Hablar de Porter es más que hablar de una banda. Es un proyecto o un fenómeno, usted juzgue, pero sin duda ha evolucionado para consolidar el esfuerzo de cuatro jóvenes oriundos de Guadalajara. A más de diez años de nacimiento, crecimiento y transformación, los músicos se encuentran en una etapa crucial, marcada por el lanzamiento del EP Las Batallas.
El cariño hacia esta agrupación se debe a varios factores, el principal y en el que muchos de sus seguidores coinciden se debe a esos sonidos de antaño, experimentación y un concepto diferente a su pasado. Es cierto que ya no son el grupo de temas como “Espiral” o “Cuervos”, pero es verdad que pertenecen a esas agrupaciones que cada cierto tiempo surgen y que rompe con los estándares de la época, defendiendo un estilo propio y su forma de hacer música.
A veces, el grupo parece avanzado a sus tiempos, al grado de que sus canciones no son comprendidas inmediatamente por el público y terminan por disiparse entre cientos de propuestas.
Mismo caso que sucedió con otra agrupación mexicana como Caifanes, que en la década de los 80 inauguró una nueva época en la música. A pesar de su estilo sombrío y de contar con temáticas siniestras y de ocultismo, influidos por Robert Smith (líder de The Cure), el público los aceptó y comenzó a seguirlos; en un par de años, la banda liderada por Saúl Hernández se convirtió en una referencia dentro de la escena nacional.
Es importante aclarar que la banda Porter que se formó con Juan Son, a quien no le importaba subir al escenario con un traje de helado, una playera de Bob Esponja o una capa que emulaba la piel de un oso; sin embargo, se reformó y continuó su carrera con nuevos ideales, deseos y objetivos. ¿Qué hubiera pasado si Juan no hubiera abandonado la banda?
Es posible que hubiera trascendido al grado de inmortalizarse como una referencia de música nacional.
Para dar con la respuesta hay que regresar 15 años en la historia, cuando en México comenzaba a conocerse una nueva oleada de bandas independientes, cuando MySpace y otras redes sociales nos mostraban nuevas posibilidades de difusión. Entre los nuevos actos se encontraba uno que se distinguió por experimentar con los sonidos, efectos y tonos vocales, creando piezas elegantes que iban más allá de riffs potentes.
En 2005, Porter lanzó el EP Donde los ponys pastan y creó un himno con “Espiral”. Juan Son, conocido en ese entonces como Mussgo, era el frontman que destacaba entre buena parte de las bandas indie. Por si fuera poco, en el impacto visual este músico también sorprendía por su peculiar voz, el cual nos trasladaba a lo etéreo pero también a los cánticos de algún cuento de Disney.
Porter resurgió gracias al reto que significaba recrearse y voltear a ver lo cotidiano desde otro punto de vista y ahora te invitan a ser parte de este renacimiento el próximo 6 de junio a La Glotonería en Santiago de Querétaro.
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