En vísperas de la cena navideña y el cierre de año, ya todos estamos listos o casi listos para disfrutar con nuestra familia. Ya sea desde la distancia, o con las medidas adecuadas para que se trate de una Navidad más en la armonía de los villancicos, todos podemos experimentar el anhelo del aroma al pavo recién horneado y demás platillos clásicos navideños en nuestra mesa.
Pero antes de disfrutar todo ese banquete navideño que nos dura el resto de la semana, te has preguntado: ¿de dónde vienen estas recetas?, ¿por qué se acostumbra a comer pavo? Es decir, muchos disfrutamos de estos platillos típicos, pero realmente sabemos de dónde vienen y por qué. Bueno, por eso nos hemos propuesto a contarte algunos secretos que desconocías de tu típica y deliciosa cena navideña.
Imagen: PublicDomainPictures en Pixabay
Sobre el famoso pavo…
Antes que nada, es importante mencionar que esta ave es originaria de México. De hecho, los aztecas lo conocían como guajolote, palabra que viene del náhuatl y significa payaso de la selva o payaso de agua (hay varias versiones al respecto).
Antes de que todo esto de la Navidad llegara a Mesoamérica y el Caribe de golpe, al momento en el que confundieron estas tierras con la India y toda la historia que ya nos sabemos, las culturas prehispánicas no celebraban la Navidad. Sin embargo, el solsticio de invierno representaba una gran fiesta, pues era la representación de un nuevo ciclo.
Sobre esta celebración, los aztecas la denominaron Panquetzaliztli, para conmemorar la victoria del dios Huitzilopochtli sobre la diosa de la Luna. Y aunque ya sospeches algo del pavo a estas alturas, cabe destacar que aún no se consumía para celebraciones.
Después de la llegada de los españoles, y todo el drama de guerra, ideológico y demás puntos claves en la historia de nuestro origen como país, el pavo se involucró en la alimentación de los españoles mientras toda la trama seguía. Y para no perder el estilo de cambiarle el nombre a lo que ya tenía, los españoles decidieron renombrarlo como Gallina de Indias, para después llamarlo pavo. Esta decisión la tomaron debido a su parecido con los pavorreales que ya habían conocido en Asia.
Fue así que la gastronomía europea se fue enriqueciendo de nuevos platillos y animales para comer. En el caso del pavo, resultó ser algo “exótico”, por lo que el ave adquirió cierta relevancia, convirtiéndose en un platillo exclusivo para gente con dinero o para aquellos comerciantes en fechas especiales.
Después de toda la introducción sobre el ave y su encuentro con los españoles, ahora sí regresamos a lo que nos importaba desde el inicio. Ya pasados unos años de la Conquista, por ahí de 1528, al Fray Pedro de Gante se le ocurrió festejar la primera Navidad en México junto con los demás evangelizadores.
Además, pensando de manera estratégica, pues la celebración de Panquetzaliztli y la fiesta cristiana se celebraban en fechas tan cercanas que no sería tan difícil convencer a la población de adoptar esta tradición europea. Y bueno, no sólo se trató de la fiesta todo lo que esto implicó, pero bueno continuemos con la historia del pavo.
Desde entonces la Navidad tomó un lugar importante en nuestra cultura, pero no fue en esa primera que se comió pavo. Sin embargo, ya con los años se convirtió en un alimento económico con gran capacidad de alimentar a varias personas. Y así, con el tiempo, el pavo llega a nuestras mesas en cada Navidad, desde hace muchos, muchos años.
Si no tenías alguna historia interesante que contar en estas fechas, ahora tienes una que será de gran interés en la cena, mientras todos disfrutan de su rico pavo.
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