo, al momento de comer, intenta saborear cada alimento, aunque tengas poco tiempo, haz de cada instante una conexión con la calma. Sin que te des cuenta, esta integración de técnicas basadas en el mindfulness (también llamado atención plena o consciencia plena) incluso pueden mejorar tu productividad.
Imagen pixabay
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