El realizador Roman Polanski regresa al cine de época, como hizo con resultados memorables en El pianista y Tess, para contar la historia de un montaje siniestro cometido por el ejército francés contra un hombre inocente.
La cinta J´accuse (El Acusado y el Espía) tiene lugar en el año 1884, cuando el capitán francés Alfred Dreyfus (Louis Garrel), un joven oficial judío, es acusado de traición por espiar para Alemania en medio de la guerra franco-prusiana y condenado a cadena perpetua en la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Entre los testigos que hicieron posible esta humillación se encuentra el coronel Georges Picquart (Jean Dujardin), encargado de liderar la unidad de contrainteligencia que descubrió al espía. Pero cuando Picquart se entera de que siguen pasando secretos militares a los alemanes, se adentra en un peligroso laberinto de mentiras y corrupción, poniendo en peligro su honor y su vida.
La manipulación de pruebas, el ocultamiento de otras y el poco respeto hacia derechos básicos de defensa caracterizaron el proceso. Y ojo, el principal delito cometido por el oficial francés no se encontraba en el terreno de la acción sino en el de la pertenencia. Alfred Dreyfus era judío. El clima antisemita imperante en Europa, por desgracia no solo en aquella época, hizo de la condena del militar un asunto que levantó pasiones, acrecentó odios y posicionanó a la ciudadanía de maneras cómodas para el poder.
Pero Dreyfus tuvo suerte. Contó con la extraordinaria ayuda de un magnífico periodista y mejor escritor, la de Émile Zola. Para los no iniciados en el mundo de la literatura y periodismo: el Caso Dreyfus es uno de los más célebres de la historia de la prensa escrita. Recibe su nombre del oficial francés acusado de traidor a la patria y espía alemán en 1884, tras un juicio de pruebas inventadas justificadas en el origen semítico del falso culpable. La posterior denuncia de Émile Zola llevaría por título “¡Yo acuso…!” (J'Accuse…!) y constituiría una de las obras maestras del editorialismo. Es evidente el interés de Roman Polanski en este hecho histórico pues no es difícil trazar una analogía entre Dreyfus y el propio Polanski al que la justicia estadounidense persigue desde 1977, cuando reconoció haber mantenido relaciones sexuales con la joven de trece años Samantha Gailey (consentidas, según él; sin consentimiento, según ella). Los paralelismos entre Dreyfus y Polanski no han escapado ni una sola de las reseñas de la película.
No es la primera vez que la historia de Alfred Dreyfus es llevada a la pantalla. George Méliès, marcó la primera con un cortometraje mudo titulado The Affaire Dreyfus (1899). El primer largometraje fue realizado en 1958 por José Ferrer en I Accuse! y luego, después de otras versiones para cine y televisión, llegó a Prisoners of Honor, dirigida por Ken Russell en 1991, interpretado por casualidad por el casi homónimo Richard Dreyfuss.
En conclusión, J´accuse es un drama inteligente con un desarrollo lento pero seguro, una sucesión paciente de pequeñas escenas pausadas y reflexivas, que agregan un interés a la trama principal y van elevando el nivel del largometraje a pesar de que alguna subtrama, como la de Emmanuelle Seigner interpretando a la amante casada de Picquet, no es tan robusta como otras y permite que el movimiento se diluya. En el resto del reparto, Alfred Dreyfus es interpretado por un sorprendente Louis Garrel, que encarna a la perfección el sufrimiento de su personaje.
La cinta J´accuse, ganadora del Gran Premio del Jurado en el Festival Internacional de Cine de Venecia de 2019, se estrena a nivel nacional a partir de este 28 de febrero.